Bolivia, ¿guarida de lavadores?

Abundan los motivos para ver con preocupación el papel que nuestro país está jugando en algunos de los más peligrosos escenarios

image Editorial Los Tiempos

La última edición de una revista digital especializada en uno de los grandes males contemporáneos, como es el lavado de dinero proveniente de actividades ilícitas, (www.lavadodinero.com), presenta un reporte especial titulado: “Bolivia: ¿luchador incomprendido o guarida de lavadores?”, una versión resumida del cual fue publicada ayer en estas páginas. En él se exponen algunos de los factores que han puesto a nuestro país bajo la atenta mirada de organismos encargados de vigilar el mercado subterráneo de dinero mal habido.



Según el reporte, la expulsión de Bolivia del Grupo Egmont, que reúne a unas 106 unidades de inteligencia financiera, las malas calificaciones formuladas en su contra por el Departamento de Estado norteamericano y las críticas de distintos sectores por las operaciones de casinos rusos, son algunos de los temas que más alarman.

El artículo que comentamos agrega que aunque Bolivia no es un centro financiero regional, el Gobierno de Estados Unidos aseguró en su Reporte sobre la Estrategia Internacional para el Control de Narcóticos de 2009 (INCSR, por sus siglas en inglés) que el país “mantiene una débil política para enfrentar el lavado, el narcotráfico, la corrupción pública y el tráfico de personas. La mayoría de las entidades que mueven dinero no están bajo regulación”

A lo anterior se suma la expulsión de la Agencia Federal Antidrogas norteamericana (DEA, por sus siglas en inglés), la expulsión del embajador de Estados Unidos en La Paz, y otras acciones hostiles contra el país ahora gobernado por Barack Obama.

Algo que agrava los temores que ocasiona la política exterior boliviana es que tiene entre sus pilares el establecimiento de vínculos diplomáticos, económicos y políticos con Irán, cuya estructura diplomática estaría siendo utilizada para proteger a grupos terroristas. Uno de los fundamentos de la expansión de la influencia iraní en Latinoamérica sería, precisamente, el lavado de dinero.

Como se puede constatar, hay muchos motivos para ver con preocupación el papel que nuestro país, según los indicios mencionados, está comenzando a jugar en algunos de los más peligrosos escenarios. Es que narcotráfico, terrorismo y lavado de dinero son tres elementos cuya combinación tiene un enorme poder explosivo.

Pero no son sólo los organismos internacionales, los gobiernos de Norteamérica (Estados Unidos y México) y de la Unión Europea los que comienzan a ver con creciente alarma cuanto ocurre en nuestro país. La presencia de esas actividades ya se la puede sentir en nuestras propias calles y pueblos, con todos los previsibles efectos letales sobre la estructura económica, política y social de Bolivia. El Gobierno tiene pues mucho que decir y hacer al respecto.