Merkel carga el grueso del ajuste alemán sobre el Estado social

El gobierno alemán desveló ayer su recorte. Se ahorrarán 80.000 millones en gasto público en cuatro años, hasta 2014, de los que 11.000 millones corresponden a los presupuestos del año que viene. Nadie se salva del gran programa de ajuste europeo, ni siquiera Alemania. Nadie excepto la banca, y en primer lugar la banca alemana. Esa parece ser la ley general en la Unión Europea. Todos pagan, pero los más débiles, países y sectores sociales, pagan más. Los griegos pagan más que los españoles, los españoles más que los alemanes, cuyo Estado social es mucho más sólido, pero también los alemanes se aprietan el cinturón. Sobre todo las familias y los parados.

Todo viene perfectamente estipulado en el ajuste presentado ayer en Berlín, con lo social en primer lugar: subvenciones familiares, recortes en el subsidio de paro, en el suplemento de jubilación, bajada sueldos a los funcionarios y recorte de hasta quince mil efectivos en el ejército de empleados del Estado. Todo muy preciso, excepto lo que sería su contrapunto, equilibrio y compensación de consuelo: el famoso impuesto a las transacciones financieras de los bancos queda sin definir, y se pospone hasta el 2012 en caso de que no haya un acuerdo internacional en la materia.

También continua sin definir la política de reforma sanitaria, que ni el propio ministro titular, el joven liberal Philipp Rössler parece incapaz de explicar en términos inteligibles, y el recorte de 40.000 efectivos en el ejército, cuya concreción se deja para más adelante.



El ajuste alemán combina recorte de gastos con nuevos impuestos, como el "impuesto del tráfico aéreo" que recae exclusivamente sobre los usuarios. "La situación es grave y tener unas finanzas sólidas es la mejor de las prevenciones", dijo Merkel, que ganó elecciones hace nueve meses con promesas de recortar impuestos de las que ya nadie se acuerda. "Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades", dijo su vicecanciller, el liberal Guido Westerwelle.

Los recortes sociales, en seguro de paro y prestaciones de diversa índole, permitirán un ahorro de unos 5700 millones. Las empresas y consorcios eléctricos serán gravadas con un impuesto sobre materiales radiactivos por valor de 2300 millones, una minucia al lado de los beneficios de seis dígitos, en millones, que se estima que el sector se embolsará por la prolongación del periodo de servicio de las centrales nucleares. Los funcionarios sufrirán un recorte salarial del 2,5% en 2011, que se deduce eliminando el previsto aumento de la paga extra de navidad. En obras públicas, el recorte más noticiable es que se pospone hasta el 2014 la reconstrucción del Palacio de los Hohenzollern en el centro de Berlín, una especie de Centro Pompidou con fachadas clásicas que costaba 440 millones.

Con estas medidas se quiere ahorrar 11.200 millones de euros en 2011 y otros 19.100 millones en 2012. Para el 2013 se prevé ahorrar 24.700 millones, que serán 26.600 millones de euros en 2014. Los presupuestos de educación no serán recortados, por lo menos directamente, y no se tocará ni el IVA ni el IRPF.

La oposición de socialdemócratas y verdes puso el grito en el cielo al conocer los detalles de este programa. "Debemos comprender que los parados van a pagar casi la mitad del necesario ahorro", ha dicho Sigmar Gabriel, presidente del SPD. Los mismos que iniciaron en 2003 la gran ofensiva de la desregulación de los mercados y del recorte social con el gran programa neoliberal del Canciller Gerhardt Schröder, la Agenda 2010, se escandalizan ahora de su continuación por la Canciller Angela Merkel. Todo un espectáculo. "El gobierno ha abolido hoy la economía social de mercado", dijo el líder de Die Linke, Gregor Gysi.

Mas allá de las reacciones en caliente, que incluyen promesas de movilizaciones sociales, están surgiendo algunas dudas sobre la efectividad de toda la política europea, que pone el énfasis en el gasto público, sin atajar el dominio excesivo de la banca y el capital financiero sobre la política, lo que incluye a las recetas de salida de la crisis.

"La crisis financiera no sólo amenaza a la economía europea. No menos grande es el peligro que amenaza a la democracia en Europa", señala el Frankfurter Rundschau. "Cuando un pueblo percibe que sus representantes son meros servidores de los intereses económicos, cuando se pierde la fe en la fuerza y voluntad de transformación de la política, cuando el Parlamento es visto como remitente de los mercados financieros y fabricante de paquetes de salvamento, la democracia está ante su ruina", observa este diario de centro-izquierda.

Dudas también en el otro extremo del espectro político, en este caso en el liberal-conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung, donde un respetado profesor neoliberal, el veterano Carl Christian von Weizsäcker, ha puesto en duda una receta concentrada en la austeridad. La actual política conducirá en Alemania a recortes en la inversión pública y al decaimiento de las infraestructuras, dice von Weizsäcker. De puertas afuera, el acento sobre la deuda puede llevar a la depresión de los países europeos mas afectados. La depresión de estos países puede destruir el comercio, fortalecer las tendencias destructivas en la UE y dañar en última instancia la economía exportadora alemana, dice, a la que España llegó a comprar por valor de 40.000 millones de euros anuales.

Reducir la Europa social a su mínima expresión puede haber sido el sueño de algunos, un programa que ahora con la crisis se va a adelantar aun más. La pregunta es qué será de la estabilidad política y de la paz social en Europa, si, tras haberse gastado un billón de euros en ayudar a los bancos y los accionistas, sin que se haya restablecido el crédito, se inicia una salida de la crisis diseñada para preservar los negocios de la misma banca con la deuda europea, con las cargas concentradas en los más débiles.

La Vanguardia – España

El Eurogrupo pide a España que prepare nuevas medidas de ajuste para 2011 y los años siguientes

Los ministros de Economía de la eurozona recomendaron hoy a España y Portugal que preparen medidas de ajuste adicionales para 2011 y los años siguientes con el objetivo de garantizar la reducción del déficit y de la deuda que exige la UE y calmar a los mercados. La Comisión pidió a los dos países avances rápidos en la reforma del mercado laboral y del sistema de pensiones.

El Eurogrupo realizó hoy un examen preliminar de los nuevos planes de consolidación que se habían exigido a Madrid y a Lisboa para estabilizar el euro. En el caso de España, las medidas pretenden reducir el déficit un 0,5% adicional este año, lo que equivale a 5.000 millones de euros, y un 1% en 2011 (10.000 millones). Incluyen un recorte del 5% en el salario de los funcionarios desde el verano y una congelación de la mayoría de las pensiones, así como la supresión del cheque-bebé.

Tanto las iniciativas adoptadas por España como las que ha tomado Portugal son "significativas y audaces" y "contribuirán sin ninguna duda a estabilizar el nivel de deuda", según explicó el primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. No obstante, los países de la eurozona coincidieron en que "será necesaria una consolidación adicional más allá de 2011, así como más progresos en las reformas estructurales" por parte de Madrid y Lisboa, resaltó Juncker. "Los dos países se han comprometido a tomar acciones en este sentido.

Los dos países están también trabajando en medidas adicionales, si son necesarias, para alcanzar los objetivos de déficit en 2011", aseguró el presidente del Eurogrupo.

Por su parte, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, explicó que los nuevos objetivos de déficit que se han fijado España y Portugal son "adecuados" y elogió "el compromiso de los dos Gobiernos de hacer todo lo necesario para adoptar medidas suficientes para lograr estos objetivos".

También destacó que los dos Gobiernos "han anunciado o anunciarán reformas estructurales sustanciales". "Se necesita hacer más, y sólo puedo animar a los dos países a proseguir las reformas estructurales, por ejemplo en el mercado laboral y en los sistemas de pensiones, con la determinación audaz que se necesita en una situación muy sensible".

El Ejecutivo comunitario se reserva su dictamen final sobre las medidas de ajuste españolas y portuguesas para el próximo 15 de junio, según explicó Rehn. Los ministros de Economía de la eurozona volverán a examinar la situación en España y Portugal durante su reunión de julio basándose en esta opinión de la Comisión.

Antes de entrar a la reunión, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, se había mostrado convencida de que el resto de países de la UE considerarían suficiente el plan de ajuste aprobado por España para reducir el déficit, y no reclamarían nuevas medidas de consolidación fiscal ni reformas estructurales más allá de la reforma laboral y la reestructuración de las cajas. "Yo creo que todos los países han dado apoyo a las medidas que tomamos España y Portugal y espero que hoy también sea así", dijo Salgado en declaraciones a la prensa a la entrada de la reunión del Eurogrupo.

Al ser preguntada por si creía que los socios comunitarios pedirían a España más reformas, Salgado destacó que "las reformas que tenemos en este momento sobre la mesa son reformas importantes". "La del mercado del trabajo, desde luego, pero también el final de la reforma del sector financiero, la reestructuración de las cajas de ahorros, así es que yo creo que con esas dos reformas estaremos bien", dijo la vicepresidenta Económica.

Los ministros de Economía de la eurozona tenían previsto examinar las diferencias de competitividad entre España y Finlandia pero el debate se aplazó por falta de tiempo.

La Vanguardia – España