Inversiones públicas


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Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: La gestión pública

  2. Bajo el Penoco, El Día: Militares multiuso

  3. Los Tiempos: LA ECONOMÍA EN LA AGENDA GUBERNAMENTAL

  4. El Deber: Los mercados para el gas

  5. La Razón: Nocivo contrabando

  6. Cambio: Luchar por nuestra soberanía

  7. La Prensa: El cambio de escenario

  8. El Diario: Inversiones públicas

  9. El Mundo: Demostración

  10. Opinión: La riqueza del territorio y la pobreza de la gente

  11. Clarín, Argentina: En Hiroshima, 65 años después


El Día: La gestión pública

El anuncio del desembolso por parte del Banco Mundial, de quinientos millones de dólares para apoyar los programas de desarrollo sostenible de Bolivia, y otro de treinta millones de dólares como apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo para mejorar la gestión pública en el país, ha sido la nota saliente de los últimos días en la prensa. La importancia de tales anuncios radica en que se hace pública la nueva estrategia que los organismos financieros internacionales han diseñado para los países de ingreso medio, como ha sido clasificado Bolivia dentro del dinámico escenario internacional. También se ha puesto en evidencia la urgente necesidad de buena gestión presupuestaria y control del gasto público.



Esta situación se ha expuesto con mayor claridad a medida que en los últimos años el país ha mostrado una relativa estabilidad económica y un auspicioso desarrollo de los programas de alcance social, al mismo tiempo que el Gobierno ha ido mostrando evidentes falencias en el accionar coherente y continuo de la gestión del bien público. La opinión pública y la ciudadanía todavía se pregunta si el mentado cambio es realidad o simplemente una retórica distractiva. Los poco afortunados sucesos en torno a la nacionalizada empresa petrolera nacional YPFB, donde la corrupción e insuficiente transparencia de su manejo constituyen un ilustrativo ejemplo de la debilidad estructural del país en materia de gestión pública.

La efectividad de la gestión pública puede medirse a través de indicadores sobre la eficacia en la solución de los problemas y el grado de respuesta al control popular. De alguna manera responde a preguntas simples como: ¿Cómo enfrenta el Gobierno los problemas del país? ¿Sabe lo que está haciendo? ¿Existe un debate en profundidad de las políticas públicas por parte de los líderes? ¿Es necesariamente ineficiente la administración pública? ¿Cómo se puede elevar su eficacia en la elaboración de las políticas públicas? ¿Es conveniente mayor participación popular en el Gobierno? ¿Se solucionan los problemas?

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El decidido apoyo internacional a los diversos programas de desarrollo implica no sólo una confianza hacia el país sino también la necesidad de fortalecer la segunda fase de la implementación de la gestión pública de los recursos a recibir, que comienza con un inicial préstamo en el 2005. Ello entraña asimismo un amplio abanico de actividades concretas que deben llegar a buen puerto: fortalecer el proceso presupuestario, impulsar la integración de los sistemas de administración financiera, mejorar el control del gasto público, intensificar la transparencia y la lucha contra la corrupción. La gran responsabilidad resulta evidente.

El Gobierno deberá demostrar de aquí en adelante, su capacidad de administrar no sólo su propio proyecto político, que ya le está dando tremendos dolores de cabeza, sino los resultados de una estabilidad económica producto de coyunturas favorables pero no permanentes. El desafío de encarar una gestión pública eficaz colocará al partido gobernante en la encrucijada de administrar para el país o para sus conmilitones. De lo que haga o deje de hacer el Gobierno en materia de gestión pública, con seguridad que repercutirá en el éxito o fracaso de su proyecto político. Mientras tanto, al interior del país como en el exterior, se abrigan dispares expectativas sobre la viabilidad del modelo actual.

Conviene saber que al interior del país como en el exterior, se abrigan dispares expectativas sobre la viabilidad del modelo actual.

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Bajo el Penoco, El Día: Militares multiuso

El presidente Morales ha insistido en que serán los militares los encargados de darles pelea a los contrabandistas con la nueva ley en la mano, la misma que ha sido comparada con la “Ley 1.008”. Antes que nada habría que decir que la 1.008 ya no asusta a nadie. La norma dice que el tope de hectáreas de coca debe ser de 12 mil y dentro de poco, los cultivos de la “hoja sagrada” podrían sobrepasar las 35 mil hectáreas. Hay enormes porciones del territorio donde no sólo están vetadas las leyes, sino también la Policía. Los militares, que ya se encargan de elaborar pan y que también hacen de cajeros en el pago del bono Juancito Pinto, tendrán ahora la responsabilidad de combatir al contrabando y al narcotráfico, tal como lo anunció el Presidente hace unos días. Las Fuerzas Armadas están calladitas, pero los jefes castrenses seguramente estarán pensando cómo resolver aquello de las “zonas de exclusión”, las “republiquetas del contrabando” y las “narcocomunidades”. ¿Están dispuestos a quedar en ridículo como los policías y que de vez en cuando le linchen algún soldado?

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Los Tiempos: LA ECONOMÍA EN LA AGENDA GUBERNAMENTAL

Las palabras presidenciales muestran su preocupación por el futuro de la economía. Es de esperar que pronto se traduzcan en hechos

Una de las características de la forma como está siendo gobernado nuestro país desde hace ya muchos años -antes incluso de que se iniciara el "proceso de cambio"- es que la agenda política, y en ella los conflictos como ahora el de Potosí, no deja lugar a que los bolivianos nos ocupemos de otros temas, no menos importantes para el futuro nacional, como el estado de la economía, por ejemplo.

Hace unos días, en el mensaje que dirigió al país el 6 de agosto, el presidente Morales pareció dar los primeros indicios de que ese descuido de los temas económicos estaría por concluir. Se refirió, por ejemplo, en un tono de severa autocrítica, a los muy pobres resultados hasta ahora alcanzados en lo relativo a las inversiones públicas y privadas necesarias para dinamizar el aparato productivo nacional.

Las palabras presidenciales fueron interpretadas, con una buena dosis de buena fe, como la manifestación de una sincera preocupación y, por consiguiente, de un propósito de enmienda. Dio pie a esa interpretación el énfasis puesto en las debilidades de la gestión gubernamental que encabeza y no, como en otras ocasiones, a supuestos factores externos, como un imaginario complot de los empresarios nacionales y extranjeros.

Ahora hace falta que esa preocupación presidencial se plasme en hechos que corroboren sus palabras. Hechos que demuestren que en verdad hay la intención de modificar los factores que ocasionaron la falta de confianza necesaria para que el ahorro interno y el externo se conviertan en inversiones productivas para que Bolivia deje de ser el país de Latinoamérica con la más baja tasa de inversión, sólo un 16% del PIB, frente al 26% del promedio regional.

Parece pues evidente que para revertir tan peligrosa situación para el futuro de la economía de nuestro país hace falta algo más que declaraciones de buenas intenciones. Hace falta crear las condiciones para restablecer la confianza de los inversionistas y eso sólo se puede lograr mediante un ambiente político y social libre de la tensión de los últimos años y con un respaldo legal que incentive y no desaliente, como hasta ahora, las inversiones productivas.

Un paso en esa dirección se ha dado al desandar parte de lo andado en el sector hidrocarburífero al ofrecer a las empresas petroleras la garantía de que los pueblos originarios de las tierras bajas no van a ser un obstáculo para sus operaciones, lo que se ha hecho aún a costa de desconocer muchos artículos de la Constitución Política del Estado que dan a las "naciones" indígenas atribuciones incompatibles con el plan de desarrollo gubernamental. El siguiente paso sin duda deberá estar dirigido a dar similares seguridades a las empresas interesadas en invertir en actividades mineras y en el sector agrícola, paralizadas por la falta de seguridad jurídica y las consiguientes amenazas a la propiedad.

Es también necesario que el Gobierno deje de obstaculizar el acceso de los productores industriales a los mercados del exterior para lo que tendrá que reconsiderar su rechazo a los acuerdos comerciales con Estados Unidos y la Unión Europea.

Mientras eso no ocurra, las palabras del presidente Morales no dejarán de ser sólo enunciados estériles.

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El Deber: Los mercados para el gas

El ministro de Hidrocarburos, Fernando Vincenti, dijo que el impulso para encontrar nuevos yacimientos de gas y petróleo está frenado debido a la falta de mercados. Esta información viene a enfriar el optimismo que había surgido entre las autoridades del sector a raíz del descubrimiento de nuevas reservas tanto en Camiri como en Río Grande.

Ambas informaciones no son contradictorias, como aparentan. Los descubrimientos han sido hechos como resultado de proyectos elaborados cuando existían seguridades sobre los mercados para el gas boliviano.

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La Razón: Nocivo contrabando

Ojalá que la ley surta efecto pleno para que no, simplemente, se llenen las prisiones

El presidente Morales, en su discurso del pasado 6 de agosto, señaló al contrabando como una debilidad institucional. Una vez identificado el problema, se espera que sea encarado con seriedad, en busca de soluciones definitivas y no, como se hizo hasta ahora, con medidas paliativas o directamente con desidia.

La experiencia en Bolivia dicta que la rigidez de las leyes suele contrastar con la flexibilidad a la hora de llevarlas a la práctica. Esto debe cambiar, necesariamente, para que lo escrito en la norma sea provechoso y no un derroche de palabras inútiles.

Según el Ministro de Economía y Finanzas, las mercaderías que ingresan sin pagar impuestos generan entre 1.000 y 1.500 millones de dólares al año; alto precio del desempleo y de la actividad informal.

El contrabando se renueva permanentemente. Al ser algo prohibido, sus actores tienen que ingeniárselas para burlar la ley. La Aduana Nacional ha detectado cinco modalidades a las que apela la delincuencia para lograr su objetivo: vehículos que van por delante de los camiones para alertar de la presencia policial; transbordos; distribución de productos ilegales por flotas; contrabando “hormiga”; y la ayuda que reciben los contrabandistas    de comunidades rurales.

“Hecha la ley, hecha la trampa”, dice el refrán. La pregunta es: ¿cómo se hará para que los encargados de aplicar la ley no pasen vergüenza en las fronteras al verse en inferioridad de condiciones respecto de los contrabandistas? A la valiosa tecnología, que ya se ha empezado a utilizar, tendrá que añadirse una política aduanera integral, que incluya rigurosos mecanismos de control y fiscalización de productos ilegales en el mercado interno.

Mercados negros, comercio informal, falta de tributación impositiva en desmedro de la actividad legal…  Todo esto trae aparejada la mala costumbre de comprar sin factura, más barato —no demasiado, quizás apenas 5%— pero perjudicando al resto de los bolivianos que pierden la oportunidad de beneficiarse con ese impuesto a través de la aplicación de políticas estatales.

Qué bueno que los contrabandistas y funcionarios públicos involucrados en este delito ahora sí vayan a terminar en la cárcel. Pero ojalá que la ley surta un efecto pleno porque mientras la mercadería ilegal siga ingresando con impunidad, hacer empresa en Bolivia se pondrá cada vez más cuesta arriba y, entretanto, las prisiones no darán abasto para tanto recluso.

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Cambio: Luchar por nuestra soberanía

El IV Foro Social de las Américas convocó ayer a los movimientos, organizaciones y redes sociales del continente a redoblar la lucha por la soberanía de nuestros pueblos, durante un multitudinario acto al que asistieron los presidentes Evo Morales (Bolivia), Fernando Lugo (Paraguay) y José Mujica (Uruguay), y más de 10 mil participantes de países de América Latina y de Europa.

Pero esta decisión no sólo es fruto de un documento aprobado al calor de un foro eminentemente antiimperialista, sino que recoge una demanda de pueblos cansados de su secular sometimiento por intereses ajenos, del saqueo de sus recursos naturales, de la permanente injerencia imperial en su futuro y esperanza.

"En esta clase de foros conocemos a los enemigos internos y externos, aprendemos a identificar a esos enemigos que nunca quisieron el desarrollo y mejorar las condiciones de vida en Bolivia, Paraguay, Uruguay y en toda América Latina", aseguró al respecto el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales Ayma.

Por eso la asamblea de los movimientos sociales de América y Europa reafirmó su compromiso y solidaridad con el pueblo paraguayo ante la urgente necesidad de avanzar en su proceso de cambios profundos y recuperación de su soberanía, bienes comunes, recursos energéticos, la reforma agraria y la democratización de su riqueza.

No obstante, los procesos políticos de cambios estructurales que ya recorren gran parte de la patria latinoamericana tienen en los paniaguados locales de los centros de dominación mundial a uno de sus principales enemigos, porque intentan no sólo corroerlo desde adentro sino frustrarlo para crear las condiciones que permitan un retorno al pasado, aquel que las oligarquías regionales añoran y reivindican porque a él le deben su riqueza.

En este marco es que la Declaración de Asunción alerta sobre la articulación acelerada de la derecha para intentar frenar cualquier proceso de cambio en la región, a lo cual se le agrega una nueva ofensiva militar para desestabilizar las democracias en el continente e intentar contener los procesos emancipadores.

Asimismo, denuncia la ilegitimidad del presidente de facto de Honduras, Porfirio Lobo, al mismo tiempo que reconoce la resistencia del pueblo hondureño y apoya sus luchas por una refundación constitucional que recupere la democracia secuestrada el 28 de junio de 2009 mediante un golpe que encabezara Roberto Micheletti, apoyado por sectores ultraconservadores del empresariado, la Iglesia Católica y una élite militar corrupta y sometida a los intereses de Estados Unidos.

Los participantes en el IV Foro Social expresaron su solidaridad con el pueblo de Haití, "que no necesita una intervención militar y ocupación económica para su reconstrucción", tal como ocurre hoy con la presencia de al menos 10 mil militares de la 82 División Aerotransportada de la Infantería del Ejército de Estados Unidos, que se apoderaron de su territorio so pretexto de ‘ayudar’ a ese país caribeño tras el terremoto del pasado 12 de enero que dejó más de 230 mil muertos, cientos de miles de heridos y arrasó con casi toda su infraestructura productiva, habitacional y carretera.

Los movimientos sociales también advierten que esa ofensiva de dominación se complementa con la "ola de Tratados de Libre Comercio en todas sus variantes", como parte de la otra estrategia fundamental de la Unión Europea hacia el continente, y reconocen que la crisis sistémica actual muestra el agotamiento del modelo capitalista y sus centros de poder, y es más visible que nunca sus intentos de arrastrar al mundo entero a un límite, llegando incluso a la amenaza de una guerra nuclear por parte de Estados Unidos.

La declaración final del IV Foro señala que los movimientos sociales están ante una ocasión histórica para desarrollar iniciativas de emancipación a escala internacional y reafirman que "sólo las luchas de nuestros pueblos" van a permitir avanzar hacia una tierra sin mal y del buen vivir". Por eso se comprometen a reforzar la lucha por la soberanía de los pueblos latinoamericanos y caribeños en los ámbitos de los alimentos, la energía y el reconocimiento de la igualdad de las mujeres.

En este contexto es que adquiere trascendental importancia el llamado para que los pueblos asuman la lucha conjunta por la soberanía, ya que sólo ésta nos permitirá romper las cadenas de la opresión imperial, construir el destino común al que tenemos derecho para profundizar una integración regional que nos proyecte con voz y pensamiento propios en el concierto mundial de las naciones. Y tal como acertadamente aseguró ayer en Asunción el presidente uruguayo, José Mujica: "La verdadera lucha es aprender a convivir sin agredir a los demás".

Además, en palabras del Presidente boliviano, "la nueva bandera de lucha de los pueblos de América es cómo defender los derechos de la Madre Tierra y en esto tenemos coincidencia con organizaciones sociales y partidos políticos antiimperialistas, anticoloniales y antineoliberales. En Bolivia hemos experimentado, gobernando sin los condicionamientos del imperialismo norteamericano, sin las imposiciones del capitalismo, sin someternos al FMI".

Entonces, la declaración del IV Foro Social de Asunción constituye un llamado que lleva el sello de dignidad de los pueblos que pelean por su liberación definitiva y señala el camino por el que debe transitar nuestra lucha.


La declaración del IV Foro Social de las Américas, que se clausuró en Asunción, constituye un llamado que lleva el sello de dignidad de los pueblos que pelean por su liberación definitiva y señala el camino por el que debe transitar nuestra lucha.

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La Prensa: El cambio de escenario

Lo que pasa en Potosí tenía que darse. Cuando la postergación de las legítimas aspiraciones, el desempleo y los bajos ingresos persisten?

Ni el propio Gobierno central imaginaría siquiera los cambios que seguirían a la ostensible baja de intensidad en su confrontación con el oriente. El oficialismo redujo los decibeles de esta lucha a débiles e incoherentes brotes tonal-regionales. Santa Cruz es un ejemplo conspicuo de tal resultado. Con tramas alusivas a ?separatismo? y ?terrorismo?, que le sirvieron de munición para disparos procesal-penales contra sus adversarios, desde Palacio de Gobierno, el Movimiento Al Socialismo (MAS) poco menos inmovilizó a la oposición regional cruceña. Hizo igual cosa en Pando y Beni.

Ocurre ahora que la confrontación brota de forma furiosa en los propios lares sociales y políticos del instrumento político gobiernista. Tiene por hoy como principal protagonista antigubernamental a un Potosí que alega haber sido defraudado en sus demandas regionales por un Gobierno al cual favoreciera mayoritariamente con su voto en pasadas y recientes consultas populares.

Lo peor para la gestión de Evo Morales es que el citado desplazamiento geográfico del ininterrumpido ciclo de conflictos que vive el país desde hace más de cuatro años, estimula acciones de apoyo y solidaridad en casi todas las regiones del país. En Santa Cruz, los líderes de la protesta eran ?oligarcas? que financiaban al grupo terrorista de Rózsa con fines ?separatistas?. En Potosí, los cabecillas de las masas populares que les enseñan el puño a los gobernantes de turno son unos ?vendidos? a la derecha, como prueba de lo cual el vocero del régimen identificó a algunos de ellos como militantes del MNR, MIR y AS.

La causa real de los sucesos de Potosí y de los que en forma parecida pudieran darse en otras regiones del occidente, ampliando el desplazamiento de la confrontación de oriente a occidente, son esencialmente de tipo estructural y no político. Es muy difícil aceptar que algunos miembros de la ya poco vigente partidocracia ?neoliberal? tengan la suficiente fuerza de convocatoria como para atiborrar las calles céntricas de la Villa Imperial con más de cien mil ciudadanos, en su mayoría indígenas y mestizos de clase social empobrecida. No son ni serían capaces de semejante portento. Son simples ?rellenos? de una masa embravecida.

En realidad, radican en el olvido y el rezago, así como en las carencias en ingresos y empleo las causas que realmente encandecen el clima político en una población potosina que ahora exige al Gobierno central que atienda sus pedidos regionales para que en dichos espacios tales problemas acusen una reducción progresiva.

Lo que pasa en Potosí tenía inevitablemente que darse. Cuando la postergación indefinida de las legítimas aspiraciones regionales, el desempleo y los bajos ingresos persisten, el paso del tiempo, en cualquier país del mundo, sobre todo en los subdesarrollados como el nuestro, equivale a protesta que se desborda y a fuego que incinera poco a poco imagen y credibilidad gubernamentales. Ambas cosas no permanecen invariables cual estalactitas en la cueva del tiempo. Ésa es una lectura posible del prolongado y duro conflicto desatado hace más de dos semanas en Potosí y que tiene en vilo al resto del país, que aboga porque de una vez por todas se allanen los obstáculos que impiden su solución.

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El Diario: Inversiones públicas

La experiencia muestra que, año tras año, el rubro “inversión pública” del Presupuesto General de la Nación no se lo ejecuta no sólo por falta de proyectos sino porque las partidas destinadas han sido derivadas a otros gastos que, según las autoridades de turno, fueron “por emergencias no previstas” y que, de no ser atendidas, podían ocasionar serios problemas al país.

La verdad es que siempre – especialmente cuando se trata de montos financieros – los pretextos abundan y dinero destinado a determinados proyectos es desviado o las inversiones que el Gobierno debe realizar a favor del Estado se las posterga o no se las realiza. Cada año, nuevo presupuesto y nueva consignación de determinada suma que, igual, será utilizada discrecionalmente en cuanto se presenten las urgencias.

El país carece de vías ferroviarias, carreteras, obras de infraestructura educativa y de salud; planes ampulosos para la construcción de viviendas populares casi siempre quedan postergados o, para simple contento de muy pocos, se construye algo que es entregado pomposamente. Hay obras, en el rubro de reparaciones, que deberían merecer especial atención, como es la remodelación total de locales escolares y renovación de los muebles, labor que efectivamente debe estar a cargo de las alcaldías que tampoco cumplen.

En cualquier país, lo destinado a determinada obra y derivado a otra es consignado en la partida de malversación; pero, en Bolivia, como todo lo oficial se justifica, los dineros de la inversión pública casi siempre tienen “mejores destinos” porque las circunstancias políticas o de conveniencia del Gobierno así lo exigen. ¿Cuándo tendremos seriedad para tratar honesta y responsablemente los asuntos concernientes al Estado? ¿Por qué tienen prioridad sólo los gastos del Gobierno?

Muchas veces, para encarar cuestiones de urgencia, se recurre al crédito foráneo que hace crecer nuestra deuda externa; otras, el Banco Central desembolsa préstamos que, igualmente, se los carga al déficit fiscal que es difícil que pueda desaparecer. Así, año tras año, nos desenvolvemos en una especie de noria que da vueltas sin fin y no se adopta medidas o, mejor, no se planifica lo que corresponde y tampoco se cumple con los programas de inversión.

Mientras no haya seriedad en la planificación, desembolso y buen uso de partidas destinadas a las obras públicas, no podremos vislumbrar avances en pos de salir de la pobreza; es el Gobierno el que tiene que imprimir seriedad a sus compromisos presupuestarios y no recurrir a la “tabla de salvación” echando mano al rubro de inversión pública que pocas veces o nunca se la repone.

La Ley financiera (no “financial”) de la Nación, al ser preparada, consigna los diversos montos para los destinos debidos; es, pues, extraño que se recurra a otros ítems para solventar desajustes o déficits que se presentan. Si no hay eficiencia, eficacia y responsabilidad en las autoridades administradoras del presupuesto, lo que corresponde es cambiarlas; mantenerlas es parte de las pérdidas o pésimas inversiones del país que no quiere o no puede elegir debidamente a sus funcionarios. Entender y manejar correctamente el presupuesto muestra la calidad de un régimen; lo contrario, hace ver cuánto de improvisado hay y cuánto de inapropiado existe en el destino de dinero del país. El Gobierno, por propia responsabilidad, deberá remediar estas situaciones tan perniciosas.

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El Mundo: Demostración

En muchas oportunidades hemos escuchado repetir que a la gente se la conoce cuando las situaciones son desfavorables y nos damos cuenta de su valor por la forma de actuar.

Mientras el Gobierno ha enfrentado al pueblo potosino, negando la posibilidad de negociar sobre situaciones que sus dirigentes cívicos consideran importantes e inclusive enfrentándolo con otros distritos, buscando encontrar diferencias antes que aproximaciones, otros actuaron de una manera diferente.

El conflicto tenía finalmente enfrentados a dos departamentos del occidente del país y los negociadores oficiales buscaban una salida por el desgaste, esperando que el cansancio pueda doblegar a quienes exigían sus derechos y ofrecer la salida menos favorable.

Resulta que en tales circunstancias, aquel departamento que recibió en varias oportunidades la acusación de ser segregacionista, separatista y discriminador, terminó mostrando su solidaridad, haciendo llegar siete toneladas de alimentos, agua potable y vituallas, reunidos entre Santa Cruz y Cochabamba, y transportadas por una empresa que estaba siendo confrontada, sin tomar en cuenta sus innumerables muestras de solidaridad con los bolivianos.

No hubo necesidad de manifestar si se estaba a favor o en contra de las posiciones asumidas por los dirigentes, tampoco se hizo distinción entre los que apoyaban y los que rechazaban la medida, únicamente se sabía que el trance era difícil, en especial para las personas que se encontraban al margen del problema: personas mayores y niños que empezaban a experimentar hambre y debilitamiento.

Hoy que nos aprestamos a brindar nuestros halagos a la mascota de la casa, que nos apresuramos a hacerles obsequios y mostrarles nuestro afecto, debemos ponernos a pensar también en quienes realmente merecen recibir la solidaridad de sus semejantes, no queremos decir que debemos dejar de alegrar a nuestros fieles amigos caninos, sino que con los mismos argumentos, deberíamos movilizarnos en favor de nuestros semejantes, sin hacer distinciones que poco dicen de la vocación que deberíamos tener de servir.

Alguien dirá que no es bueno mezclar las cosas y hablar de dos situaciones diferentes; sin embargo, la sensibilidad debería manifestarse con mayor razón con nuestros semejantes, sin que por ello tengamos que dejar de expresar nuestros sentimientos a aquellos compañeritos que en muchas circunstancias, suelen brindarnos mayores satisfacciones que las personas que se encuentran a nuestro alrededor y que a veces sólo piensan en los beneficios que podría brindarles nuestra presencia, sin pensar también en las cosas que podemos necesitar.

Parece mentira que personas que estuvieron durante largo tiempo asegurando su interés por el bienestar de las grandes mayorías nacionales y que cuando se rodearon de autoridad, con el compromiso de satisfacer a los más necesitados, terminen sacrificando a sus semejantes para demostrar su poder y asumiendo posiciones de soberbia, ante la obligación que tenían con sus parciales de ofrecer soluciones que satisfagan sus necesidades de una manera ecuánime, para que no resulten quitando a unos para favorecer a otros, como intentan hacerlo con los bienes obtenidos por las personas a costa de trabajo y sacrificio.

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Opinión: La riqueza del territorio y la pobreza de la gente

Es común sostener que Bolivia es uno de los territorios más ricos en sus recursos naturales, pero que irónicamente su población es una de las más pobres de los países del mundo.

Explicar esta situación conlleva el análisis de una serie de aspectos históricos, culturales y estructurales. Pero, más allá de esto es necesario realizar algunas observaciones debido a los acontecimientos que se han suscitado en una de las zonas tradicionalmente más ricas del país y al mismo tiempo endémicamente empobrecida como es el departamento de Potosí.

Cuando los dirigentes cívicos y sociales potosinos enarbolan sus banderas de reivindicación, antes y ahora, siempre lo han hecho recordando que su región ha brindado mucho al país, a la nación y al mundo, pero nunca logró salir de su postración económica. Lo mismo se podría decir de su vecino Oruro, hoy enfrentado precisamente por la riqueza natural, y ambos, con el objetivo de alcanzar en el futuro inmediato mejores días para sus pobladores.

Las luchas regionales que han encabezado los comités cívicos en el occidente, el centro y el oriente del país, siempre han estado dirigidas a llamar la atención del centralismo gubernamental tantas veces injusto y discriminador. Hoy las regiones recién empiezan a comprender la importancia de la autonomía como una forma política y administrativa diferente al centralismo absorbente, y en la medida en que ese entendimiento sea mucho más profundo, posiblemente los problemas limítrofes se irán agudizando, si es que a la par no se realiza un trabajo que supere las contradicciones y se implementen mecanismos de compensación económica entre los departamentos considerados ricos y pobres.

Lo que está claro es que el destino de las regiones en adelante estará en manos de sus pobladores y de sus autoridades. Esto se está viendo por encima de las preferencias electorales a un Gobierno que aún encarna el centralismo y ante el cual se tiene que clamar no importando el sacrificio de la gente que decide medidas extremas como la huelga de hambre, el paro indefinido, el bloqueo de caminos y otras que dañan a los propios ciudadanos, pero que tienen el objetivo de obtener la realización de proyectos que fueron largamente anhelados. En el caso de Potosí, el asunto de los límites con Oruro es como se ha dicho la expresión de una lucha de los dos departamentos más pobres que piensan en su futuro, en cómo generar fuentes de empleo con la explotación de la piedra caliza en una fábrica de cemento e incluso en cómo defender la posesión de un posible yacimiento de uranio que se encontraría en la zona. Además de esto, no se puede perder del punto de vista que las peticiones potosinas se refieren a proyectos en la minería, en infraestructura aeroportuaria y en otras demandas que han debido permanecer sin atención quizá hasta dos generaciones de personas.

Si en los gobiernos anteriores al presente, el comiteísmo tuvo un papel importante en canalizar las demandas de las regiones y de sus pueblos, hoy esos mismos movimientos, unidos a sectores sociales de enorme influencia social y productiva, seguramente tendrán un papel decisivo en la construcción de las autonomías y en la defensa de sus propias riquezas. Las regiones pobres pueden emerger con fuerza y  convicciones en relación a su desarrollo.

La riqueza del territorio ahora es posible que sea vista como una oportunidad para saltar el muro de la pobreza y perfilar algunos caminos de esperanza. El Gobierno tiene que tener la sabiduría necesaria para percibir este cambio en la mente de los bolivianos, en la forma de entender en adelante el rol que se impondrán por sí mismas las regiones autónomas y el protagonismo de sus pobladores.

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Clarín, Argentina: En Hiroshima, 65 años después

Por primera vez, representantes de los EE. UU., junto a los de Gran Bretaña y Francia, estuvieron presentes en las ceremonias recordatorias de la bomba atómica en Hiroshima realizadas en Japón. Por primera vez, también, Japón reconoció la comisión de crímenes de guerra en la península coreana y pidió perdón. Pasaron 65 años para que estos reconocimientos pudieran producirse.

La memoria del horror en el pueblo japonés y la justificación de las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki por los EE. UU. fijaron interpretaciones inconciliables a lo largo del siglo XX. Por un lado, la del país que tomó la decisión, que causó 300 mil muertos, para terminar con la Segunda Guerra Mundial. Por el otro, la del país que fue devastado por esa guerra y sufrió el único ataque nuclear de la historia.

Comenzó, entonces, una nueva era de paz mundial asentada sobre la disuasión atómica y el equilibrio del terror. La amenaza nuclear ha dejado de ser el tema de un mundo dividido en bloques, para transformarse en un desafío global. Los arsenales nucleares existentes equivalen en la actualidad a 150 mil bombas de Hiroshima. De ahí la importancia de recordar la bomba sobre Hiroshima como una atrocidad que nunca debió haber ocurrido, aún en la comprensión de sus circunstancias, y nunca debería volver a ocurrir. Las iniciativas para la eliminación de las armas atómicas, el desarrollo nuclear con fines pacíficos y el cumplimiento de los acuerdos de desarme y no proliferación, precisan también de estos gestos de compromiso.

A 65 años de Hiroshima, la amenaza nuclear ha dejado de ser el tema de un mundo dividido en bloques, para transformarse en un desafío global.

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