El resultado de la primera vuelta de las elecciones brasileñas deja el fiel de la balanza en manos de Marina Silva (de 52 años), la candidata ecologista que, contra todos los pronósticos, alcanzó un porcentaje sorprendente de votos, el 19,3%. Silva, la única realmente alegre el domingo por la noche en las sedes de los partidos, agradeció el apoyo, pero no desveló a quién piensa respaldar el próximo 31 de octubre.
Lo único claro es que tanto Dilma Rousseff, la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) y de Lula da Silva, con un meritorio 46,9%, como el socialdemócrata José Serra, que se quedó en un 32,6%, tendrán que negociar el programa ambientalista y la política de desarrollo sostenible de la Amazonia que defiende Silva.
La candidata del Partido Verde cree que "Brasil se ha dado la ocasión de pensárselo dos veces" y que eso es bueno. Alegre, fría y elegante, como durante toda la campaña, Marina Silva anunció que convocará una sesión plenaria con los grupos sociales que la apoyan para definir estrategias. La duda que se plantea es si el voto del PT que, según las encuestas, terminó yéndose a Silva, volverá ahora en bloque a Dilma o no. Y qué puede ofrecerle José Serra para que Silva olvide su antigua y estrecha relación con el propio Lula.
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Noticias de TV: CNN.