Las aventuras de Evo Morales: el DS 748, un autogol

Marcelo S. Dabdoub

1305586377-brota-violencia-bolivia-gasolinazo El DS 748 sobre el Impuesto Específico a los Hidrocarburos y sus Derivados fue recibido con mucha sorpresa por la sociedad cruceña y boliviana. Después de 5 días de inflación de los precios de hidrocarburos, de servicios de transporte y productos de consumo, el señor Morales derogó su decreto. Sucede que las movilizaciones y protestas de distintas organizaciones sociales, principalmente las del Alto, demostraron al gobierno que el apoyo del que este goza no es incondicional y que el señor Morales no tiene un cheque en blanco sobre el destino del pueblo.

Estas son buenas noticias para nuestra desgastada oposición. Como algunos analistas ya lo habían predicho, hemos comenzado a presenciar las consecuencias de la colisión entre el plan de hegemonía del MAS y la compleja transición de un movimiento social a un partido político. El intento testarudo de este partido de consolidarse a cualquier costo- como lo hizo el MNR tras la revolución de 1952- ha creado descontento en varias de las bases masistas que originalmente apoyaban categóricamente a Morales. Esta condición ha creado nuevos retos para el MAS como partido y, asimismo, nuevas oportunidades para la oposición.



Otro aspecto positivo (desde el punto de vista de la oposición, por supuesto) del llamado “Gasolinazo” es que la población del occidente de Bolivia y algunos sectores cruceños afines a las políticas masistas están comenzando a conocer la verdadera naturaleza autoritaria del MAS, de su estructura de poder antidemocrática y de las verdaderas intenciones políticas de sus líderes. Algo parecido sucedió en Potosí a mediados del anterior año cuando se pidió la refundación de Bolivia como un Estado federal.

Es pues una ilusión pensar que el gobierno masista gobierna a través del pueblo y para el pueblo. Es una ilusión (por no decir impostura) por parte del señor García Linera cuando en una entrevista para Le Monde Diplomatique quiere dar a entender que los movimientos indígena-campesino toman las decisiones en el Palacio Quemado. Los últimos días nos demostraron lo contrario. También lo hizo ya Robert Michels en 1911 con su famosa “ley de hierro”.

Para corroborar a esta opinión, he aquí una frase del señor Morales en una concentración de sindicatos campesinos en Oruro hace algunos días: “Cuando yo era opositor jamás he sugerido y opinado sobre gabinete esa es responsabilidad de cualquier presidente. Eso no es responsabilidad de movimientos sociales, es de mi responsabilidad, así como no es mi responsabilidad elegir dirigentes”. Aquí los lectores podrán observar la diferenciación dentro de la estructura de poder masista y la delimitación de la participación popular en las decisiones gubernamentales.

Pareciera que don Román Loayza tiene razón al mencionar que el señor Morales abrogó al DS 748 más por miedo al pueblo que por el seguimiento de la premisa “gobernar obedeciendo al pueblo”.

Ahora le pido al lector de estas líneas imaginarse al señor Morales, al presidente del país llamado Bolivia, en su avión privado Falcon 900EX de 38 millones que consume 102 dólares por minuto de vuelo. El Señor vuelve de sus vacaciones en Venezuela y, mientras revisa en-línea los resultados de los últimos partidos de fútbol (que tanto le gusta), piensa en cómo la va a arreglar esta vez. Porque no entiende cómo se pudo anotar este autogol.

Mientras tanto, miles de ciudadanos de aquel país, sorprendidos por el regalo de navidad DS 748, pensaban en cómo iban a pagar el pasaje para ir al trabajo.