El hallazgo de más de 3.000 años se produjo en Luxor. El lugar pertenecía a Khonsu, un influyente funcionario de la época
La tumba privada de un escriba real desconocido hasta el momento fue encontrada en la necrópolis tebana en Luxor, Egipto, informó la Universidad de Waseda, de Japón. El hallago de Khonsu —tal el nombre del escriba— se produjo de forma casi fortuita, cuando el equipo encabezado por Jiro Kondo estaba limpiando el este del patio de la tumba de Userhat.
Userhat era un confidente y funcionario de alto rango del faraón Amenofis II, según consignó National Geographic. A pocos metros de su descanso eterno, estaba el lugar de este escriba ignoto hasta el momento. El lugar, profanado hace siglos, aún mantenía los frescos de sus paredes.
Los arquélogos de la Universidad de Waseda se toparon con un agujero excavado en la roca madre que conectaba con la tumba de Khonsu. La entrada principal de este lugar estaba repleta de escombros y fue construida en forma de T. El sarcófago del escriba mide 4,6 metros de largo por 5,5 de ancho. Su interior mantiene aún pinturas y frisos de hace 3 mil años.
En las pinturas pueden observarse cuatro babuinos venerando una barca solar. Otros jeroglíficos descifrados por los científicos mencionan a Khonsu como «el verdadero y reconocido escriba«. También aparece su mujer, con quien venera a los diosos Osiris e Isis.
Los escombros que obstruían la entrada de la tumba esconden detrás otras pinturas, aunque todavía no han sido removidos para su observación. Igualmente, los frescos del techo están en mejores condiciones que las paredes, por lo que se espera que lo que haya detrás de las grandes piedras haya perdido brillo y tonalidad.
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Fuente: infobae.com