Evo admite “debilidades” y propone “cariño” a los que le dieron pelea


Corto, conciliador e inesperado, así fue el discurso del presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales, para festejar el 185 aniversario de la independencia de Bolivia. En esta ocasión no hubo informe de gestión a la Asamblea Legislativa, sino un mensaje al país con una fuerte mirada hacia Santa Cruz, que fue recibido por autoridades y empresarios como una buena señal para comenzar a trabajar juntos. Por primera vez en la historia, la sesión de honor del Parlamento boliviano se realizó en Santa Cruz de la Sierra y el acto fue acogido por el salón Chiquitean de la Fexpo.



Había curiosidad y hasta cierto morbo por lo que iba a decir Morales. Su ausencia del desfile cívico y las críticas del gobernador Rubén Costas hacía prever una respuesta dura del mandatario durante la sesión de la Asamblea. Desde el entorno del Presidente explicaron que Evo no fue al desfile porque le extrañó que, pese a que estaba invitado, Costas no asista a la firma del contrato de Mutún, el proyecto más importante del departamento, y que en su lugar haya tenido un discurso duro en el desfile. No vio conveniente, con ese ambiente, llegar a la mitad de la parada militar.

Desde la Gobernación explicaron que Costas no fue al acto de Mutún porque se cruzaba con el Tedéum. Pese a ello, Morales ignoró los roces y se mostró autocrítico, esperanzado y conciliador, casi apartado de los conflictos del país. Después de recordar a los ‘mártires de liberación’, indígenas, mestizos y criollos, a los 39 asambleístas que parieron Bolivia hace 185 años, la gesta de la última Asamblea Constituyente y de ponderar el trabajo con la Ley Marco de Autonomías de la actual Asamblea Legislativa, Morales reconoció que los dos males que no ha logrado controlar son el contrabando y el narcotráfico. Luego comenzó a tender puentes. Con la frase “Bolivia va bien, vamos bien” resumió la macroeconomía del país y aseguró que Bolivia se ha liberado económicamente, pero que aún le falta trabajar en microeconomía para sacar a un tercio del país de la extrema pobreza. Después tendió la mano.

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Primero a los empresarios para trabajar juntos en proyectos de industrialización del país y para garantizar la producción de alimentos, coordinándose con los gremios empresariales. Luego, a los políticos. “Ha pasado la confrontación y ahora viene la integración. Después de la pelea, cariño”, dijo Morales para hablar de construir confianza entre las autoridades del Estado y los movimientos sociales.

Ahí vino lo que fue tal vez el único ataque de la noche: “Algunos dirigentes regionales y de movimientos sociales tienen una mentalidad de seguir exprimiendo al Estado. ¿Por qué es eso, no le interesa la patria, el pueblo? Piensan primero es su sector y en su región”, dijo, en lo que pareció un mensaje a Potosí, que luego generalizó, al pedir a los movimientos sociales que dejen trabajar a los gobernadores y a los alcaldes.

Autocrítica – Los males. El narcotráfico, el contrabando, la falta de inversión y la ambición de algunos dirigentes son los problemas estructurales de su gestión. – Interdicción. Asegura que tratan de combatir a los narcos con la Policía y las Fuerzas Armadas, pero que están mejores equipados que ellos. Recordó que el problema debe ser resuelto con responsabilidad compartida. – Evasión. La Policía y algunas comunidades están corrompidas por los contrabandistas – Ambición. Les pidió a los dirigentes que cambien. “Primero está la patria, el pueblo y después la reivindicaciones”, dijo.

Noticias de TV: PAT.

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