¿Y quiénes son los separatistas?

eldeber Dominicus – El Deber



El presidente del ahora “Estado Plurinacional”, otrora República de Bolivia, estuvo particularmente agresivo en varias partes de su discurso del día de las Fuerzas Armadas el pasado 7 de agosto. Arremetió contra Estados Unidos, Colombia, el capitalismo y la mar en coche. Contrastó con su discurso, más conciliador, del día anterior en Sucre con motivo del 184º  aniversario de la Independencia.

En el acto castrense, Evo Morales exigió a los militares que “castiguen” con rigor a “algunos cívicos y algunos prefectos separatistas”. La verdad es que no sé bien qué pito tocan los militares en este asunto, salvo que se tratara de una rebelión sediciosa organizada, la cual no existe ni se la percibe en formación. Por tanto, si hay separatistas que trabajan con ese fin o confabulan al efecto, en lugar de los militares  corresponderá que la Justicia intervenga e investigue. Esto, claro, una vez que el acusador -el propio Primer Mandatario- señale formalmente a los presuntos culpables y presente las pruebas correspondientes. El resto es sensacionalismo o demagogia.

Yo quisiera saber también quiénes –si los hay- son los separatistas. Pero por ahora me pregunto: ¿El dividir al país en 36 naciones artificiales no es separatismo? Resulta paradójico  que el Gobierno hable y machaque sobre una Bolivia unida cuando lo primero que hizo fue dividirla. Asimismo, lo de la unidad en la diversidad es el cuento, ya que la “aimarización” forzada que se intenta ejercer sobre toda la bolivianidad es más que evidente.

Me atrevo a pensar que si esto de descuartizar a la Nación Boliviana para crear artificiales “plurinaciones”  hubiera sido hecho por alguien de la llamada “Media luna”, ya estaría preso o perseguido por separatista…

No es la primera vez que el jefe del Estado arremete de esta manera y sin presentar pruebas. No basta con el dedo acusador ni con la retórica. La verdad debe demostrarse. Si el presidente Morales habló vagamente de algunos cívicos y prefectos, que los identifique y pruebe la gravedad de sus acusaciones. Caso contrario, que se disculpe democráticamente. El país está cansado de las acusaciones sin fundamento.