La cultura y el MAS

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El Gobierno avanza en un proceso de colonialismo interno a través de la educación, destinado al adoctrinamiento de la niñez y la juventud.

Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: La cultura y el MAS

  2. Bajo el Penoco, El Día: Para estrenarte mejor

  3. Los Tiempos: LA VIOLENCIA ESCOLAR, UNA SEÑAL DE ALARMA

  4. El Deber: Mano dura contra el delito

  5. Cambio: Un bono de alcance social

  6. La Prensa: La alianza con Irán

  7. El Diario: Anarquía en la oferta de bienes y servicios

  8. El Mundo: La diferencia

  9. Opinión:

  10. Clarín, Argentina: Descontrol vial y muertes en rutas




El Día: La cultura y el MAS

A algunos célebres jerarcas nazis no les gustaba oír nombrar la palabra “cultura”. “Cuando escucho esa palabra le quito el seguro a mi pistola”, decía Hermann Wilhelm Göring, uno de los lugartenientes de Hitler, aunque en realidad, esa frase le pertenecía a Paul Joseph Goebbels, el famoso ministro de propaganda de Alemania y amigo íntimo del Führer. Él fue el responsable del endiosamiento de la figura de Hitler, el que sugirió la quema de libros y el que llevó adelante la idea de la raza superior para justificar el aniquilamiento de los judíos, los comunistas, los gitanos y los homosexuales, entre otros.

Cómo no comparar la actitud de los nazis con la de un rimbombante viceministro de descolonización, Félix Cárdenas, quien además de proponer que los estudiantes de colegio ya no lean más a Alcides Arguedas y otros notables autores nacionales, ha renegado del legado que le dejó a la humanidad el Derecho Romano, la Revolución Francesa y los filósofos de la Antigua Grecia, con el pretexto de que los bolivianos necesitamos buscar nuestras propia identidad.

En primer lugar, si la propuesta de don Cárdenas es volver al pasado, “porque ahí está el futuro”, tal como lo sugirió otro de los filósofos de esta “revolución cultural”, estamos en problemas, porque lo más natural sería volver al sistema monárquico y opresor de los Incas, enmarañado en castas y dinastías, clases sociales, coronas y también mucho chicote. Tal vez esa sea su idea.

Y mientras se habla de descolonización, se propone eliminar las telenovelas, prohibir a los Simpson, el Gobierno avanza en un proceso de colonialismo interno a través de la educación, destinado a implantar un sistema de adoctrinamiento de la niñez y la juventud y sobre todo, imponer una supuesta “cultura dominante” sobre el resto, de tal forma de borrar las particularidades, hacerlas menos visibles y por supuesto, quitarles su fuerza a las “culturas dominadas”.

¿Cuál es el objetivo de retirar de Santa Cruz a miles de maestros profesionales con años de experiencia y cambiarlos por otros que llegan de otros distritos del país, con una militancia bien definida y sobre todo, con la visión puesta en esos “objetivos culturales” del régimen?  En realidad no se trata de cultura, sino de política, de poder, de dominación de buscar arrebatarle el alma a una comunidad y comenzar con los niños.

¿Dónde queda el respeto por la diversidad? ¿Dónde quedó lo plurinacional? No están equivocados los que califican como una barbarie lo que se está cometiendo con la educación en Santa Cruz, donde envían maestros sin formación académica seria, pero con la mente y las destrezas bien preparadas para convertir a los estudiantes en agentes de un régimen que busca la uniformización, la consolidación de una visión única, con una nueva historia, con otras definiciones de “lo nacional”, de democracia y también de libertad.

La “cultura” permite usar la palabra en lugar de las armas y es por eso que los nazis la odiaban. El régimen del MAS, a nombre de una revolución cultural pretende construir una comunidad endogámica, empobrecedora, destructiva y muy peligrosa para el futuro del país.

 

El Gobierno avanza en un proceso de colonialismo interno a través de la educación, destinado al adoctrinamiento de la niñez y la juventud.

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Bajo el Penoco, El Día: Para estrenarte mejor

Hay una suerte de competencia para ver quién estrena la Ley contra el Racismo o “Ley Mordaza”, para llegar más rápido. La concejal potosina, Antonia Largo se quedó con los crespos hechos, pues antes de que presente la denuncia contra un periodista, por supuesta discriminación, los dueños del canal que emitía su programa lo dejaron en la calle. En realidad, la idea de este Gobierno y de cualquier régimen de fuerza, no es llegar a dar palo o a encarcelar al troche y al moche, sino que la gente se asuste simplemente con la amenaza. En algunos diarios ya se leen advertencias a los lectores que dicen más o menos “perdone que no digamos todo lo que hay que decir, tenemos miedo a que nos metan juicio y nos quiten la licencia”.  En buen castellano eso se llama “autocensura” y se trata de la forma más efectiva y barata de controlar a los medios de comunicación. Otro que quiere estrenar la misma ley es un diputado que acusa de racismo al senador Isaac Ávalos. Al contrario del resto de los bolivianos, ese tiene licencia para decir cualquier cosa, no por el poder que ostenta, sino porque no conoce la vergüenza.

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Los Tiempos: LA VIOLENCIA ESCOLAR, UNA SEÑAL DE ALARMA

Los casos de violencia juvenil pueden ser interpretados como el pedido de auxilio de una generación que no se puede responder con la acción policial

La difusión de un video a través de una de las principales redes televisivas de nuestro país ha vuelto a dar actualidad a un tema que con creciente frecuencia llama la atención de padres de familia, educadores y autoridades de diferentes áreas del aparato estatal. Nos referimos a la violencia entre jóvenes, dentro y fuera de las escuelas y colegios, fenómeno que por la frecuencia con que ocurre y por los síntomas de psicopatología social que a través de él se manifiesta exige ser tratado como algo más grave que una simple sucesión de actos delictivos.

Como indican los reportes periodísticos sobre el caso que comentamos además de muchos otros similares de los que se dio cuenta recientemente, las aulas escolares y/o sus alrededores suelen ser escenarios de las más diversas formas de violencia: física, emocional, social, cultural y verbal. Con muy pocas excepciones, todos los estudiantes suelen ser de un modo u otro víctimas, pero por lo general hay unos cuantos en cada grupo que llevan la peor parte al extremo de que los dramas personales provocados suelen terminar en suicidios u otras actitudes autodestructivas. Otro dato igualmente revelador es que si bien son los grupos de adolescentes los más proclives a incurrir en estas prácticas, son cada vez más los informes relativos a actitudes similares entre niños de muy corta edad.

En nuestro país, aunque hay suficientes datos para comprender que no se trata de casos aislados, todavía prevalece la inclinación a dejarlo en manos de la Policía. Se actúa así porque se atribuye el fenómeno a la acción de pandillas juveniles integradas por precoces delincuentes de cuya identificación, persecución y castigo tendría que hacerse cargo la "institución del orden".

Tal manera de abordar el fenómeno es, además de insuficiente, errónea. Así lo indica no sólo el sentido común, pues basta ver lo múltiples y complejos que son los factores que convergen para dar lugar a conductas colectivas como las que comentamos, sino la muy abundante y aleccionadora experiencia acumulada en otras sociedades que sufren el mismo problema y llevan ya mucho tiempo explorando las mejores formas de afrontarlo.

Y si hay algo en lo que hay plena unanimidad entre quienes se han ocupado del tema es en que reducir el fenómeno a asunto de incumbencia policial es un desacierto que sólo puede ocasionar que el mal se multiplique.

Es precisamente para buscar las fórmulas más adecuadas para identificar, explicar y comprender este tipo de fenómenos, pero sobre todo para prevenirlos, afrontarlos y solucionarlos, que durante las últimas décadas se han ido desarrollando disciplinas como la sociología, la antropología o la psicología, cuya razón de ser consiste precisamente en dar elementos a la sociedad para lidiar este tipo de situaciones con instrumentos que sean algo mejores que los empleados por nuestros antecesores cavernícolas.

Son muchos los recursos que en nuestro país y en nuestra ciudad se han destinado a la formación de profesionales en esas disciplinas. Es en casos como el que comentamos que corresponde exigirles que retribuyan a la sociedad lo que invirtió en ellos.

Es urgente que den alguna muestra de que sus conocimientos son más útiles que los de quienes se especializaron en el manejo de instrumentos represivos y coercitivos.

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El Deber: Mano dura contra el delito

No sólo del país nuestro, sino de cualesquiera otro del entorno e incluso de más allá de las montañas y mares, Santa Cruz de la Sierra figuraba no muchos años atrás -cuando menos en la memoria colectiva- como una de las ciudades más seguras en el sentido cabal y extenso del concepto. La delincuencia constituía un fenómeno y particularmente el crimen sólo llegaba a ser noticia proveniente del exterior, que era como decir del otro mundo.

El vecindario, sintiéndose libre de criminales y asaltantes, ni siquiera se preocupaba de su puerta de calle que, tanto de noche como de día, apenas si se la mantenía entornada, “topadita” con un ladrillo o con una piedra. Y desde luego, nunca, o para no exagerar, dos o tres veces cada año, y sin crueles ensañamientos por lo general en todos los casos, pagaba con angustias y dolores ese comportamiento al margen de recursos mínimos de seguridad.

Daba gusto la grigotana ciudad, mal iluminada, casi privada de fuerza pública del orden, en su pernoctar rutinario, reponiendo energías plenas para encarar las nuevas jornadas con miras puestas en subsistencias decorosas, aunque duras casi todas. Y por supuesto nunca o en muy raras y escasas circunstancias, la reparadora pausa de los oriundos y de sus visitantes ocasionales o periódicos, era turbada por un episodio delincuencial ni pequeño ni mayúsculo.

Haciendo memoria viene a cuento, sin embargo, un hecho o una serie de hechos que conmocionaron al vecindario por lo insólitos, por la fragilidad de las víctimas y por lo crueles. El hecho en cuestión, al que siguieron otros de la misma índole, se refería a la violación de mujercitas de corta edad que, luego de la afrenta física de que se las hacía víctimas, eran abandonadas en la vía pública en medio del espanto y de una condena generalizada implacable.

En medio de la generalizada indignación ciudadana, el violador fue identificado sin sombra de duda y, consiguientemente, encarcelado. Pero aunque por bajo de cuerda, ostensible era la presión para que el violador pagase drástica y terminantemente sus crímenes. Lo interpretó así, cabalmente, la autoridad máxima de la ciudad, y sin mayores vueltas, respondiendo al anhelo generalizado de la población, dispuso que al violador se le aplicase la ‘ley de fuga’, merced a la cual el sujeto de marras pagó con su vida el daño salvaje causado a criaturas tiernas, indefensas  e inocentes. La pena, contradiciendo tal vez todos los preceptos de la criminología y las sanciones modernas, surtió en el medio nuestro un efecto que nos devolvió la tranquilidad: no hubo, en medio siglo siguiente, ningún otro caso de violación.

Vivimos tiempos nuevos. Se manejan conceptos distintos acerca de delitos y penas sean cuales sean ellos. Y en tales planos, las violaciones consumadas por violadores de diversas caras se dan con espantosa frecuencia. Tal vez la proscrita ‘ley de fuga’ sea ahora, como ayer y siempre, la salvación para nuestras criaturas y nos garantice la marginación definitiva de los bestiales y despiadados violadores.

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Cambio: Un bono de alcance social

El presidente Evo Morales Ayma inició ayer en la ciudad de Oruro el pago del bono escolar Juancito Pinto —de 200 bolivianos anuales—, cuyos beneficiarios serán 1.818.316 niñas y niños que cursan estudios primarios en 13.975 unidades educativas públicas de todas las regiones del Estado Plurinacional de Bolivia.

Por eso, la población boliviana pondera el pago de ese beneficio social que nació en 2006, cuando en la ciudad de Santa Cruz el Estado asumía por primera vez su responsabilidad de apuntalar la educación como cimiento del desarrollo regional y nacional.

Es que a cinco años del inicio del pago de ese beneficio, los resultados son más que alentadores ya que, por ejemplo, los índices de deserción escolar se redujeron en más del 60%, ya que de un promedio de 6% de niñas y niños que dejaban la escuela hasta 2005, el pago del bono escolar bajó esa cifra en este 2010 a sólo el 2%, según informes oficiales.

No obstante, el bono Juancito Pinto no sólo posibilitó la inserción escolar, sino que además contribuyó —junto a la Renta Dignidad, para las personas de la tercera edad; y el bono Juana Azurduy de Padilla, para las mujeres gestantes y sus niños menores de dos años, entre otros— a reducir los niveles de desnutrición, particularmente en los segmentos poblacionales más vulnerables.

"Quiero decirles que en los próximos años vamos a mejorar el bono Juancito Pinto y esperamos erradicar el 100 por ciento de deserción escolar", aseguró ayer el principal gestor del bono escolar, el presidente Morales, al inaugurar en Oruro el pago del beneficio correspondiente a este 2010.

Además, tal como aseguró el Primer Mandatario, los recursos que permiten el pago del bono Juancito Pinto y otros de alcance social provienen principalmente de la nacionalización de los hidrocarburos, dictada el 1 de mayo de 2006, medida que permitió a Bolivia cimentar su independencia económica, base fundamental de su soberanía política.

El Gobierno, a través del viceministro de Educación Regular, Iván Villa, informó que dispuso 363,6 millones de bolivianos (51,3 millones de dólares) para la cancelación del bono escolar y cuyas fuentes de financiamiento son Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) y el Tesoro General del Estado (TGE).

En los cinco años de vigencia, el bono Juancito Pinto ha ingresado al 42% de los hogares bolivianos, contribuyó a reducir la extrema pobreza del 37,7% al 20,3%. Los datos desagregados muestran que en el área rural estos índices cayeron del 42,3% al 30,3% y en las ciudades del 31,1% al 11,9%.

Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) muestra que la pobreza en Bolivia cayó del 42% al 31% en Bolivia. En este contexto, durante un mes, los niños y niñas entre 6 y 14 años de los colegios públicos y de convenio, entre el primero y octavo año, recibirán un beneficio que constituye un aliciente para ellos y un aporte económico para que madres y padres puedan invertir esa suma en la compra de útiles escolares para el inicio de la gestión lectiva 2011.

Según datos oficiales, en 2006 el bono Juancito Pinto benefició a 1.085.360 estudiantes de primero a quinto grado de primaria, el siguiente año a 1.321.812; en 2008 a 1.681.135; en 2009 a 1.748.381, y se prevé que este 2010 el bono alcance a 1.818.316. Es que el objetivo de la política social que lleva adelante el gobierno del presidente Evo Morales es disminuir en forma ostensible la extrema pobreza que afecta a parte de la población y enfrentar las asimetrías que existen entre quienes tienen mucho y quienes apenas lo suficiente para subsistir.

Producto de ese objetivo, las Fuerzas Armadas conformaron al menos 400 brigadas móviles que recorrerán —por aire, tierra y vías fluviales— las más recónditas regiones de la patria para entregar a cientos de miles de niñas y niños escolares el bono Juancito Pinto. Más de 2 mil efectivos del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea Boliviana encararán ese trabajo por espacio de al menos 30 días, aunque el trabajo se extenderá en algunas áreas hasta concluir con el pago del beneficio a todos los estudiantes.

Y si la deserción escolar afecta la fuerza de trabajo y quienes abandonan los estudios son menos competentes, tienen baja productividad, no encuentran oportunidades laborales dignas, contribuyen a la disminución en el crecimiento económico y alimentan las grandes desigualdades sociales y económicas, entonces concluiremos en que fomentar la educación, en este caso con el pago del bono escolar Juancito Pinto, es el único camino de los pueblos para cualificar su capital humano y cimentar su desarrollo.

Por eso es destacable el alcance de una política social que apunta a garantizar la permanencia de niñas y niños en la escuela, aunque para lograr este objetivo es imprescindible que la familia misma sea la promotora, a través del ambiente que genera en el seno del hogar, de una vida estable, en armonía y que promueva el estudio. En este caso, la familia estará cumpliendo un objetivo loable, pero si no asume esa tarea, obviamente que también será responsable de la deserción estudiantil.

Es destacable el alcance de una política social que garantice la permanencia de niñas y niños en la escuela. Pero también es imprescindible que la familia misma genere, en el seno del hogar, una vida estable, en armonía y que promueva el estudio.

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La Prensa: La alianza con Irán

Los niveles de inversión extranjera que los países vecinos recibieron superan al monto recibido por Bolivia en unas diez veces, por lo menos.

El presidente Evo Morales ha decidido incorporar a Bolivia en el exclusivo y muy reducido club de los países amigos de Irán.

De todos los países del planeta de los que podíamos haber sido aliados o socios, Irán era uno de los que nadie habría imaginado que terminaría siendo el elegido.

Desde los tiempos del rey Darío los persas han sido enemigos a muerte de Grecia y Roma, cuna de la cultura occidental.

Ese país es señalado como el responsable de corrientes terroristas que angustian a occidente, corrientes que han crecido justamente en estos días. Si el propósito era encontrar un país extraño, ajeno a las tradiciones bolivianas, para convertirlo en el principal aliado, habría sido conveniente hacer una elección más cuidadosa.

El presidente Morales estuvo hace pocas semanas en Corea del Sur, un país extraño para Bolivia pero que ha sido capaz de producir el milagro del desarrollo económico, basado en dos pilares: la educación y las inversiones. Quizá Corea del Sur hubiera sido mejor aliado, para que enseñe a Bolivia cómo hizo para lograr en 40 años, partiendo de los mismos niveles de subdesarrollo que los nuestros, un progreso tan sorprendente.

En cambio, Irán es un país subdesarrollado más, sin ningún mérito que no sea liderar corrientes radicales contrarias a la civilización occidental y cristiana. Ninguno de los demás países de América latina, con excepción de Venezuela, es aliado de Irán.

La idea de que aliándose con Irán se molesta al ?imperio? norteamericano no toma en cuenta que esa alianza pone a Bolivia también en actitud de desafío de toda Europa. En estos días, en efecto, los países europeos ?algunos con importantes programas de ayuda a Bolivia? están angustiados por la nueva ola de terrorismo islámico. Es probable que el Gobierno de Venezuela tenga razones muy poderosas para aliarse con Irán y afiliarse al grupo de países que tienen una actitud agresiva hacia el occidente, pero eso no obliga a Bolivia a hacer lo mismo.

Ninguno de los cinco países con los que Bolivia tiene fronteras ha seguido el ejemplo venezolano. Al parecer esos países aprecian más la posibilidad de hacer negocios con Estados Unidos y Europa que, juntos, representan el 50 por ciento de la economía del mundo.

Lo niveles de inversión extranjera que cada uno de esos países ha recibido el año pasado, provenientes de occidente, superaron al monto recibido por Bolivia en diez veces, por lo menos. Solamente Brasil cuenta ya con compromisos de inversión de 40.000 millones de dólares para 2011, mientras que Bolivia apenas recibió 350 millones este año. Los países vecinos tienen ciertos criterios de alianzas internacionales inspirados en la necesidad de impulsar sus economías, para mejorar los estándares de vida de sus habitantes.

En cambio, el criterio del Gobierno boliviano parece inspirado en otros parámetros. Sería oportuno que ahora el Gobierno explicara a los bolivianos cómo piensa mejorar la situación de la economía con el criterio de afiliarse a corrientes internacionales que no abren buenas perspectivas para el país.

Sería oportuno que el Gobierno nacional hiciera un ejercicio de costo?beneficio para diseñar su política de alianzas, pensando solamente en el interés nacional.

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El Diario: Anarquía en la oferta de bienes y servicios

La crisis económica que desde hace tres años atacó al mundo, tiende a sentirse con mayor fuerza en los países pobres y subdesarrollados; nuestra situación no es excepción en este fenómeno; por el contrario, hay tendencia a exagerar en quienes ofrecen bienes (especialmente alimentos) y servicios como es el transporte.

Que hay un proceso inflacionario, es innegable; pero también es preciso recordar que vivimos un tiempo en que la economía de libre mercado aún está vigente; que los precios de todo lo consumible o utilizable están sujetos a la oferta y la demanda, también es cierto. Sin embargo de todo esto, hay una especie de consigna -especialmente en mercados y sitios de abasto- para elevar precios en el día a día y sin consideración alguna. Todo muestra la tendencia a que determinados sectores aprovechen la situación de necesidad de alimentos y servicios de la población, para subir precios.

Es cierto, por otro lado, que no corresponden regulaciones o controles de precios; pero, también es evidente que, por ejemplo, las tarifas que cobra el autotransporte (especialmente el que atiende a las ciudades, como radiotaxis, minibuses, trufis y taxis) tiene la regulación de precios desde hace años, que se ha evitado un cobro mayor del precio de los carburantes para evitar alzas en el transporte, también es evidente; que inclusive se importaría llantas y algunos repuestos para vehículos del transporte de pasajeros, es otra realidad; sin embargo, radiotaxis, trufis, taxis y minibuses abusan del público y cobran a capricho.

Habiendo convenios expresos con sectores del autotransporte, corresponde que las autoridades hagan cumplir esos compromisos; de otro modo, cada quien cobrará lo que guste y el imperio de la anarquía será cada vez mayor, dando lugar, más temprano que tarde, a un proceso inflacionario de graves consecuencias. Son, pues, las autoridades municipales, la Policía, Tránsito y los propios sindicatos de transportistas los que deberían controlar para que no siga la abusiva anarquía de precios que rige en las ciudades del país. Son autoridades y entidades que no pueden ni deben rehuir el cumplimiento de un deber para salvaguardar la economía del pueblo.

Por otro lado, quienes ocupan puestos en mercados, hasta tiendas y almacenes en esos sitios, aumentan precios de su oferta en forma abusiva; para ellos, dicen, “no hay regulación y hasta los impuestos están sujetos al simplificado”. La verdad es que en esos negocios se mueven millones de dólares y nadie hace algo ni para el cumplimiento de la política de regular precios mediante la oferta y la demanda ni para el pago de impuestos.

Para las autoridades, lamentablemente, “no hay nada o poco que hacer” para evitar las exacciones de taxistas, minibuseros, trufistas y radiotaxistas que han sembrado la anarquía y, a más del cobro abusivo, maltratan a los pasajeros sin considerar que muchos de ellos son niños, mujeres y ancianos. Conforme pasan los días, con tal de reducir distancias y cobrar más, los conductores de trufis y minibuses cambian rutas y no aceptan reclamos. Las autoridades encargadas de los controles se hacen de la “vista gorda” y dejan que haya inmunidad para que los abusos se cometan con total impunidad. Controlar el cumplimiento de acuerdos especiales que hay con el autotransporte, es obligación de las autoridades; por otro lado, deben evitar excesos de comerciantes inescrupulosos que atenidos a la economía de libre mercado llegan al abuso y hasta al latrocinio que ejercitan contra un pueblo que, dada la crisis, se siente más empobrecido.

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El Mundo: La diferencia

Latinoamérica ha ingresado en una etapa de su historia que se caracteriza por cambios paulatinos destinados a mejorar las coediciones de vida del conjunto de sus habitantes; sin embargo, entre uno y otro país, se presentan características particulares que establecen la diferencia. Ayer tuvimos oportunidad de ver al pueblo brasileño concurrir a las urnas para dirimir las elecciones realizadas cuatros semanas atrás cuando ninguno de los candidatos consiguió alcanzar el cincuenta por ciento necesario para logra el poder, lo que obligó a la realización de una segunda vuelta.

La candidata oficialista Dilma Rousseff, ex ministra de la Casa Civil, un cargo importante en el gabinete del presidente Lula da Silva, se convierte de esta manera en la primera mujer que ocupará la presidencia de la nación de características particulares en la región, por la mayor extensión territorial y el mayor número de habitantes.

A tiempo de celebrar la victoria electoral, la flamante Presidenta puso énfasis en la importancia que tiene su elección, para mostrar el alto nivel de participación de la mujer en la sociedad del siglo XXI y la capacidad que ella tiene para ocupar sitiales de importancia.

En sus primeras palabras, fue puntual al mencionar la importancia que tendrá para su gobierno el respeto a la libertad de expresión y de información, al afirmar que es preferible el escuchar los mensajes de los medios antes que el silencio impuesto por las dictaduras.

En reiteradas oportunidades nos hemos referido al gobierno del presidente Lula, como un modelo digno a seguir por quienes propugnan un cambio social a profundo y que ha dado lugar a que el Brasil ingrese dentro de un sistema socialista; sin embargo, es importante incidir en el hecho de que ese proceso esté centrado en la vigencia de la democracia que no sólo permite la participación de la ciudadanía, cualquiera que sea la tendencia política que tiene, sino el valor que tienen las opiniones de las minoría dentro del manejo del estado.

Otro aspecto digno de ser tomado en cuenta, dentro de la administración de Lula, es el que se refiere a las relaciones internacionales, ya que en muchas oportunidades ha tenido la posibilidad de aprovechar las ventajas que tiene el mantener lazos de diálogo con todos los países, sin que ello signifique de ninguna manera sometimiento, como se ha tratado de interpretar en algún momento.

Vale la pena ver también cómo la presencia de las mujeres en el gobierno es cada vez mas frecuente y la visión de ellas en el manejo del poder muestra una faceta especial, por la firmeza en sus posiciones y la capacidad de precautelar la soberanía de su país, con relación a sus pares.

La llegada al poder de Dilma Rousseff nos permite vaticinar una continuación del sistema establecido por el presidente Lula que a partir de ahora se convertirá con seguridad en una guía determinante para el futuro del Brasil, tal como lo ha solicitado la flamante presidenta que asumirá el cargo en marzo próximo.

La trayectoria política de Dilma Rousseff se puso en evidencia desde su participación en el movimiento guerrillero, en el cual se mostró como una persona firme en sus ideas, al extremo de haber sido calificada en alguno momento como la “dama de hierro”.

La militancia política y las ideas que orientaron su desempeño en las funciones que le fueron confiadas, mueven a considerar que su gobierno tendrá como una de sus principales características el servicio a las mayorías, en un país caracterizado por altos índices de marginalidad, aunque en los últimos años estos han ido disminuyendo en forma considerable, debido a las políticas del presidente Lula.

Con seguridad, la capacidad que el nuevo gobierno tenga para negociar con una oposición bastante significativa, establecerá la diferencia.

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Opinión:

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Clarín, Argentina: Descontrol vial y muertes en rutas

Las muertes en las rutas y en, general, en el tránsito del país expresan la dimensión más trágica de un problema en el se conjugan la ausencia de políticas públicas articuladas, el control insuficiente, la débil educación vial y la imprudencia de los conductores.

El último hecho, registrado anteayer en Santiago del Estero, dejó un saldo de una docena de muertos y quince heridos, al volcar un ómnibus en la ruta provincial 176. La unidad no disponía de autorización oficial para ingresar a terminales ni disponía de boletos. Este transporte irregular, además se hallaba en malas condiciones y circulaba a alta velocidad. La mayoría de los pasajeros era gente de campo, que se desplazaba en medio de una ausencia total de controles. En apenas más de un mes, 48 personas murieron en las rutas, muchas de ellas en accidentes que causaron muertes múltiples. Pinchaduras de cubiertas o ausencia de luces han sido algunas de las causas de los siniestros; pero también lo ha sido la irresponsabilidad de los conductores, que suelen transgredir límites de velocidad y adoptar otras conductas riesgosas, sin que nadie sancione las irregularidades. En el ámbito urbano, colectivos y automóviles particulares siguen desafiando las pautas razonables de circulación, pasando semáforos en rojo, no respetando a los peatones y adelantándose de manera que se obstruye el tránsito. Esta verdadera selva urbana provoca múltiples accidentes cotidianos y se expande sin que se ejerza un control adecuado.

El tránsito, entonces, se ha convertido en un prisma apropiado para observar algunos de los rasgos que perturban la dinámica social argentina. Crispación de automovilistas, falta de respeto a las reglas que ordenan el espacio de circulación, desprecio por los derechos de los otros, y este dominio salvaje tiene su condición de existencia en la débil atención que le brindan las políticas públicas. Sin controles y sin una adecuada y firme socialización en el orden vial, que garantice el respecto de las normas y que se base en sanciones, las muertes seguirán siendo responsabilidad de estas falencias.

En apenas más de un mes se han registrado 48 muertes en las rutas. La imprudencia y el descontrol son conductas particulares e institucionales que deben revertirse.

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