El plan clave de Juan “camión”

Tiene un cargo que oculta más de lo que muestra: Director de la Agencia para el Desarrollo de las Macrorregiones y Zonas Fronterizas, ¿cómo lo utiliza? 

image Quintana posesionaba el pasado 8 de junio a la fracasada excandidata y ex reina de belleza, Jessica Jordan, como directora para el Beni de la agencia manejada por él. (foto Abi)

El cargo oficial del ex ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana en la actualidad es el de director de la Agencia para el Desarrollo de las Macrorregiones y Zonas Fronterizas. Sin duda se trata de un denominativo de lo más pomposo que oculta más de lo que muestra. En realidad Quintana está cumpliendo un encargo directo de Hugo Chávez: reformar a las Fuerzas Armadas de Bolivia sobre los moldes venezolanos y particularmente cubanos.



Quintana, durante el segundo gobierno de Hugo Banzer logró acomodarse muy bien hasta convertirse en el hombre de confianza del fallecido ministro de Defensa, Fernando Kieffer. Muchos recuerdan que fue el portavoz de ese despacho en el diálogo nacional auspiciado para acordar el destino de los recursos condonados al país por concepto del Hipc.

En varias ocasiones ha sido acusado de ser una pieza del controvertido multimillonario George Soros en el gobierno de Evo Morales. Recordemos las versiones de su ex amigo Andrés Soliz Rada, del ex presidente de la Empresa Siderúrgica de El Mutún, y del ex portavoz gubernamental, Alex Contreras.

Antes de entrar al gobierno del MAS, Quintana habría recibido recursos de Soros para la llamada Red de Seguridad y Defensa de América Latina (RESDAL) creada en el 2001 y cuyo objetivo formal es “fortalecer la capacidad de los grupos de la sociedad civil, académicos e instituciones estatales que trabajan en el campo de la defensa nacional y la seguridad pública”.

Estas aptitudes de Quintana en materia de defensa seguramente fueron advertidas por Hugo Chávez quien tiene en mente la creación de un “organismo de seguridad bolivariano” para lo cual, en primera instancia, se tendrían que adecuar las Fuerzas Armadas de los países que se adscriban, a los principios del “socialismo del siglo XXI”.

Hasta el momento, los “cambios” dentro de las Fuerzas Armadas bolivianas, en apariencia se han circunscrito al terreno simbólico. Los oficiales han sido obligados a incorporar a su emblemas la whipala y a gritar la consigna de ¡Patria o Muerte! …¡Venceremos!

Sin embargo se considera que los “cambios” deben incluir otros aspectos que trasciendan al campo puramente simbólico e incursionar en el ámbito de la doctrina militar, lo que implica una profunda reforma en los contenidos de los programas de estudio y formación.

Los que conocen a Juan Ramón Quintana sostienen que este considera que las Fuerzas Armadas deben intervenir en todos los campos de la vida del país por ser la “esencia y representación del Estado”.

Esto significaría que las Fuerzas Armadas participen en actividades políticas coyunturales (procesos electorales y otros eventos) y también en proyectos productivos reeditando una experiencia que se produjo durante el primer gobierno de Hugo Banzer, de 1971 a 1978, con la Corporación de las Fuerzas Armadas para el Desarrollo Nacional (Cofadena).

Por otra parte, la formación de los oficiales tendría como base infundirles un “espíritu antiimperialista” y concienciarlos sobre lo inevitable de una confrontación con los Estados Unidos, al cual se identificaría como el “enemigo principal”.

Otro aspecto es la reformulación de los textos de estudio en los que se mostraría, por ejemplo, a Tupac Katari y Zarate Willka como los verdaderos gestores de la nación y al Libertador Simón Bolivar y al Mariscal Antonio José de Sucre como los iniciadores de un proceso que habrá de ser concluido por Hugo Chávez.

Con Juan Ramón Quintana está trabajando un grupo de por lo menos 50 oficiales venezolanos quienes ya están dando clases en la Escuela Superior de la Armada y en la Escuela de Armas.

Por tanto, el cargo que le dieron a Juan “Camión” no es más que una fachada para tapar sus verdaderas actividades pero que convenientemente le permitirá recorrer sin sospecha alguna todas las unidades militares del país, con su título de «guardián de las fronteras».