Lanacion.com. Argentinos en el crimen organizado
Una investigación desarrollada en Italia desarticuló una red que compraba cocaína en la Argentina y la traficaba a Europa.
El largo brazo de la mafia italiana llegó a la Argentina. Así quedó determinado en una investigación llevada adelante por la dirección antimafia de Sicilia, donde un procedimiento golpeó ayer una red de tráfico de drogas que tenía a nuestro país como su principal base de operaciones.
Dos argentinos, Ricardo Zubieda y Adolfo Héctor Casco, fueron arrestados junto con otros 23 italianos en la operación designada «Unlucky Wolfs» (Lobos sin suerte).
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La organización criminal traficaba cocaína mediante el viaje de las llamadas «mulas» (personas con pequeños cargamentos de droga) embarcadas en vuelos aerocomerciales en el aeropuerto internacional de Ezeiza con rumbo a varias ciudades europeas.
«La operación que permitió descubrir un importante tráfico de cocaína entre América del Sur y Sicilia demuestra que la Cosa Nostra (la mafia siciliana) recuperó un papel importante en la escena internacional» en materia de tráfico de droga, declaró a AFP el senador conservador Carlo Vizzini, miembro de la comisión parlamentaria antimafia.
Este caso exhibe más aún la presencia en la Argentina de poderosos actores del crimen internacional. A fines de julio último se produjo la conmocionante aparición de un sicario en un shopping de Martínez, donde mató a dos colombianos, sospechosos a su vez de comercializar drogas. Las investigaciones apuntaron a que las víctimas estaban relacionadas con el Cartel de la Cordillera. Inmediatamente después se produjo el triple crimen en General Rodríguez, en una historia aún no resuelta con vinculaciones al tráfico de efedrina y a los más peligrosos carteles mexicanos de la droga, como el de Sinaloa.
Justamente ayer el secretario de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, afirmó que el narcotráfico tenía una presencia cada vez más fuerte en el territorio argentino (de lo que se informa por separado).
Uno de los funcionarios que más saben sobre la lucha contra el narcotráfico, que pidió el off the record para dar su opinión por las rispideces políticas que generan estos casos, no se sintió sorprendido por la presencia de una red local aliada con el crimen organizado italiano. Para él, es conocida la presencia de la mafia en la Argentina.
La investigación en Italia llevó dos años y tuvo colaboración de las autoridades argentinas, aseguraron los investigadores italianos.
La organización
«Las actividades de la criminalidad siciliana están siempre proyectadas hacia los horizontes internacionales. Y el negocio de la droga, hoy más que nunca, tiene un papel estratégico porque permite realizar formas de asociación entre los criminales de distintas nacionalidades», dijo el fiscal de Palermo, Antonio Ingroia, durante una rueda de prensa posterior a la operación en Italia.
El modo de operar que la red era complejo. Los nexos argentinos con los mafiosos italianos se ocupaban del ingreso en la Argentina de la cocaína procedente de Bolivia. Las vías terrestres son las principales formas usadas por el narcotráfico para penetrar por la frontera norte, aunque en los últimos meses aparecieron corredores aéreos que transportan cocaína desde Santa Cruz de la Sierra hasta improvisadas pistas en Santiago del Estero.
Los integrantes de la mafia siciliana compraban entonces la cocaína en la Argentina y diseñaban el traslado a su zona de influencia natural, en el sur de Italia. Para evitar sospechas en el aeropuerto de Ezeiza se utilizaban vuelos a diversas ciudades europeas, como Londres, París, Viena y Amsterdam. Es que el foco de los controles se establece en otros vuelos: los investigadores ponen más atención en los viajes directos a Madrid o Roma, por tratarse de rutas de uso más frecuente por los traficantes.
Aquellos que conocen muy bien lo que ocurre en Ezeiza con relación a las drogas aseguran que el 40 por ciento de los cargamentos de cocaína detectados tiene como destino Madrid y un 13 por ciento se dirige a Barcelona. Por eso la mirada de la seguridad se dirige más a los vuelos hacía esas ciudades.
Después de la escala aérea, las «mulas» se embarcaban rumbo al aeropuerto de Milán, en el norte de Italia. Allí se reorganizaban los cargamentos y se usaba el tren que une esa ciudad con el sur italiano para hacer llegar la droga al destino final, en Sicilia.
Algunas de las personas que figuran en la organización de esta red ya estaban detenidas, entre ellas Salvatore Drago Ferrante, un importante miembro del clan mafioso palermitano Brancaccio, así como Marcello Lupo, su mano derecha y, según las fuentes policiales italianas consignadas por EFE, una pieza clave en la logística del transporte de la droga desde la Argentina hasta Italia.