Alberto Santelices Salomón*
Está en nuestras manos el documento titulado ‘Acta de acuerdos’ firmado de forma inconsulta por la Confederación de Trabajadores de Educación Urbana de Bolivia (Cteub) y el Ministerio de Educación (ME). El ME “ratifica y reitera la convicción de la unidad del Sistema Educativo Plurinacional, que implica la definición de políticas educativas, diseño curricular y la administración de los recursos humanos, descartando la posibilidad de la descentralización y municipalización de la educación” (sic).
Se entenderá por centralización educativa las decisiones políticas y administrativas tomadas en el ME (Poder Ejecutivo). El ME adquiere plena supremacía en todo el sistema y en todo el territorio plurinacional.
La capacidad del ME para medir la calidad profesional, supervisar la administración de las escuelas y de los recursos humanos ha sido mínima y, a veces, nociva. Lo conveniente sería delegar esas responsabilidades a la población local, porque los cruceños estamos más cerca de nuestros problemas educativos.
La descentralización educativa es una tendencia mundial y común en toda América Latina, pero la paranoia centralista teme que las élites locales se apropien de la toma de decisiones; por tanto, el bienestar social no sería tal.
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En cambio, desconcentración es conferir algunas facultades importantes de decisión a los miembros del poder central que se encuentran administrando los servicios educativos en una región, los servicios departamentales de educación (Seducas), por ejemplo. Actualmente, estas autoridades cumplen papeles ejecutores de las órdenes emanadas desde el centralismo. Son intermediarios burocráticos del poder central, cuyo rol es elaborar listas de los docentes y enviar información requerida por los centralizadores.
Pero la solución justa para un departamento autónomo es la descentralización educativa. Esto significa otorgar potestades de solución a otros órganos administrativos que no son meros agentes del poder central, ni están sujetos a obediencia servil. Como la educación es una cuestión de Estado, las autoridades regionales y locales administrarán las políticas educativas nacionales y responderán por ellas. Pero, y aquí viene el pero irrecusable, tales autoridades harán gestión en el nivel local y regional con los servicios y recursos transferidos, teniendo facultades de decisión, competencias y presupuesto para su administración, eliminando la burocracia intermedia.
Todos debemos unirnos para hacer del centralismo un cadáver histórico. Exhortamos a Adecop, al Colegio de Profesionales en Educación, a ANUP, a la Asociación de Padres de Familia y a la conciencia libre de los docentes a pronunciarse contra este atropello. El Estado Plurinacional presenta grandes desigualdades regionales y Santa Cruz tiene una realidad educativa homogénea. ¡Déjennos administrar nuestra educación, señores centralistas!
* Asesor pedagógico de la Federación de Profesionales de Santa Cruz
El Deber – Santa Cruz