MAS..marihuana para tapar la cocaína

Bolivia ¿entre los productores mundiales de marihuana?, al parecer es una cortina de humo que el gobierno ha lanzado alrededor de la hoja de coca. Trata de desviar la atención y decir que el problema es la cannabis y no la sobreproducción de hoja de coca.

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Fotos: El problema mayor no es la marihuana(izq) sino la cocaína (der)



La marihuana y la hoja de coca, con su subproducto, la cocaína, son dos expresiones de un mismo problema: el narcotráfico, con la única diferencia que los productores de la hoja de coca hoy se encuentran en el gobierno, su líder es el presidente del país y por lo tanto no desean que el incremento de los cultivos llame demasiado la atención.

El hecho incontrovertible es que el narcotráfico ha incrementado ostensiblemente sus actividades en los últimos 4 años y lo ha hecho aprovechando la propia inobservancia de las leyes por parte del gobierno que prefiere hacerse de la vista gorda por cuanto evita interferir las acciones de un sector que son su base y su origen.

De acuerdo al informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos, durante el año 2009 los cultivos de coca superaron las 35 mil hectáreas, en tanto que el potencial para la producción de cocaína aumentó en 50 por ciento, de 130 toneladas métricas el 2007 a casi 200 toneladas el 2009.

Estas cifras muestran la magnitud del problema que el gobierno quiere ocultar tapándolo con el de la marihuana. No es que la marihuana no significa un problema, si lo es y basta con remitirse al hecho de que en el pasado año fueron incautadas 1.937 toneladas y que en los primeros meses de este año ya se incautaron más de 423 toneladas de acuerdo a datos proporcionados por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).

Sin embargo hay que insistir en el problema mayor: la coca-cocaína. No se puede pasar por alto que Bolivia ha pasado de ser productor de pasta base a productor intensivo de clorhidrato, es decir cocaína de alta pureza, cosa impensable hasta hace unos años. Es claro también que los carteles de narcotraficantes no se van con pequeñas y lo demuestra con claridad los laboratorios con tecnología de punta que van apareciendo en el oriente del país con capacidad de producción de 250 kilogramos de clorhidrato por día, lo que no es poco.

Lo más extraño es que en este caso, como en otros, no se informa de detención alguna de narcos, a lo sumo cae algún "obrero" menor, chofer o cuidante de la fábrica que siempre dicen que no saben nada ni conocen a los "capos", lo que daría a pensar de que las factorías "descubiertas" estaban abandonadas tras operar largo tiempo a su gusto y placer.

Por otra parte es innegable que ya operan en el país las mafias colombianas, mexicanas y peruanas atraídos por el auge de la coca, la perdida de la eficacia en inteligencia tras la salida de la DEA y una suerte de permisividad política del actual gobierno respecto del asunto.

Evidentemente la situación del narcotráfico en Bolivia podría ser considerada como de auge tomando en cuenta las cifras mencionadas que sin embargo dejan margen a la duda porque se sabe que el gobierno insiste en minimizar el problema cuando se trata de la coca.

Hasta el retórico vicepresidente Alvaro García se ha metido en el entuerto sobre la marihuana. Ha "aclarado" que Bolivia no es el tercer país en producción sino en incautación, pero como matemático que es debiera suponer que si esto es así tampoco es posible que sea el último en producción.

De todos modos hay que advertir que el verdadero problema es el aumento del narcotráfico. Este sucio negocio ha sentado sus reales en el territorio nacional; lo demuestra el incremento en el cultivo de marihuana y hoja de coca y el cada vez mayor grado de eficiencia en la fabricación de cocaína de alta pureza y lo demuestra también los centenares de millones de dólares que se mueven en la economía nacional y que son "lavados" a través de diversos rubros, bienes inmuebles, comercio, la banca y otros.

En suma, el gobierno de Morales no podrá distraer la atención de la comunidad internacional haciendo que mire solo hacia la marihuana cuando los países vecinos como Brasil, Argentina y Chile están muy alarmados por las ingentes cantidades de cocaína boliviana que ingresa a sus territorios, al extremo que un senador chileno ha pedido al nuevo gobierno de Piñera que tienda un "cerco eléctrico" en la frontera con Bolivia para impedir el paso de la droga.