Los cambios en el gabinete ministerial

En general, se anuncia que la misión del nuevo gabinete es trabajar en la implementación de la nueva CPE. Por supuesto que ésa debería ser su principal tarea, pero, a la vez, cada repartición tiene la obligación de poner en marcha el Estado, de tal manera de revertir la mala imagen que se ha ganado el gobierno de Morales por la falta de gestión administrativa.

image Editorial La Razón.

Los cambios realizados en el gabinete ministerial por el presidente Evo Morales no tuvieron la relevancia que ameritaba el estreno de una Constitución Política del Estado (CPE). Al menos, no alcanzaron la resonancia con la que se celebró la promulgación de la ley que entró en vigencia con una multitudinaria fiesta en la ciudad de El Alto.



La novedad es la creación de tres ministerios, con lo que, en total, el Poder Ejecutivo pasó a tener 20. Esto, por más que las autoridades se esfuercen en decir lo contrario, representa un gasto superior; las matemáticas no mienten. Desde el domingo creció la burocracia al más alto nivel y, con ella, también los gastos fiscales.

Aún así, si esto era necesario para alcanzar la eficiencia administrativa —cuenta pendiente de este gobierno—, entonces adelante. Esto no da derecho, sin embargo, a dejar de reconocer que se ha inflado el Ejecutivo con más ministerios.

De todas formas, queda por ver si el nuevo gabinete resulta operante para la gestión de la administración estatal.

Al momento de la posesión de sus colaboradores, el Presidente ha puesto de manifiesto que no se trata de un equipo de transición; con esto, se debería esperar que, por fin, los ministerios lleven adelante su trabajo con regularidad, sin tener que estar pendientes de los permanentes cambios a los que se han visto sujetos varios de ellos.

El Primer Mandatario ha preferido seguir contando con ministros cuya imagen se ha desgastado a lo largo de estos tres años de gobierno. Ha decidido mantener a Juan Ramón Quintana en el Ministerio de la Presidencia y a Alfredo Rada en el de Gobierno, pese a que el primero se vio involucrado en el caso de los 33 camiones de contrabando y el segundo tuvo una participación desafortunada en los trágicos hechos de La Calancha.

Se trata de ministros resistidos por la oposición —como podría ser lógico de suponer—, pero también por los propios masistas —lo que sí es preocupante. Cuesta pensar que los adherentes a un partido de Gobierno se dieran a la tarea de cuestionar una autoridad sin razones aparentes. Por otro lado, a propósito de la aprobación de la nueva CPE, se vino hablando de la innovadora composición de un “gabinete plurinacional”; además, los denominados movimientos sociales, es decir, las bases del MAS, estuvieron exigiendo al menos el 50 por ciento de los ministerios. En definitiva, lo plurinacional no se tradujo en la incorporación de más indígenas en los ministerios, lo cual no sólo generó malestar en ese importante sector del oficialismo, sino que vino a confirmar que siguen prevaleciendo las autoridades de origen mestizo.

También se extraña una mayor participación de la mujer en la nueva estructura gubernamental; ciertamente, falta equidad de género en el entorno del presidente Morales.

Se ha creado el Ministerio de Descentralización y Autonomías, mientras que dos viceministerios se convirtieron en ministerios: el de Transparencia y Lucha Contra la Corrupción y el de Culturas.

En general, se anuncia que la misión del nuevo gabinete es trabajar en la implementación de la nueva CPE. Por supuesto que ésa debería ser su principal tarea, pero, a la vez, cada repartición tiene la obligación de poner en marcha el Estado, de tal manera de revertir la mala imagen que se ha ganado el gobierno de Morales por la falta de gestión administrativa.