La libertad de información es amenazada en América Latina


CRISTINA K Pese a que la democracia se impuso en América Latina, varios gobiernos han lanzado ofensivas contra los medios de comunicación independientes. Lo hacen por diferentes vías. Los casos de Argentina, Venezuela y Ecuador son los más notorios.

Es un enigma. América Latina nunca ha sido más democrática: las 34 naciones en Sud y Centroamérica y el Caribe, con excepción de Cuba ¿Por qué muchos gobiernos pisotean los derechos de los ciudadanos, amedrentan a los periodistas, y asedian a las empresas privadas?

La amplitud de las incursiones oficiales en las vidas de los ciudadanos han hecho enviar señales de socorro desde la Patagonia hasta las Antillas. A comienzos de agosto, después de una lluvia de demandas judiciales presentadas por políticos



indignados, la Corte Electoral de Brasil emitió un fallo que impide a los humoristas de radio y televisión y caricaturistas de diarios burlarse de los candidatos en las próximas elecciones nacionales. El gobierno de Argentina declaró la guerra contra los dos mayores medios de comunicación independientes, Clarín y La Nación, que han sido críticos ácidos del gobierno de mano dura de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En Venezuela, donde la tasa de homicidios está por las nubes, el gobierno reaccionó, obteniendo una orden judicial para vedar a los medios de comunicación la difusión de "imágenes violentas, sangrientas y grotescas". Argentina, Bolivia, Ecuador y Nicaragua han aprobado nuevas leyes de medios, en todos los casos con el objetivo de cortarle las alas a las fuentes de noticias de propiedad privada, en tanto el llamado al "control social de los medios" es como un virus entre los grupos izquierdistas. "La amenaza a la libertad está por todos lados", dice Amaury de Souza, un experto en ciencias políticas brasileño. "Y, está creciendo".

Autoritarismo

Esta manera de apretar las clavijas tiene a los eruditos, analistas y políticos zumbando. Para algunos, es una rémora de la cultura autoritaria que se retrotrae a los tiempos de las dictaduras militares, las que entre 1960 y 1990, mantuvieron a muchos latinoamericanos a raya con las botas y la mordaza. Para otros, es un hábito que proviene de los tiempos coloniales, cuando gobernaban monarcas paternalistas. Ningún partido político ni ideología tiene el monopolio del nuevo autoritarismo. El interés propio unió a los políticos brasileños de partidos de izquierda, derecha y centro, en su esfuerzo por impedir las parodias de quienes practican la sátira, que podrían dejarlos mal parados ante millones de votantes. En México, donde los zares de la droga diseminan el terror y mataron a 56 periodistas desde 2000, la más reciente amenaza es la "narco censura", por la cual los carteles de la droga asesinan a periodistas curiosos.

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No resulta sorprendente que las peores ofensas hayan surgido en el flanco más volátil de la región -en los países andinos de Venezuela, Ecuador y Bolivia- donde el impulso de sus carismáticos líderes como Hugo Chávez para reinventar

sus sociedades a través del "socialismo del siglo XXI" ha producido disfunción económica, penurias y conflictos políticos. Donde los neodéspotas están contra la pared, devuelven los golpes de una manera tradicional, manipulando las cifras, fabricando aplausos y aplastando el disenso. El presidente populista boliviano, Evo Morales, ha propuesto una ley de medios que plantea castigos a las organizaciones noticiosas que critiquen a los candidatos durante el año electoral. La última vez que el gobierno de Venezuela difundió estadísticas de criminalidad, fue en 2004.

Mientras, el problema en Argentina comenzó en 2008, cuando Cristina Fernández, que buscaba aumentar las arcas del gobierno, aplicó un impuesto del 35% a las exportaciones de granos y alimentos, que provocó la furia de los agricultores del país. Los medios de comunicación recogieron la causa de los productores agrícolas y tuvieron rápida respuesta de la Presidenta, cuya popularidad ahora está fluctuando, justo cuando está avanzando en el plan dinástico para la elección de su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, con la finalidad de que éste la suceda en 2011, como ella lo sucedió a él en 2007. Desde entonces, no ha escatimado esfuerzos para intentar quebrar a Clarín y La Nación. El mes pasado, el enfrentamiento llegó al punto de ebullición, cuando Cristina Fernández ordenó el cierre de Fibertel, el principal proveedor de servicios de Internet en Argentina, sosteniendo que Clarín, empresa de la que es filial, violaba la licencia de usuario y construía un monopolio ilegal. Mientras, un millón de usuarios de Internet, recibieron una notificación de que deberán buscarse un nuevo servidor. El 27 de agosto, en una clara acción para amordazar el disenso, la Presidenta reclamó al Parlamento que nacionalizara la principal empresa productora de papel de diario, Papel Prensa, que es propiedad conjunta de Clarín, La Nación y un tercer diario.

Ese no fue el primer intento de controlar las noticias en Buenos Aires. En 2007, cuando la economía flaqueaba, la Presidenta tomó el control del Indec, el organismo de estadísticas del país, reemplazó a su director y despidió a los principales funcionarios. La acción fue vista como un intento escasamente velado

de alterar los resultados, lo que ha echado dudas sobre las cifras del Indec. Oficialmente, los precios crecen en Argentina al ritmo del 7% anual, mientras las estimaciones independientes sitúan la cifra en el doble, con la inflación encaminándose a un rango de entre 20% y 30% durante los próximos dos años.

REPRESALIAS. El control ha sido más agresivo en Venezuela, donde la recesión, los precios que suben en espiral y la peor tasa de homicidios en el hemisferio (75 cada 100.000 habitantes, tres veces más que en Brasil y el doble que en Colombia, un país atacado por la guerrilla) han empujado la tasa de aprobación del presidente Chávez hacia el abismo. El hombre fuerte venezolano ha dado golpes violentos, ante la proximidad de las elecciones legislativas. Desplegando a la Justicia, los policías y hasta las turbas leales, ha sacado del aire por la fuerza a un canal independiente tras otro. Después que persiguió a Guillermo Zuloaga, el director del agresivo canal de noticias Globovisión, hasta que se fue el exilio, "¿Por qué no fue arrestado", reclamó el Presidente, en público- los ayudantes de Chávez eligieron a un nuevo administrador y ahora proceden a comprar las acciones que les permitan controlar a Globovisión en nombre de la Revolución Bolivariana.

No todos los latinoamericanos han sido intimidados hasta el silencio. Chile, Colombia y Perú -países que han vivido brutales episodios de terrorismo y censura- reclaman cada vez más transparencia y libertades democráticas. En la Cámara de Diputados de Argentina, el intento de la presidenta Fernández de cerrar Fibertel fue denunciado como un asalto a la democracia y al imperio de la ley. Aún en los lugares donde perduran los reflejos autoritarios, las democracias más vibrantes pelean y ganan. Hace dos semanas, después de una avalancha de escritos y una risueña protesta callejera por parte de irritados comediantes brasileños, la Justicia suspendió la veda al humor sobre la campaña electoral. El fallo indicó que los derechos constitucionales no son un chiste.

El País – Montevideo