Rolando Morales Anaya
La lectura de una carta a la redacción de un periódico local me dejó atónito: el escribiente decía que todos los que habían hecho estudios universitarios deberían irse de Bolivia pues el país no los necesitaba. Se trataba de un exabrupto, pero no son pocos los que comparten esa idea, sobretodo en medios políticos.
No ha pasado mucho tiempo que un mandatario que hizo apenas un par de años en la Universidad, declaró ufano que él, sin haber estudiado economía, sabía más que los economistas sobre esta disciplina. Muchos piensan lo mismo aunque no lo dicen con esa soltura. Importantes muestras de ello son los planes de desarrollo de Bolivia que década tras década se repiten sin consideración alguna de los numerosos estudios académicos que muestran su ineficiencia intrínseca. Acaba de presentarse uno más (Modelo Económico Plurinacional) basado en la explotación de recursos naturales (hidrocarburos, hierro y litio) y en su posible industrialización (refinerías, separadoras de líquidos, urea, GTL y fundiciones de minerales). Las reiteración de estos planes muestra: a) Desconocimiento de la historia donde la repetición de este tipo de desarrollo hizo de Bolivia uno de los países más pobres del mundo, b) Confusión entre lo que es un país, con múltiples actividades e intereses, con una empresa que busca aumentar sus ingresos económicos (como Patiño), c) Ignorancia sobre la existencia de varias de estas propuestas desde los años cuarenta (por lo menos) y que resultaron imposibles de ejecutarse, d) Desconocimiento de técnicas de elaboración y evaluación de proyectos de inversión.
Entre los aspectos más criticables de ese modelo de desarrollo están: a) el total olvido del sector agropecuario campesino que constituye el talón de Aquiles del desarrollo nacional, b) ignorancia de la importancia del conocimiento y de la innovación para poder crecer, c) la subestimación de las fuerzas sociales subyacentes a la dinámica del desarrollo, d) la minimización del papel de las instituciones, e) la poca importancia otorgada al bienestar y a los derechos de las personas. Los 700 millones de dólares que mueve el narcotráfico según el Vicepresidente aumentan en un 10 por ciento el ingreso promedio de las familias pero no constituyen una base sólida, sostenible ni admisible de desarrollo.
Estos errores se cometen por la actitud del escribiente de la carta en cuestión y de otros que piensan igual que él, sobretodo en medios políticos, que el desarrollo no requiere estudios.
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Hoy en día, Bolivia tiene importantes capitales disponibles para la inversión como producto de la excelente coyuntura internacional, mas, los economistas coinciden en que se está perdiendo la oportunidad para crecer. Ponen los pelos en punta las autoridades que muestran su orgullo por la acumulación de reservas internacionales en el Banco Central y depósitos estériles en el sistema financiero, pues, ignoran que ello es posible sólo si el ahorro no es utilizado para crecer ni mejorar las condiciones de vida de la población. Este ahorro es prestado a países ricos que no lo necesitan. No hay de qué enorgullecerse por ello.
Paralelamente, la Universidad Mayor de San Andrés acaba de premiar a los mejores alumnos de sus 56 carreras los que mayormente lucen apellidos originarios poniendo de manifiesto el esfuerzo que ellos y sus familias realizan para llegar a tales sitiales. Muchas eran mujeres. No quisiera decirlo, pero con la poca importancia que damos a la educación corren el peligro de quedar desempleados cuando terminen sus estudios como es el caso de las jóvenes profesionales a quienes el desempleo afecta en un 17 por ciento. ¿Cuándo será que el país utilice inteligentemente sus recursos humanos para crecer y desarrollarse?