¿Revocar a Álvaro?


AGLEVO_thumb El debate ha surgido en los últimos días y podría instalarse con fuerza en el escenario nacional. Aunque alguien ya lo había sugerido en el 2010, ha sido después del fallido “gasolinazo” que se multiplicaron las voces de quienes piden un referéndum para revocar el mandato del vicepresidente Álvaro García Linera. En ocasiones, la idea surge de sectores periféricos del oficialismo, más o menos desgajados de la ortodoxia gubernamental, como en el caso reciente del CONAMAQ. El argumento para el pedido señala al vice como el principal responsable del intento de alza de precios de los combustibles, afirmación del todo incorrecta por cuanto el “gasolinazo” fue aprobado por el presidente Evo Morales, quien simplemente dejó a García Linera a cargo de promulgar el decreto 748 para proteger su propia imagen. También desde algunas alas de la oposición surgen voces coincidentes, como las de aquellos que intentaron bautizar al ajuste como el “gasolinerazo”. Aquí hay que contar incluso a varios parlamentarios cruceños que, curiosamente, parecen tener la consigna de nunca cuestionar a Evo Morales, sino sólo al vicepresidente y a los ministros. Podría tratarse de un muy discutible cálculo estratégico, según el cual hay que concentrar la artillería en los flancos débiles, pero con el alto riesgo de estar blindando la figura presidencial. ¿Simple error o acuerdo tras bambalinas? Por el lado del grupo político del ex alcalde paceño, Juan del Granado, también se lanzan señales hacia el revocatorio vicepresidencial. Pero, ¿se ha decidido el MSM a ser oposición o sólo está buscando remover las figuras del gobierno que bloquean una eventual reincorporación a la alianza oficialista? Para nadie es secreto que amplios sectores del Movimiento Al Socialismo rechazan a García Linera, al punto que tiempo atrás se habló de pugnas por cuotas de poder entre “evistas” y “lineristas”. El asunto ya obligó a Evo Morales a realizar declaraciones en contra del revocatorio, lo que de ninguna manera descarta la posibilidad de que la idea esté siendo alentada desde círculos “evistas”, ya que en ese caso el presidente debería ser especialmente cuidadoso en mostrarse lejano a la iniciativa. De hecho, todo podría ser una jugada gubernamental para curarse en salud tras la debacle de fin de año, sacrificando un chivo expiatorio. Por último, una reflexión para los opositores que creen interesante plantear la remoción de uno de los personajes más radicales del actual gobierno: ¿se imaginan lo que sucedería en una consulta popular donde se manipule el sistema electoral y el vice sea ratificado en el cargo? En ese caso, lejos de empujar al régimen hacia la moderación se podría acabar en todo lo contrario. El debate está servido y la clave estará en no embarcarse en proyectos políticos que no cuenten con el suficiente análisis previo.

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