Madurez y racionalidad, simplemente

imageJaime Paz Zamora*

En un artículo de opinión publicado el pasado Domingo 21 de Febrero en varios periódicos del país se intenta un análisis sobre la manera como se conformaron los gobiernos de Paz Estenssoro (1985-1989) y de Paz Zamora (1989-1993) a partir de “la distribución “equitativa”(o no) de los cargos públicos entre los miembros de una alianza o de una coalición” y buscando una relación de causalidad de estos procedimientos con los resultados electorales de Evo Morales el 2005. En estas líneas me permito dar mi opinión al respecto.

El Dr. Víctor Paz, segundo en las elecciones de 1985 fue posesionado presidente ese mismo año gracias a los votos del MIR en el parlamento, concedidos a cambio de nada. Actitud con la que el MIR decidió plantear en los albores de la democracia boliviana “una prueba de consistencia democrática” al ex gobernante de facto Gral. Hugo Banzer, ganador real de las elecciones. El pacto político MNR-ADN sobre el que se articuló el naciente gobierno se asentaba en el anti udepismo de ambos dirigentes y en el contenido liberal de la política anti inflacionaria que compartían a través del decreto 21060 aconsejada desde la universidad de Harvard. Esta política formaba parte de un reordenamiento global de la economía nacional a ejecutarse en dos gestiones, la de Paz Estenssoro y luego la del propio Banzer al que se le comprometió el liderato del proyecto conjunto en las elecciones de 1989, cosa que finalmente no sucedió debido a la candidatura de Sánchez de Lozada.



El Lic. Jaime Paz Zamora, tercero en las elecciones del 1989, estructuró gobierno con el apoyo parlamentario de ADN, del FRI (Partido Comunista Marxista Leninista) y de la Democracia Cristiana con los que conformó la coalición denominada Acuerdo Patriótico. Esta elección fue recibida con estupor particularmente por la embajada norteamericana, los organismos internacionales copados por el neo liberalismo en ascenso mundial y por el sistema bancario que produjo una masiva fuga de capitales no vista ni siquiera con la llegada años más tarde de Evo Morales al poder.

Se trataba en realidad del primer presidente de izquierda de orígenes radicales que aparecía como cabeza de gobierno en sud américa, a finales de la guerra fría y después de la experiencia de Allende en Chile. El contexto nacional e internacional convocaba a la madurez y la racionalidad en función de garantizar la continuidad democrática y la gobernabilidad. El momento exigía, como se lo exige todavía en las condiciones favorables de hoy a Lula y al PT en Brasil, que tanto el centro izquierda como el centro derecha democráticos estén claramente visibles en la estructura del gabinete y en general en la del ejecutivo. Aun más, a fin de tranquilizar a los en ese entonces susceptibles organismos de financiamiento internacional se recurrió a un alto ejecutivo boliviano del BID para invitarlo a formar parte del gabinete ministerial.

Todo muy lejos pues de una grosera distribución de cargos públicos o del frívolo cuoteo de funciones. Al contrario, la diversidad políticamente necesaria de la coalición obligó a generar un programa único, coherente y viable en esas circunstancias que se conoció como el decreto 22407 mediante el cual, a la estabilidad heredada, se incorporó crecimiento económico positivo en el sector privado agropecuario e industrial como en las grandes empresas estratégicas de propiedad del estado. Políticas articuladas al desarrollo social, la paz, la convivencia y la construcción de la institucionalidad democrática para la incipiente democracia boliviana.

*Ex Presidente Constitucional de Bolivia

El Picacho – Tarija