Porfirio Lobo gana la presidencia hondureña

image Todas las encuestas otorgan la victoria al candidato del Partido Nacional

TEGUCIGALPA – JOAQUIM IBARZ (ENVIADO ESPECIAL LA VANGUARDIA)

Porfirio Pepe Lobo habría ganado la presidencia de Honduras según todas las encuestas. Los primeros sondeos otorgaron una clara victoria al candidato del Partido Nacional. Según sondeos hechos por el propio Partido Nacional, por el Canal Once y por la asociación civil Francisco Morazán, Lobo sacaría al candidato liberal Elvin Santos una ventaja entre el 15 y el 20 %. La firma encuestadora Ingeniería Gerencial, del Canal 10, concedió a Lobo el 51’38 % de los votos y a Santos el 34 %.



“Con esta votación queremos partir de cero, rescatar al país y acabar con los enfrentamientos entre hondureños”, declara Gabriela Chévez tras sufragar en el Instituto Central Vicente Cáceres.

Como Gabriela, fueron muchos los hondureños que votaron a un nuevo presidente para poner fin a la inestabilidad institucional provocada por el golpe de Estado del 28 de junio. La gente pedía al periodista que explicara que las elecciones eran “limpias, transparentes y honestas”.

Por la mañana no hubo gran presencia de electores; muchos estaban a la expectativa por las amenazas de desórdenes formuladas por partidarios de Manuel Zelaya para que la gente no votara. El derrocado presidente pidió a sus seguidores quedarse en sus casas y no ir a votar, lo que se consideró como un "toque de queda popular".  A medida que fue avanzando el día, aumentó la afluencia. A las tres de la tarde, fuentes del Tribunal Electoral indicaron que ya se había superado el 55 % de participación que se alcanzó en los comicios de 2005 (el cierre de urnas se prorrogó una hora porque aún había  gente que quería votar). Según el diario “El Heraldo”, la participación aumentó al acabar el partido Barça-Real Madrid.

Pese al temor inicial ante posibles  provocaciones de los zelayistas, los comicios se celebraron con orden y normalidad. De hecho, fueron los más tranquilos de los últimos tiempos.

El presidente de facto Roberto Micheletti, dijo tras sufragar en El Progreso: “Demostremos al mundo que Honduras es diferente, tenemos libertades, queremos vivir en paz y democracia, el mundo debe reconocerlo”. 

Muchos electores pretendían refutar con su voto a los dirigentes de América y Europa que en los últimos días descalificaron los comicios, por considerarlos ilegítimos.

“El mundo ha sido injusto con Honduras. No han querido reconocen que los hondureños podemos tomar decisiones por cuenta propia. No tienen una opinión clara de lo que ha pasado aquí, deben informarse más antes de opinar”, comentó Salvador Barahona, jefe de ventas de unos grandes almacenes.

En los colegios se respetaron todos los requisitos democráticos. Para poder sufragar, cada elector debía presentar una tarjeta de identidad con código de barras (equivalente al DNI español) y después debía aparecer en el cuaderno de votación con foto, nombre, número de identidad y código de barras. Cada papeleta era firmada por el presidente y el secretario de la mesa; el elector debía escribir su nombre en el cuaderno de votación; las papeletas sobrantes debían entregarse firmadas y selladas junto con el acta que registra el número de electores.

Enil Cruz, presidente de una mesa del Instituto Jesús Milla Selva (reconstruido por España tras la devastación provocada por el huracán Mitch), comentó a “La Vanguardia”: “Aunque quisiéramos no podríamos hacer fraude porque hay muchos controles”. 

En un recorrido de cuatro horas por diferentes barrios de la capital, advertimos que más de 25 personas iban a votar con la camiseta del Barça (sólo vimos una del Real Madrid). Augusto Núñez, empleado del Banco Central, comentó que portaba la franela azulgrana porque “el Barça es un equipo ganador, y espero que dé suerte a mi candidato”.

En Tegucigalpa apenas se advertía presencia de soldados pese a que se habló mucho de que los comicios estarían militarizados. Tan sólo dos uniformados vigilaban el acceso a cada centro electoral, menos de los que se ven en cualquier país latinoamericano en una jornada de votación.