Esta es la película que le va a dar a Viola Davis su primer Oscar


‘Fences’ ha tardado 30 años en poder rodarse. Viola Davis ha tardado 20 en encumbrarse como actriz. Sus historias son paralelas y culminarán, si nada lo impide, el próximo 26 de febrero en los Oscars.

Viola Davis, en los premios del sindicato de actores norteamericano.

El próximo 15 de abril de 2010 se cumplirán seis años de la vuelta de Denzel Washington a Broadway. Las expectativas eran enormes: iba a protagonizar Fences, uno de los grandes clásicos en la historia de la cultura afroamericana. 20 años antes August Wilson había ganado el Tony y el Pullitzer por una obra de teatro que, en la línea de sus trabajos anteriores, exploraba la experiencia y la idiosincrasia afroamericana. Los espectadores acudieron en masa a ver sobre las tablas a la mayor estrella afroamericana de la historia de Hollywood, pero de quien acabaron enamorados fue de su esposa en la ficción: Viola Davis.Cuando el actor decidió protagonizar y dirigir la adaptación teatral de Fences, no dudó en escoger a su compañera para interpretar al personaje de su sufrida esposa. Washington confesó a Mike Fleming Jr en Deadline que “con Viola ya había visto en el escenario lo que funcionaba. Mi trabajo consistía en no dirigirla en exceso ni arruinar el momento. Solo tuve que poner la cámara en el lugar adecuado: ella sabía perfectamente lo que tenía que hacer”. Y lo hizo. Vaya si lo hizo. Tras arrasar durante toda la temporada de premios, Viola Davis es la gran favorita para llevarse el 26 de febrero la estatuilla a la mejor actriz de reparto del año.Se han necesitado 27 años para que Fences diese el salto al cine a pesar de que Hollywood mostrase su interés en adaptarla desde su estreno en Broadway en 1987. August Wilson exigía que un director negro hiciese la película, algo que los ejecutivos rechazaban. El autor llegó a rechazar a Barry Levinson, director de moda gracias al monumental éxito de Rain Man. Explicó su decisión en una fascinante carta al director que publicó en octubre de 1990 la revista Spin y que el autor tituló ¡Quiero un director negro!. “Soy consciente de que [Levinson] es un gran director. Pero no es negro. No es un producto de la cultura afroamericana, una cultura que ha sido moldeada a partir de la experiencia negra y encendida en el honor de la esclavitud y la supervivencia. No comparte la sensibilidad de los negros americanos (…) Alguien que no conoce los detalles específicos de una cultura siempre será ajeno a ella, independientemente de lo ingente que sea o lo buenas que sean sus intenciones.” El dramaturgo iba más allá y lamentaba la hipocresía de los grandes estudios en su editorial. “Insisten en que la película es “irrealizable”, en parte porque nadie quiere darle 15 millones de dólares a un director negro. El hecho de que lo hagan constante directamente con directores blancos debutantes ni siquiera se tiene en cuenta”.Wilson se mantuvo en sus trece a pesar del deseo de Eddie Murphy –entonces la mayor estrella de Hollywood– de protagonizar la película. La estrella de El príncipe de Zamunda y Superdetective en Hollywood no entendía el punto de vista del autor. En 1991 James Greenberg recogía en The New York Times la disputa entre el autor y el escritor: “No quiero contratar a alguien por el simple hecho de que es negro”. Todo el mundo mantuvo sus posiciones y la adaptación quedó en el limbo hasta que veinte años después Denzel Washington mostró sus deseos de hacer la película, siempre y cuando pudiese interpretarla antes en el teatro. Wilson nunca podrá ver los resultados de la película –falleció en 2005–, pero su legado ha llegado a la gran pantalla. “De las 2000 frases que escribió August, hemos recuperado 1900. Es su visión”, reconocía Denzel Washington en una entrevista. Las críticas han sido positivas, los inversores ya están contando beneficios y su pareja protagonista está rozando el Oscar tras su reciente triunfo en los premios del Sindicato de Actores.

Se han necesitado 27 años para que Fences diese el salto al cine a pesar de que Hollywood mostrase su interés en adaptarla desde su estreno en Broadway en 1987. August Wilson exigía que un director negro hiciese la película, algo que los ejecutivos rechazaban.

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La previsible coronación de la actriz afroamericana se vio cuestionada el pasado mes de octubre cuando Gregory Ellwood publicó en The Playlist que la propia intérprete había decidido, después ver la película en un pase privado, que estaba más cómoda presentándose a los premios en la categoría de reparto a pesar de que cuando representó la obra en Nueva York fue reconocida con el Tony a la mejor actriz protagonista. Los más escépticos acusaron a la distribuidora Paramount de querer evitar a Emma Stone y Natalie Portman en la categoría principal, pero el caso de Fences poco tiene que ver con las polémicas recientes de Alicia Vikander y Rooney Mara, dos actrices con papeles protagónicos relegadas a las categorías de reparto para tener más opciones de lograr la candidatura al Oscar. Una vez se ha visto la película ha quedado claro que Davis tenía motivos suficientes para competir en ambas categorías. La obra de teatro de Wilson está construida alrededor del personaje de Troy Maxson, pero su esposa Rose tiene un notable arco de transformación y aparece en gran parte del relato, aunque sea en un segundo plano. Sin saberlo, estábamos ante una controversia inerte. La de Viola Davis en Fences es una de esas tan interpretaciones tan impactantes y viscerales que arrasan con cualquier cosa que se atreva poner en su camino. Un excelente Denzel Washington incluido. Su representación de la dignidad y el hartazgo de Rose ya forma parte de la historia del cine.La actriz afroamericana nunca ha decepcionado o malgastado oportunidades. Si no se ha convertido antes en una estrella es porque nadie confió en que podía serlo. Bueno, alguien sí creyó en ella desde el momento en el que coincidió con ella en el rodaje de La duda. La actriz afroamericana solo tenía una escena la película –suficiente para recibir su primera nominación al Oscar–, pero Meryl Streep se quedó prendada inmediatamente de su presencia escénica y su innato talento. Cuando Streep recogió meses más tarde el premio del Sindicato de Actores se dirigió a los presentes para reivindicar a “la enormemente talentosa Viola Davis” y suplicarles que “alguien le diese una película de una vez”. Hollywood se tomó su tiempo en escuchar, pero finalmente lo hizo con una historia coral en la que la actriz tuvo, al fin, un papel protagonista: Criadas y señoras. El público acudió en masa al cine, la crítica se rindió a sus pies y Davis se convirtió en la favorita al Oscar a la mejor actriz protagonista. Hubiese sido la segunda mujer negra en lograrlo –tras Halle Berry en 2001– pero fue su amiga Meryl la que se interpuso en su camino obteniendo, con La dama de hierro, su tercera estatuilla. La gloria se haría esperar, pero las puertas de Hollywood se abrieron para una actriz que hasta entones acumulaba un sinfín de apariciones episódicas en televisivas y papeles menores en la gran pantalla.

Meryl Streep junto a Viola Davis, en la entrega a esta última de su estrella en el Paseo de la Fama el pasado 5 de enero.

“No puedes ganar un Emmy por un personaje que no existe”, afirmó Davis en su ya icónico discurso de aceptación del Emmy –el primero para una mujer negra en la categoría de mejor actriz dramática– que recibió por Cómo defender a un asesino, la enésima producción de éxito de Shonda Rhimes. Muchos no entendieron que aceptase un trabajo en una serie de una cadena generalista, quizás porque no son conscientes del lugar que la industria tiene reservado para las actrices como Davis. “La gente se piensa que tenía la carrera de una Cate Blanchett, de una Helen Mirren, pero nunca me ofrecieron esos papeles. Esos no llegan a mujeres de mi raza, de mi color, de mi edad», confesó la actriz a Rocío Ayuso en una entrevista para El País. El pasado mes de diciembre la actriz participó con Tom Hanks en un cara a cara para la revista Variety y le contó que vio ese personaje como “una oportunidad para hacer algo que iba más allá de dar un buen trabajo como actriz. Era una gran oportunidad que una actriz de cincuenta años y con la piel oscura como yo tuviese un papel sexualizado, que no sexy, hay una diferencia entre ambos términos”. La actriz aceptó la oferta, pero impuso sus términos: solo se comprometió con la serie a cambio de hacer temporadas más cortas que le permitiesen seguir haciendo películas.

Hija de un entrenador de caballos y de una asistenta, ama de casa y trabajadora de una fábrica a tiempo parcial, la actriz de Carolina del Sur se estrenó en el cine en 1996 con el drama La esencia del fuego. Su personaje no tenía nombre. “Enfermera” es la única acreditación que tenemos de su participación en esta película ya olvidada. 31 años después su lugar en la industria ha cambiado radicalmente. La protagonista de Fences acaba de confirmar su participación junto a Julia Roberts la adaptación de un best-seller basado en hechos reales que está desarrollando Marc Platt, productor de La La Land. Davis interpretará otra vez a una enfermera, pero ahora su impacto en la historia será muy diferente. Ha pasado de ser un miembro de la figuración a convertirse en la estrella de la película. En Small Great Things, su personaje Ruth recibe la orden de no tocar al hijo recién nacido de una pareja de blancos supremacistas. Cuando el bebé fallece en trágicas circunstancias, ella es demandada y acusada de asesinato.“Aspiro a posiciones como las de Glenn Close y Meryl Streep”, confesaba la actriz a Gregorio Belinchón en El País hace ya más de cinco años. Viola Davis ha necesitado tres décadas en el mundo del espectáculo para llevar su carrera a la primera plana y ahora está decidida a aprovechar cada una de las oportunidades que tanto le ha costado alcanzar. Además de seguir trabajando mano a mano con Shonda Rhimes, la actriz protagonizará la nueva película del director de 12 años de esclavitud: Wives es un thriller de atracos en el que las viudas de un grupo de ladrones sustituyen a estos tras su muerte en un golpe. Y sigue desarrollando como productora el biopic que quiere protagonizar sobre la historia de la legendaria activista Harriet Truman.Viola Davis fue escogida para entregar el premio honorífico Cecil B. DeMille a su amiga Meryl Streep –con un discurso que tanto dio que hablar– en los últimos Globos de Oro. En su presentación la actriz recordó la mezcla de nervios y emoción que sintió cada día que coincidió con Meryl en el rodaje de La Duda y le dedicó unas emocionantes palabras: “Haces que esté orgullosa de ser una artista. Haces que sienta que lo que tengo, mi cuerpo, mi cara, mi edad, es suficiente”. No, Viola. Más que suficiente es extraordinario. Fuente: revistavanityfair.es