El presidente dice que “lo de Potosí fue una conspiración”. Y es que parece que, para Evo Morales, cualquier forma de disenso crítico (no hablemos ya de oposición) es señal de actividad conspirativa contra su persona. ¿Hay un deslizamiento hacia actitudes paranoides, propias de la megalomanía que conlleva la concentración desmedida del poder? Posiblemente. La paranoia suele ser moneda corriente en los gobernantes con inclinaciones despóticas y en Bolivia es recordado el caso del general Melgarejo, que llegó al extremo de fusilar a su camisa para ejemplificar que no confiaba en nadie. Pero por lo general, con sus suspicacias los gobernantes paranoicos acaban por generar exactamente lo que pretendían conjurar: movimientos subterráneos de naturaleza destituyente, incluso en su entorno más cercano…
Arde Bolivia
La crisis de los incendios forestales puso en ascuas al gobierno (nunca mejor dicho) y reveló la ausencia de cualquier tipo de planes preventivos en la materia. Inicialmente, Evo intentó evadir la responsabilidad gubernamental en el tema, pero luego no tuvo más remedio que anunciar la compra de cuatro aviones hidrantes, instruyendo a sus ministros a “sacar plata de donde sea”. Creemos que habría sido muy fácil encontrar una fuente de financiamiento para la compra de los aviones hidrantes, teniendo en cuenta que, por ejemplo, el Air Tractor AT-802F, con capacidad para llevar más de 3000 litros de agua, cuesta poco más de 1 millón de dólares. Es decir que, si en lugar de comprar el lujoso avión presidencial Falcon Dassault con un costo de 38 millones de dólares, el presidente hubiese pensado un poco en el país, Bolivia contaría ahora con más de 30 aviones hidrantes, suficientes para acabar de un plumazo con los incendios forestales.
Primero los negocios
Evo le ha dicho a los movimientos sociales que tendrán que esperar si quieren una audiencia, hasta su retorno del viaje a Corea del Sur. Los negocios son ahora más importantes y las inversiones en el sector del litio no pueden aguardar, sobre todo porque estarían asociadas a fuertes intereses económicos de empresarios vinculados al gobierno y… la “oposición”. ¿El MAS está cambiando sus alianzas sociales de base? ¿Los sectores indígenas y sindicales están siendo sustituidos por una nueva burguesía amamantada con contratos del Estado?
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