Bolivia. El primer paso que dieron tras asumir -según Jorge Lazarte- fue instaurar un umbral de confianza entre vocales, con el fin de evitar pugnas y conflictos internos.El primer equipo de “notables” de la Corte Nacional Electoral. Gentileza de Jorge Lazarte.Página Siete / Beatriz Layme / La PazHace 26 años un grupo de ciudadanos escribía la historia de la entonces flamante Corte Nacional Electoral (CNE), conformada por meritorios y reconocidos profesionales. Estas personalidades constituyeron la «Corte de notables”, que devolvió la confianza a los bolivianos para reconstruir la incipiente democracia, que hasta entonces había vivido sobresaltos con la denominada «Banda de los Cuarto”.La «Corte de notables” fue la primera señal de voluntad política de los partidos de esa época, que decidieron sentar las bases de la actual democracia. Los «notables” establecieron un sello de transparencia, en el que el perdedor asumía su derrota con caballerosidad, hasta felicitar a su oponente por el triunfo electoral.Los nombres de Alcira Espinoza, Huáscar Cajías, Jorge Lazarte, Iván Guzmán de Rojas y Rolando Costas Arduz surgieron producto de un «pacto de sinceridad” política de los partidos -MIR, MNR, ADN, MBL y Condepa- que en ese entonces manejaron las riendas de la llamada democracia pactada.La «Banda de los Cuatro”En la gestión de Víctor Paz Estenssoro (1985-1989), las vocalías se distribuyeron entre el MNR, ADN y MIR; ese cuoteo dio origen a la «Banda de los Cuatro”.En 1985, Paz Estenssoro fue presidente gracias a la alianza que suscribió con Hugo Bánzer Suárez, líder de ADN. La alianza permitió que en el Congreso Nacional el MNR y ADN se distribuyeran la mayoría de las vocalías; y al MIR le dejaron un cupo.»En 1987, Paz Estenssoro se negó a apoyar a Hugo Bánzer Suárez. El MNR se presentó solo a las elecciones de 1989. Se rompió la alianza política y también el alineamiento de sus representantes en la CNE. Ahí, el MNR se quedó solo y quienes representaban a ADN y MIR conformaron la ‘Banda de los Cuatro’”, explicó Lazarte, y dijo que los cuatro vocales que respondían a ADN y MIR hicieron que Jaime Paz Zamora ganara los comicios .El MNR había ganado la elección en Oruro y apareció segundo. En La Paz, Víctor Hugo Cárdenas (MRTKL) y Róger Cortez (PS-1) ganaron una diputación, pero les fue arrebata con la alteración de resultados.Los actos irregulares de la «Banda de los Cuatro” sumieron a la CNE en una profunda crisis institucional, lo que llevó en 1991 a la refundación de la CNE con la designación, por primera vez en la historia de Bolivia, de notables, idóneos y sin color político.Antes de aceptar el cargo, los cinco profesionales exigieron a las agrupaciones políticas que les garanticen total independencia para ejercer como vocales y de esa forma recuperar la credibilidad.»De qué serviría estar en una institución donde uno va estar sometido a alguien o a un ministerio”, dice Guzmán de Rojas, ya de cabellera y barba blanca por sus 82 años de edad.Las fuerzas políticas aceptaron. «Ese fue un primer mérito de los partidos políticos, ellos podían buscar caminos chuecos, como actualmente se hace”, indica.Respeto total«Ninguno de nosotros estaba empezando su carrera. Nadie pidió llegar a la Corte, de manera que nadie debía nada por el cargo electoral y por eso nos ratificaron dos veces en el Congreso Nacional”, afirma Lazarte.Pero ser notables no bastaba para imponer respeto ante las organizaciones políticas y la sociedad. Las primeras decisiones fueron trascendentales para ganar la confianza.El primer paso que asumieron -relata Lazarte- fue instaurar un umbral de confianza entre vocales para evitar pugnas y conflictos internos. El segundo paso fue hacer entender, por sobre todo a los políticos, que las leyes y las reglas estaban por encima de las personas, y por tanto no cederían a ningún capricho.La señal inicial se dio cuando publicaron, en medios impresos, la advertencia de que si los políticos continuaban enviando a la CNE cartas de recomendación para que determinadas personas ocupen un cargo en el ente electoral se harían públicos los nombres.Luego, en agosto, a meses de las elecciones municipales de 1991, los vocales advirtieron a la población que no ampliarían el plazo de registro en el padrón electoral, como ocurría antes.»Cumplimos, no ampliamos el plazo de inscripción y desde ese entonces nunca se difirió el plazo”, expresa Lazarte. Fueron decisiones que permitieron afianzar a la Corte.«La ley fue el arma principal para imponer respeto”El politólogo e investigador Jorge Lazarte afirma que el arma principal de los notables, cuando asumieron, fue la ley. Con la ley en mano se logró -asegura- que organizaciones políticas y la sociedad civil entiendan que las resoluciones de sala plena eran independientes y que debían cumplirse sin dudas.»Nos decíamos a nosotros que la única forma de defendernos frente a todos es con la ley, sólo la ley, pues no tenemos partidos, ni movimientos sociales; no tenemos nada detrás de nosotros, sólo nuestra voluntad de defender la ley y esa será nuestra defensa”, manifiesta Lazarte.Entre las primeras resoluciones que emitieron en esa época estaba la que sancionó al entonces jefe del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Gonzalo Sánchez de Lozada.»En diciembre de 1991, hubo elecciones municipales. La ley electoral prohibía ofertas económicas, pero Sánchez de Lozada, para ganar electores, aprovechó el escándalo de FINSA, una cooperativa que quebró. Hubo miles de personas perjudicadas y el jefe del MNR, en su condición de candidato, les ofreció resolver ese problema. Entonces la Corte Electoral emitió una resolución y sancionó a Sánchez de Lozada y este cumplió calladamente”, relata a Página Siete.Luego -indica- que comenzaran a aprobar reglamentos, entre ellos el de control de los recursos internos de los partidos políticos, «se obligó al partido a tener libros de registros de contabilidad, que después se estableció en la Ley de Partidos Políticos, a ser transparente el manejo de recursos y se logró que los partidos sean instituciones políticas”.Otra de las decisiones -que no gustó a los políticos pero que tuvieron que acatar, dice- fue obligar a las organizaciones políticas a cumplir su estatuto interno, que es la Constitución de cada organización.»Los partidos aprobaban todo, pero no cumplían; incluso hacían gala de no cumplirlos y los dueños de los partidos hacían lo que les dé la gana. Por esas decisiones personales que tomaban, nosotros obligamos a algunos a hacer congresos”, indicó Lazarte, quien plantea a las actuales autoridades recuperar el modelo de selección de notables para cargos en el Órgano Electoral y Judicial, para que de esa forma la sociedad vuelva a confiar en las instituciones.¿Por qué su desacuerdo con el actual modelo de selección? «Este mecanismos de las convocatorias públicas es perverso. Me pregunto ¿qué hubiera ocurrido si hubieran lanzado una convocatoria en 1991? Probablemente ninguno de nosotros hubiera entrado. No me imagino a Huáscar Cajías yendo al congreso a pedir documentación para habilitarse como candidato, eso es como pedir un cargo. Ninguno de nosotros creo que nos hubiéramos presentado porque teníamos una tal idea de nosotros mismos de nuestro valor, pedir que nos habiliten hubiera sido como si nosotros estuviéramos desempleados. Entonces, es urgente revisar la idea de las convocatorias”, responde.En ese sentido, Lazarte insiste en un cambio de modalidad de selección de vocales.Del primer equipo de notables de la Corte Electoral fallecieron Alcira Espinoza y Huáscar Cajías. Página Siete no logró entrevistar a los exvocales Alfredo Bocangel y Rolando Costa Arduz por su delicado estado de salud, pues sobrepasan los 80 años de edad.«Fue un error aceptar la tercera nominación” «Fue un error aceptar la tercera nominación. Debimos haber obligado al Congreso Nacional que elijan a nuevos vocales, porque la renovación es sana, no la permanencia en el cargo”, asegura Iván Guzmán de Rojas, el científico e investigador boliviano, creador del sistema de traducción multilingüe Atamiri-MT System, en entrevista con Página Siete.Así como hubo un inicio eufórico por la designación de los notables en la Corte Nacional Electoral, con el compromiso de respetar la independencia -recuerda Guzmán de Rojas-, las organizaciones políticas comenzaron a borrar con el codo todos sus compromisos y buscaron nuevamente controlar el ente electoral.»De repente comenzaron a cambiar las direcciones, a los partidos políticos no le gustó que la Corte sea consecuente en sus decisiones, y los partidos comenzaron a tratar de controlar la Corte, volver a tener ingerencias, asegurarse de sus intereses políticos partidarios”, lamenta Guzmán de Rojas, quien recuerda que los partidos para lograr ese objetivo comenzaron a «sembrar intrigas” entre los vocales, las mismas que fueron replicadas por los medios de comunicación.»Hubo tal interferencia en la Corte, indirectamente crearon malestar entre los vocales, lo que antes era una tasa de leche, donde el debate era decente, cambió porque comenzaron a sembrar las intrigas”, indica el exvocal, hijo del renombrado pintor Cecilio Guzmán de Rojas.Recuerda que por esa situación, después de 10 años de trabajo, se vieron obligados a renunciar. El primero en dejar el cargo fue el politólogo Jorge Lazarte.»Luego fui yo. Así fue una cadena de renuncias, lo que luego obligó a la conformación de la nueva Corte, dirigido por Luis Ramiro Beltrán, y sé que los partidos tampoco dejaron de interferir”, cuenta Guzmán de Rojas, que tiene siete hijos, 10 nietos y dos bisnietos.Con la experiencia de vocal, a sus 82 años, Guzmán de Rojas recomienda a los partidos políticos que respeten la independencia de cada institución, como la del ahora Tribunal Supremo Electoral, para que crezca la credibilidad.