Jessica Biel: «Aún intento entender quién soy»


Jessica Biel se pone en la piel de Vera Miles en 'Hitchcock'
Jessica Biel se pone en la piel de Vera Miles en ‘Hitchcock’

Es dueña de unos de esos rostros con los que sueña cualquier fotógrafo: ojos verdes, pómulos prominentes, labios carnosos y una nariz que parece esculpida a cincel por algún maestro renacentista. La fotogenia personalizada. Una de esas bellezas que puede resultar demasiado: demasiado perfecta, demasiado exuberante, demasiado sobrenatural para que su propietaria pueda hacerse pasar por una persona de carne y hueso.

Por algo, Jessica Biel odia el maquillaje. Por un lado, no le hace falta; por otro, probablemente la convierte en alguien un poco más inalcanzable. Y ese ha sido, precisamente, su problema en Hollywood. A menudo, los productores no le ofrecían la oportunidad de hacer el pertinente casting para interpretar papeles dramáticos, alejados de la etiqueta de “sex symbol” o de heroína de acción.

Su look se convirtió en un estigma, ha confesado. Sin embargo, Biel, que cumple 31 años en marzo, ha ido convenciendo, poco a poco, a directores de casting incrédulos y reticentes, como los de ‘Hitchcock’, que se estrena el 1 de febrero. “Pasé varias pruebas. Al principio, quería el papel de Janet Leigh, pero luego pensé que prefería el de Vera Miles. Di saltos de felicidad cuando me dijeron que había conseguido el papel de Vera. Viví en una nube durante unos días porque es maravilloso formar parte de un reparto tan increíble”, explica con estusiasmo.



Biel comparte pantalla con Anthony Hopkins, en la piel del maestro del suspense; Helen Mirren, en la de su mujer; y Scarlett Johansson, que interpreta a Janet Leigh. “Estaba nerviosa y emocionada, como si fuera una niña pequeña. Me decía a mí misma: “Aquí estoy, trabajando con mis ídolos. ¿Cómo puedo hacer que se sientan orgullosos de mí?”, comenta. En realidad, su método es de perogrullo: trabajo y más trabajo. De hecho, Biel reconoce que es algo obsesiva. “Soy una perfeccionista. Hago mis deberes y me preparo mucho antes de rodar. Trabajo muy duro para crear mis personajes y hago todo lo necesario para estar lista cuando llego al set de rodaje. Aún así, siempre tengo miedo y me siento intimidada”, confiesa.

En este caso, tenía motivos de sobra para estarlo. Vera Miles (el personaje real en el que se inspira) no solo fue musa de Hitchcock, sino también de John Ford en películas como ‘El hombre que mató a Liberty Valance’. La actriz, que en la actualidad tiene 82 años, no quiso hablar con Biel sobre su vida después de permanecer durante más de tres décadas alejada del barullo de Hollywood. “Vi sus películas, leí mucho sobre ella y hablé con su nieto. Él es el mejor historiador que pude tener”, explica. Su investigación le permitió dibujar el retrato robot de una mujer que vivió adelantada a su época. “Era una progresista, moderna y fuerte, y no estaba interesada en ser una estrella. Quería ser una actriz respetada y tenía una relación muy divertida con Hitchcock. Se tenían mucho respeto porque los dos eran muy disciplinados. En cierta forma, eran dos almas gemelas. Ella era una mujer muy independiente y él la respetaba profundamente por eso”.

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Jessica Biel ha encontrado su hueco. Ahora, se pone en la piel de la actriz Vera Miles en “Hitchcock”.
Jessica Biel ha encontrado su hueco. Ahora, se pone en la piel de la actriz Vera Miles en “Hitchcock”.

Mujeres fuertes

¿Se identifica Biel con una actriz de otra generación que, como ella, también conoció la fama, el éxito y sus peajes? “Sí, porque yo también soy una mujer fuerte, pero no durante todo el tiempo. A veces, soy tan frágil que me sorprende. Llevo bastante tiempo en este negocio y, cuando creo que ya soy una tipa dura, de pronto me sucede algo y caigo derrotada. Me ocurre, por ejemplo, si alguien realiza una observación sobre mi interpretación y no capta lo que yo pretendía transmitir”, dice en un arranque de sinceridad. Las famosas inseguridades en las que se ahoga todo actor que se precie, supongo.

“Es fácil herirme con un simple comentario. Ahora, soy fuerte y, un segundo después, frágil. Todavía estoy tratando de entender quién soy y de evitar que algo ajeno a mí me afecte de una forma tan directa. Supongo que es el trabajo de toda una vida. Probablemente, no lo superaré hasta que tenga 100 años y esté cerca de la muerte. Entonces diré: ‘¡Qué más da!”, dice, por fin, riéndose para quitarle hierro al asunto.

Niña precoz

De pequeña, Biel quería ser actriz… Pero también cantante, cirujana, veterinaria o arqueóloga. Aunque nació en Minnesota, el trabajo de su padre Jonathan, les obligó a trasladarse varias veces hasta asentarse, por fin, en Colorado. Allí jugó al fútbol –su ídolo de la infancia era la jugadora Mia Hamm–, practicó gimnasia y pasó mucho tiempo al aire libre. “Sal y no vuelvas hasta que no tengas algo que enseñarme”, solía decirle su padre. Si no había rastro de algún arañazo o moratón que demostrara alguna aventura reseñable, todavía no era la hora de regresar a casa. También le gustaba cantar. Con solo nueve años, protagonizaba musicales en el colegio y, con 12, fue descubierta en unas jornadas organizadas por una agencia de modelos. Así, empezó a hacer anuncios y a presentarse a un millón de pruebas en Los Ángeles. Ya con 14 años, consiguió el papel que la sacó del anonimato en ‘El séptimo cielo’, una serie de televisión sobre un reverendo y su extensa familia.

Y fue entonces, cuando Biel protagonizó el primer y único escándalo que se le recuerda. Con 18 años, la actriz posaba en topless para la revista ‘Gear’. Stephen Collins, el actor que interpretaba a su padre en la ficción, calificó el posado de “pornografía infantil” y Aaron Spelling, productor de la serie, rescindió su contrato y tan solo contó con ella para que interviniera en algunos episodios esporádicos. Sin embargo, hay dos versiones de lo ocurrido. Hay quien ha especulado que fue un movimiento consciente de la actriz, cansada de la imagen excesivamente conservadora de la serie; y otra, confesión propia, que asegura que Biel cometió un error de cálculo, se sintió utilizada y le provocó un gran disgusto a su abuela. “Siempre me estaba disculpando”, cuenta sobre su paso por la serie. Tuvo que hacerlo por el desafortunado topless y por el corte de pelo a lo chico de rubio platino que volvió a enfadar a Spelling. Pero Biel aprovechó el escándalo para tomarse un respiro y pasar brevemente por la universidad, hasta que volvió a recibir llamadas desde Hollywood para participar en películas como el remake de ‘La matanza de Texas’, ‘Blade: Trinity’ o ‘El equipo A’.

Jaula de cristal

Tenía trabajo, era la mujer viva más sexy del mundo (según aseguró alguna revista masculina de la época), pero esa no era la carrera con la que había soñado. Encontrar papeles con cierta enjundia seguía siendo un reto. “Es difícil para las mujeres encontrar buenos personajes de manera consistente. Ahora, las películas se hacen pensando en cómo se venderá la película en el extranjero o en qué actriz tiene la imagen que el productor está buscando”, se lamenta. En otras palabras, ya no se escriben personajes femeninos como los de antes, como los del maestro Hitchcock. “Él siempre creaba mujeres complicadas. Las de sus películas no era perfectas, sino disfuncionales, con problemas psicológicos, medio locas… Le encantaba que las actrices con talento tuvieran papeles interesantes a los que poder hincar el diente. Ahora, es difícil encontrar esos roles. Ese es el tipo de personaje que todo actor quiere interpretar”, explica.

Sin embargo, otras cosas han cambiado para mejor. “Ahora ya no se pule a nadie hasta convertirla en un tipo de mujer o de estrella. Hay más libertad en ese sentido”. En otros, en cambio, las celebridades de su talla viven confinadas en una asfixiante jaula de cristal. Sobre todo, si comparten su vida con otra persona tan famosa (o más) que ella. Biel conoció al cantante y actor Justin Timberlake en 2007 y, después de una breve ruptura en 2011 y una reconciliación que cristalizó en anillo de pedida, la pareja se casó en Italia el pasado mes de octubre. Ahora un enjambre de fotógrafos les sigue continuamente allí adonde van. Su abuela le riñe constantemente por fruncirles el ceño. Por eso, Biel siempre trata de sonreír a los paparazzi. Pero la procesión va por dentro. “Pueden acabar con tus nervios y sobrepasarte… Solo quieres darte un paseo, tomarte un café o hacer turismo en una ciudad y resulta imposible. Es duro. No te puedes relajar nunca porque siempre sientes que hay alguien observándote. Pero tienes que aceptar que forma parte de este trabajo y tratar de olvidarte de ello”, dice. Quizá por eso, cuando se le pregunta por un plan ideal para pasar la tarde, siempre contesta que lo mejor es quedarse en casa, alejada de las miradas curiosas: “Una buena cena, un vaso de vino, un poco de chocolate y un baño…”, dice con una amplia sonrisa.

Hasta la cima

Y es que, aunque la actriz aparezca en las portadas de las revistas como la personificación del glamour, Jessica es de gustos mundanos. No se considera una obsesa con la moda, le encanta presumir de algún trapito comprado en las rebajas y, antes de sentarse en la primera fila de los desfiles, prefiere calzarse las botas de monte y escalar. Precisamente, en 2010, subió al Kilimanjaro con la Fundación de las Naciones Unidas para llamar la atención sobre la crisis global del agua. Probablemente, tras aquella experiencia, volvió a casa con un par de moratones para mostrárselos, orgullosa, a su padre. La aventura de Hollywood también le ha dejado algún rasguño en su escalada. Nada grave. Sólo la prueba de que nadie le ha regalado nada.

Fuente: www.mujerhoy.com