La vergüenza de Bolivia

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Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: ¡Qué viva el Carnaval!

  2. El Día: Bolítica

  3. El Día: Después del carnaval

  4. El Día: Palabras Mayores

  5. El Día: La propaganda como fin

  6. El Día: 10% ¿Techo o piso?

  7. Los Tiempos: La solidaridad, desafío de todos los días

  8. El Deber: La vergüenza de Bolivia

  9. Cambio: ¿Y después del desastre?

  10. La Prensa: Reconstrucción planificada

  11. El Diario: Supuestas obras para El Alto

  12. El Mundo: Llega la fiesta

  13. Opinión:

  14. Clarín, Argentina: Los proyectos de perpetuación en el poder


El Día: ¡Qué viva el Carnaval!



La Asamblea Legislativa Plurinacional adelantó la celebración del Carnaval con la interpelación al ministro de Gobierno, Sacha Llorentty, quien debía responder cómo hizo para no enterarse de que su mano derecha en la lucha contra el narcotráfico era en realidad un narco que exportaba cocaína por toneladas. Los miembros de la “comparsa” oficialista le sirvieron en bandeja una lista de cinco preguntas, antecedida por un “bando” que hablaba de las bondades del Gobierno en materia de combate a las drogas. El presidente de la comparsa, no sólo ensalzó el trabajo de su apadrinado pepino, sino que achacó del problema a los anteriores gobiernos, que según él, le entregaron al MAS un Estado que ya estaba perforado por los narcos… y que siga la fiesta.  Al final, Llorentty terminó ovacionado por los miracorso y poco faltó para que lo designen “Dios Momo”, aunque, según el orden de jerarquía carnavalera gubernamental, ese mérito le debería corresponder al general René Sanabria, quien ya eligió el color y el modelo de la casaca en una celda de Miami. Se trata de overol anaranjado adornado con detalles plateados en las muñecas y los tobillo.

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El Día: Bolítica

La interpelación del ministro Llorentty nos ha aclarado la marcada diferencia con el comportamiento de los anteriores gobiernos, con el nuestro, con una profunda autoridad moral sobre los casos que han estado emergiendo’.

René Martínez
PRESIDENTE DEL SENADO

Se dice que: Dicho y hecho. La oposición había advertido que la interpelación a Sacha Llorentty iba a ser "un saludo a la bandera". El Ministro se retiró aplaudido del hemiciclo y con la certeza de que hace bien su tarea en el combate a los narcos.

Si este Ministro no sabía que había una orden de detención en contra del general Sanabria por la DEA, entonces para qué ocupa ese cargo, si en sus narices los policías trafican droga’.

Adriana Gil
DIPUTADA PPB CONVERGENCIA

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El Día: Después del carnaval

Pese a que fue el mismo Gobierno el que ordenó la suspensión de las actividades carnavaleras en todas las oficinas de la administración pública, por solidaridad con los compatriotas que sufren penurias por desbordes de ríos, derrumbes e inundaciones, el presidente Morales y sus principales colaboradores no pudieron resistirse el pasado viernes a disfrutar por lo menos algunos minutos de mixtura, algo de trago y quemazones en el Palacio Quemado, ritual que se trasladó luego al edificio de la Vicepresidencia, aunque, es bueno precisarlo, la farándula en realidad empezó por la mañana de ese día en la Asamblea Legislativa Plurinacional, con la caricaturesca interpelación al Ministro de Gobierno.

Es natural que el Gobierno trate de buscar unos momentos de respiro, ya sea en forma de pachanga, como sucedió en el Congreso o apelando a esas mezcolanzas de humaredas y alcohol, que tienen más de plegaria que de festejo, para enjugar en cierta forma la seguidilla de tragos amargos que ha tenido que sorber en los dos últimos meses, en los que pasó del gasolinazo a las colas y de la escasez a la inflación, el paro del transporte, el escándalo del "narco-general",  los desastres naturales, las protestas de la COB y numerosos otros conflictos que no sólo amenazan con romper todos los récords en esta materia, sino también arrasar con la popularidad presidencial.

Serán jornadas de festejo sordo y malagana, pero necesarias, aunque muy corta tregua, que anticipa el rebrote del malestar, exacerbado por la insólita salida por la que optó el Gobierno en las negociaciones de incremento salarial que venía manejando con la COB. El sorpresivo anuncio, que además fue unilateral, no ha hecho más que incitar los ánimos de protesta y sin duda alguna, extenderá aún más este clima de tensión, cuyo efecto más perverso es alentar las expectativas inflacionarias, que han estado estimulándose constantemente con rumores y pronósticos apocalípticos de las propias autoridades nacionales.

Lo mismo pasa con el transporte público. El conflicto lleva ya demasiado tiempo. Los transportistas maltratan a la gente con la suspensión de su servicio y entre que suben sus tarifas, los presionan y luego hacen contrapropuestas, se continúa incentivando una espiral inflacionaria que tiende a poner aún las cosas más graves.

¿Hasta dónde podrá estirar el Gobierno? Obviamente hablar de un 10 por ciento de aumento en estas circunstancias resulta irrelevante y lo mismo podría decirse de un 20 por ciento, cuando el precio del azúcar y de otros productos básicos se ha incrementado en más de doble de esa cifra. Y por más que se apruebe lo que piden los dirigentes obreros, todo quedará en la nómina, porque la economía real se encargará de hacer su trabajo con el salario de los bolivianos.

Y aunque se anticipen tiempos difíciles, el Gobierno parece decidido a "meterle nomás", a seguir en su propio Carnaval que empezó el 2006. Se lo ve claramente por la forma de encarar el problema del narcotráfico, por la imagen de "país de las maravillas" que trata de mostrar en sus anuncios de televisión, porque insiste en mantener en sus puestos a ineptos y tipos de mala reputación. Porque para el MAS no hay culpables más que la DEA, los empresarios, los gobiernos anteriores y el neoliberalismo, excusas que terminarán pasándole factura en las calles y firmadas por los mismos actores que llevaron a Evo Morales al poder.

Para el MAS no hay culpables más que la DEA, los empresarios, los gobiernos anteriores y el neoliberalismo, excusas que terminarán pasándole factura en las calles .

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El Día: Palabras Mayores

MEGADESLIZAMIENTO, Sepamos ser firmes para continuar y reconstruir la vida con confianza en Dios’.

EDMUNDO ABASTOFLOR
arzobispo de la paz

El gobierno, Tienen esta paranoia de creer que todos los empresarios y opositores   pretenden derrocarlo’.

MAURICIO MUÑOZ
DIPUTADO PPB CONVERGENCIA

CASO LEOPOLDO,  Si la gente hubiese asistido, se habría dado cuenta de todo el montaje de Porvenir’.

PAMELA FERNÁNDEZ
HIJA DE LEOPOLDO FERNÁNDEZ

TRANSPORTE, No se ha roto el diálogo, si el Alcalde nos llama a su despacho 10 minutos iremos… No saldremos con la tarifa de Bs 1,50′.

MARIO GUERRERO
DGTE. DEL TRANSPORTE DE SANTA CRUZ

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El Día: La propaganda como fin

Seguramente que en lo que viene desde 1982 a esta parte, ningún gobierno se ha dado el lujo de gobernar cómodamente sentado frente al televisor. Desde los espacios de trabajo publicitario, donde se elaboran spots y eslóganes, el material editado se envía a los medios televisivos fundamentalmente, y la gente se entera – durante el desayuno, el almuerzo o la cena – de las realizaciones que está llevando a cabo el Estado Plurinacional en lo que se refiere al “cambio”, producto de la “revolución en democracia”. No hay manera de evitarlo porque uno no puede enterarse de nada, ni ver una película siquiera, donde no aparezca la cara sonriente de S.E.

Lo grave está en que la jerarquía gubernamental también ocupa sus butacas o los mullidos sillones del Palacio y desde allí observa satisfecha y sorprendida todos sus logros. Está tan bien hecha la propaganda oficial – algo hay que reconocerle al MAS – y tiene tantos recursos económicos para atiborrar los espacios televisivos, que los propios gobernantes creen lo que ven, se convencen de sus mentiras, y naturalmente que se enfurecen si se les dice que son ineptos y que no se avizora gestión de gobierno por ningún lado.

“Bolivia cambia, Evo cumple”, le dicen machaconamente al pueblo y ya está. Si se habla de la pobreza, aparece el spot del “bono dignidad” con unos viejitos contando billetes. Y si se habla del mal tiempo aparece el spot sobre la solidaridad del Gobierno en épocas de sequía o aguas. Si se critica la conducción de S.E. entonces se multiplican los esfuerzos para, en contraste, acusar a Goni, Mesa, Quiroga, Reyes Villa, Costas, Branko, Leopoldo Fernández y otros. Enchufan un spot trucado sobre los acontecimientos en Porvenir para justificar el abuso de tener durante casi dos años y medio encerrado sin sentencia a Leopoldo Fernández y trasladarlo como a un delincuente rematado de San Pedro a Chonchocoro. A él y al resto se los acusa de cualquier cosa, sin pruebas ni nada parecido, porque lo importante es que el pueblo se entere, vea, crea, no discierna, que viva como en manada.

¿Hambre? ¿Carestía? ¡Pero qué es eso! Venga el spot sobre que el Gobierno va a proteger la seguridad alimenticia del pueblo ampliando la frontera agrícola, comprando maíz, arroz y trigo, a un precio 10% mayor que en el mercado. Y otro spot más acusando a los empresarios agroindustriales cruceños de cometer agio y de ser unos desnaturalizados por no ocuparse de la alimentación del pueblo. Entonces los culpables del hambre reinante y de la escasez son los productores que especulan.
¿Qué la nacionalización de los hidrocarburos fue un error? ¡Venga otro spot!:“gracias a la nacionalización los niños estudian con el bono Juancito Pinto”. Y otro: “YPFB. La fuerza que transforma a Bolivia”. Y otro sobre las maravillas que del IDH. Y uno siguiente sobre la industrialización del gas. ¿Cómo? ¿Qué no vienen inversiones extranjeras para el sector de hidrocarburos? Listo un spot anunciado sobre muchos millones de dólares que vendrán de inversión externa y los cientos que pondrá el propio Estado Plurinacional. ¿Las reservas de gas han caído? ¡Ni hablar! Eso dicen las empresas petroleras resentidas, que quieren causar desconcierto. Nuestras certificaciones de reservas propias dicen que la Pachamama está inflada de gases.

Hay un eslogan que no resiste el menor análisis pero en el que se insiste hasta el hastío: “todos los bolivianos sabemos leer y escribir”. Si se hiciera una encuesta simple, sólo pidiendo a la gente de las áreas rurales que lea el párrafo de un periódico, veríamos de qué tamaño es la mentira. Mientras el Estado Plurinacional afirma que Bolivia, junto a Cuba y Venezuela, son las únicas naciones que han salido del analfabetismo, la UNESCO, que sí sabe de esas cosas, muestra su preocupación porque sucede con Bolivia todo lo contrario. Pero el “logro” ya está puesto en la televisión y alguna gente abre la boca creyendo el formidable embuste.

Cuando S.E. tuvo que recular a raíz del descontento que creó el decreto del “gasolinazo”, todo se quiso arreglar con otro eslogan: “gobernar obedeciendo al pueblo, ayer, hoy y siempre”. ¿Lindo, no? Cuando el pueblo sabe muy bien que si no se amenazaba al Gobierno con tumbarlo el decreto se hubiera impuesto y ahora estaríamos viviendo un infierno . La propaganda habla de la “Bolivia productiva”, la industrialización del gas, de la “Bolivia para todos”, y hasta de la industrialización del Mutún. ¡Falso! Pero no importa porque un spot dice: “Bolivia más Jindal: Un compromiso de acero”. Y eso se repite hasta el infinito.

Ahora que un generalazo de Policía, cuya misión era liderar la lucha contra el narcotráfico, ha caído como un chorlito en manos de EEUU acusado de narcotraficante, comprometiendo por supuesto al Gobierno, es seguro que el asunto se solucionará con otro spot, diciendo cualquier mentira para exculparse o acusando al imperialismo y a la DEA de jugar sucio.

Bolivia se gobierna en base a “zapping” y la cúpula gubernamental disfruta de sus logros sin tener que moverse de sus despachos, mirando la tele desde su cama. Y despreocupados por hacer gestión, que es lo que se reclama.  
 

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El Día: 10% ¿Techo o piso?

E n el medio de un proceso de negociación salarial entre el Gobierno nacional y la Central Obrera Boliviana (COB), sorpresivamente y de manera unilateral, el poder ejecutivo ha puesto sus cartas sobre la mesa: ofrece 10% para las Fuerzas Armadas, Policía, maestros y médicos, un salario mínimo de 815 bolivianos y una base de negociación también del 10% para el sector privado. La decisión oficialista, en vísperas de la fiesta del Rey Momo, al parecer busca ganar tiempo con la esperanza de que la fiesta de la carne aplaque los ánimos de sindicatos y movimientos sociales que quieren reajustes salariales mayores. Es la segunda vez, que desde el árbol del poder, se opta por una medida intempestiva, cercana a una festividad colectiva, como táctica de desmovilización social. El gasolinazo, que tuvo una aparición de fuego fatuo, fue un día después de la Navidad. Pero la bronca de la gente, contra la política pública de choque, esperó paciente su momento y se tradujo en una asonada popular, que hizo retroceder al Gobierno como perro cala en barrio ajeno. El Carnaval puede que posponga las movilizaciones pero, sin duda, el miércoles de ceniza,  los bolsillos carcomidos por las pollinas de la inflación volverán a conducir conciencias y rearticular presiones sindicales. De hecho, la COB y los otros sectores  han rechazado el aumento.

Puede que la oferta de un techo de 10% para el reajuste salarial se convierta en un piso, a partir del cual el conflicto distributivo se agrave; Gobierno y sindicatos volverán a medir fuerzas en las calles. Desde la perspectiva machacona del mantra religioso “mandar obedeciendo al pueblo”, la cachaña criolla del 10% no es precisamente una muestra de credibilidad, confianza, y de actitud de escucha, menos aún una pauta de fortaleza política, todo lo contrario, demuestra inseguridad y pérdida de perspectiva. Quien tiene el sartén por el mango del poder y dice representar a los movimientos sociales tendría, que genuinamente, pactar el reajuste salarial y otros a temas productivos y laborales.
 
La oferta de reajuste salarial huele a discriminación y/o sumisión velada frente a factores de poder dentro del aparato del Estado.  El guiño salarial se concentra en grupos de elite del Gobierno, casualmente aquellos que tienen mayor capacidad de disuasión (hombres y mujeres en armas)  o presión (hombres y mujeres en las calles). ¿Pero que ocurre con los miles de funcionarios que trabajan en otras reparticiones del Gobierno, de las universidades públicas, las prefecturas, los municipios o empresas estatales? ¿Se trata mejor aquellos que pueden manejar la fuerza? En este caso, alguien podría recurrir a la Ley Antirracismo con toda razón.
También después del feriado, es previsible que la oferta gubernamental exacerbe más aún las presiones de los transportistas, esto es más gasolina al fuego de la inflación.
 
Ahora bien, ¿Cuán efectivo será el reajuste  salarial para recuperar el ingreso de los trabajadores en caso de que estos lo acepten? Esto en gran medida depende de que pasara con el nivel de precios en los próximos meses. Como es conocido, una  de las causas de la inflación actual es la subida de precios de los alimentos importados. Los reajustes salariales propuestos por el Gobierno, en un primer momento, actúan como propagadores del fuego de la inflación, especialmente en aquellos mercados donde existen algún tipo de poder monopólico. Sueldos y salarios más altos, implican aumento de costos dentro de las empresas, que muchas veces repasan a sus precios el referido incremento. Se detona la corrida: salarios más altos, aumento de costos y nuevamente, alza de precios. Anuncios de subida de salarios del 10% también avivan las expectativas inflacionarias de agentes económicos que se defiende vía reajuste de precios y/o especulan. En estas condiciones, el reajuste salarial se convierte en una mera ilusión monetaria. Gano más pero los precios en los mercados suben más aún. Para que la reposición de ingresos sea efectiva se deben complementar con otras medidas de políticas públicas estructurales y de corto plazo.

Entre estas últimas están las políticas macroeconómicas anti-inflacionarias. En nuestro caso la situación es la siguiente. En principio, sería recomendable cortes del gasto e inversión pública para retirarle oxígeno a las llamas de la inflación, pero dado el ciclo populista que vivimos esto es poco probable.  Restan la política cambiaria, que ciertamente, continuará con las lentas apreciaciones del Boliviano y las políticas monetarias más contractivas, para retirar liquidez de la economía.

De hecho, el Banco Central de Bolivia ha vuelto tímidamente a las operaciones de mercado abierto. Pero como nada es gratis en economía, la apreciación cambiaria y el aumento de la tasa de interés afecta el desarrollo productivo nacional y podrían pinchar la burbuja de consumo que vivimos, especial preocupación suscita la suerte que pueda correr la burbuja inmobiliaria alimentada por crédito local. Estamos frente a un viejo dilema macroeconómico, menos inflación implica sacrificar empleo. Desde el enfoque estructural y por el lado de la oferta, se requieren acciones de apoyo a la producción nacional, especialmente al sector de alimentos.

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Los Tiempos: La solidaridad, desafío de todos los días

NUESTRA PALABRA

Es de esperar que los sentimientos de solidaridad que despiertan con las tragedias se mantengan vivos cuando los peores momentos hayan pasado

La serie de desastres ocasionados por las intensas lluvias de las últimas semanas en nuestro país ha hecho que el actual ya sea uno de los años más trágicos de los que se tenga memoria. Decenas de personas muertas, más de 70 mil personas damnificadas y el temor de que esas cifras se incrementen durante los últimos días así lo corroboran.

Ante tan dramática situación no corresponde, por ahora, buscar explicaciones y mucho menos responsables. Lo pertinente es que pasando por encima todas las eventuales diferencias y discrepancias que en circunstancias normales nos distancian a unos de otros, todos los bolivianos nos unamos alrededor de las familias más afectadas para tenderles una mano de solidaridad y hacer lo que esté a nuestro alcance para paliar en algo su dolor.

Felizmente, como ya se demostró en ocasiones anteriores, entre las cualidades que más se destacan en nuestra sociedad está la solidaridad. No es difícil que entre nosotros se despierten los mejores sentimientos ante la tragedia ajena, mucho menos cuando, como ahora, la magnitud y extensión de los desastres pone en evidencia cuán vulnerables somos y cuán cerca de todos está el infortunio, lo que da pleno sentido al viejo adagio que dice "hoy por ti, mañana por mí".

Muestras de ese espíritu de solidaridad, siempre tan necesario pero más aún en circunstancias como las actuales, las están dando a lo largo y ancho del país diversas iniciativas que de manera espontánea se organizan y convergen alrededor de un objetivo común. Es el caso, por ejemplo, de la campaña Bolivia Solidaria, que en un esfuerzo conjunto de la red ATB, el Grupo Bisa, la Iglesia Católica, la Gobernación de Cochabamba y Los Tiempos, además de una larga lista de empresas e instituciones, ha logrado excelentes resultados.

Tales muestras de generosidad, sin embargo, pese a lo encomiables que son, no son suficientes. No lo son porque si bien es natural y muy bueno que los mejores valores humanos como la solidaridad se manifiesten en situaciones extremas como las actuales, sería mejor si no hiciera falta que la naturaleza se ensañe para que gobernantes y gobernados, gente del campo y de las ciudades nos sintamos unidos alrededor de intereses y objetivos comunes y actuemos en consecuencia.

No se debe olvidar por ejemplo que, aunque amainaran las lluvias durante los próximos días y aunque el estado de emergencia actual se vaya disipando, para mucha gente será ya imposible recuperar la normalidad perdida. No son sólo muchas viviendas las que tendrán que ser reconstruidas, sino vidas enteras. Y eso es algo que no se pueda hacer si el interés por la suerte del prójimo no es parte de la vida cotidiana de sus miembros haya o no desgracias de por medio.

Bueno sería, por eso, que sin perder de vista que es ahora cuando más falta hace la solidaridad, ésta no debe agotarse con los malos momentos sino proyectarse hacia el porvenir. Así, las tragedias pueden ser un motivo más para fortalecer nuestros vínculos sociales y así contrarrestar los factores que a diario nos separan condenándonos a ser un país en permanente estado de enfrentamiento interno.

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El Deber: La vergüenza de Bolivia

Los organismos policiales de la región han dejado de tomar en cuenta a Bolivia, por lo menos cuando se trata de operaciones contra el narcotráfico.

Eso quedó en evidencia en el caso de la captura del general René Sanabria. La Interpol lo siguió desde Bolivia hasta Chile y Panamá, pero decidió no informar de nada de ello al Gobierno boliviano.

Funcionarios del Ministerio de Gobierno dijeron que estaban extrañados por el hecho, ya que ellos hubieran colaborado de inmediato en el caso de ser informados.

Como se trataba de un operativo que buscaba coger con las manos en la masa a los narcotraficantes, uno de los cuales era funcionario del Gobierno nacional, Interpol optó por marginar a las autoridades bolivianas.

Esto, que parece solo un caso de celos o eficiencia policial, revela que el Gobierno de Evo Morales no es considerado sujeto confiable para los organismos internacionales que tienen la responsabilidad de perseguir a los narcotraficantes.

La opinión pública boliviana se merece un poco de respeto de parte de quienes manejan el país en este momento. Ser ciudadano boliviano genera respeto en el extranjero, solo por la capacidad de trabajo de nuestros ciudadanos. Pero las informaciones referidas al narcotráfico llenan de vergüenza a los bolivianos, aunque muy pocos de ellos son responsables de tal vergüenza.

Que la coca sea una hoja ‘sagrada’ para algunos bolivianos es algo que no libera al país de la responsabilidad que tiene en la difusión de la droga que se produce con esa hoja.

Seguir alegando que los cocaleros no tienen otra opción que cultivar la coca es un pretexto que ha perdido su fuerza desde hace mucho tiempo, pero sobre todo ahora que en todo el mundo se sufre por la falta de alimentos de procedencia agrícola.

En este momento, Bolivia podría liderar la iniciativa de proponer que todos los terrenos dedicados a la coca se vuelquen a la producción de alimentos, con la ayuda internacional.

Retar a la comunidad internacional, ahora que faltan alimentos para todos los humanos, a usar toda la superficie que ocupa el cultivo de coca a producir alimentos, sería una iniciativa inteligente.

Bolivia podría ir cambiando la pésima imagen que tiene de ser un país que tolera o alienta la producción de coca, a ser el que propuso un cambio radical, abandonando la geografía de la coca.

No tiene sentido seguir tratando de engañar a la colectividad internacional con informes poco serios sobre la erradicación de cocales excedentarios.

Bolivia tiene una mancha muy grande por culpa de la coca y sus derivados. Para librarse de ella no sirve insultar a otros países, sino tomar una posición clara, sincera, honesta y terminante contra la materia prima de la cocaína.

De otro modo, si se continúa con el método actual, el país corre el riesgo de ser considerado un territorio libre para las drogas, como parece surgir del operativo policial cumplido para la captura del general Sanabria.

Los bolivianos honestos merecen autoridades que luchen por la dignidad del país.

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Cambio: ¿Y después del desastre?

Ha pasado una semana del triste día en que el pequeño valle de Callapa sufrió el desastre provocado por la construcción indiscriminada en zonas de cuidado.

Como es común en las situaciones de crisis, en un grupo de personas se da la compasión y la solidaridad hacia quienes se vieron afectados por el desastre. También hay otro grupo que protesta  y busca hacer justicia sin mayor reflexión.

En la búsqueda de culpables, término mucho más acusador que el de responsables, al que primero se mira es al municipio, a la Gobernación, al mismo Estado central.

Pero seamos claros y sinceros, el municipio es responsable por permitir construcciones inadecuadas en zonas de riesgo.

Es responsable por limitarse a repartir memorandos pidiendo el desalojo y no usar la acción policial para obligarlo en aras del derecho de los demás.

También son responsables el gobierno departamental y el nacional por no apoyar las políticas de uso de suelos y construcciones del gobierno departamental.

También hay responsabilidad de Epsas, que debe precautelar el mantenimiento de alcantarillas, calidad de pozos sépticos y también por el cuidado de su infraestructura.

Pero los vecinos que hicieron edificaciones en zonas de riesgo, ¿no son responsables? ¿Para sus construcciones buscaron asesoramiento técnico de ingenieros y arquitectos, incluso de geólogos?

El dicho dice que hay que tener casa aunque sea en la punta del cerro, pero no habla de hacerlo en zonas que no tengan capacidades para sostener el peso de la vivienda.

Ahora resulta que el Estado, como si fuera culpable, se hará cargo de los costos de la tragedia; ya se escuchan algunas voces desde los medios que dicen: "El Gobierno anuncia que dará refugio a los damnificados —la periodista concluye­—, ¿pero qué clase de techo dará? Una verdadera exageración; está bien que el Estado se haga cargo del desastre, y de seguro lo hará con la mayor de sus posibilidades, pero de ahí a exigirle que sea al gusto de los medios opositores… eso desvela que es una prensa con clara posición política.

Más allá de todos los responsables, los que van a pagar y los que no ahora tenemos que entrar en una profunda discusión sobre lo que tendremos que hacer con la zona de Callapa, sin violentar los derechos a la vida y el trabajo de los que fueron sus habitantes.

Callapa por siglos ha sido el valle proveedor de productos lácteos naturales a la ciudad de La Paz, y no sería justo que por el deslizamiento de las zonas de altura como Kupini y el Valle de las Flores, los comunarios de Callapa tengan que cambiar su vocación económica lechera.

No sería mala idea proponer que el valle callapeño se convierta en un espacio rural, acorde con la naturaleza, con su tradicional producción, y al mismo tiempo un lugar de paseo para las personas que viven en los espacios urbanos y requieren de sitios de recreación natural.

Esto requerirá aspectos normativos, como regular el tipo de construcción del valle para que sea acorde a su vocación agropecuaria y a su condición de espacio armónico con la naturaleza.

El otro aspecto necesariamente tendrá que ver con las normas para poder ir a visitar y gozar del espacio rural, el manejo de la enorme cantidad de basura que suelen dejar los excursionistas urbanos, el cuidado que deben tener con los cultivos y la relación de respeto necesario para las personas y animales que habitan el valle.

Tal vez así podamos hablar de formas que acercan al citadino a la idea de convivencia con la naturaleza que propone el Suma Q’amaña.

Devolver al valle de Callapa su vocación agropecuaria comunitaria sería una forma de mantener el deseo comunario de proteger su hábitat, así como de dar a la ciudad un lugar de recreación.

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La Prensa: Reconstrucción planificada

Es hora de empezar a construir barrios planificados y acabar con la improvisación, que sólo ocasiona problemas en el futuro.

El peligro de que se produzcan más deslizamientos en una parte de la ladera este de la ciudad continúa latente, una prueba de ello es que la Alcaldía de La Paz reconoció que el número de urbanizaciones incrementó y, en ese marco, notificó a los vecinos de los barrios Cervecería y Metropolitana para que desalojaran el sector y, así, en caso de un deslizamiento, las pérdidas sean menores.

Sin duda alguna, el megadeslizamiento que se produjo el fin de semana anterior es el mayor desastre que enfrentó La Paz en las dos últimas décadas, porque dejó 6.400 damnificados y provocó daños de infraestructura de al menos 50 millones de dólares, de los cuales 34 millones son por las viviendas desplomadas y 16 millones por la desaparición de la infraestructura pública (asfalto, escuelas, campos deportivos y plazas).

Considerando la magnitud del daño, y aunque el peligro no pasó del todo, habrá que pensar en la reconstrucción de las ocho zonas afectadas hasta ahora, pero habrá que hacerlo con la responsabilidad y seriedad que amerita el caso.

Para hacerlo habrá, primero, que establecer con precisión las causas del daño; de hecho se anticipó que serían siete las acusas del desastre; sin embargo, deberá realizarse algunos estudios más para verificar ese extremo. En todo caso, está descartada la posibilidad de que se vuelva a construir viviendas en el mismo lugar sea cual fuere el resultado.

Por lo consiguiente, se deberá buscar el terreno para la construcción de nuevas viviendas. Claro, habrá que hacerlo con un previo estudio de suelos para no incurrir en algún tipo de error que después genere consecuencias lamentables.

Sin duda, la zona ideal para construir viviendas es El Alto, pero también se tendrá que hacer un estudio de factibilidad para dar paso a la elaboración de un proyecto serio y responsable de urbanización, ¿qué significa eso?, que se tiene que pensar en la construcción de una urbanización que cuente con todos los servicios básicos y de transporte.

No se debe incurrir en errores pasados de construir viviendas en cualquier lugar sin una proyección de futuro. Lo decíamos en anteriores oportunidades, se debe concebir el proyecto como parte de un plan de desarrollo humano que permita disminuir los riesgos ante los desastres.

En la ejecución del proyecto, si es en El Alto, deberán estar involucrados varios actores, el Gobierno especialmente, que deberá ser el principal financiador; el Gobierno Municipal de La Paz, que contribuirá en la compra de los terrenos; la Alcaldía de El Alto, que deberá garantizar la dotación de los servicios básicos y, fundamentalmente, los ahora damnificados, en el futuro beneficiarios, que deben aceptar su traslado a El Alto y poner su mano de obra para coadyuvar en la concreción de algunas obras.

El proyecto deberá partir de tomar como ejemplo Ciudad Satélite, urbanización que fue planificada por Alfredo Ovando Candia y terminada en su construcción por Hugo Banzer Suárez. Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que Ciudad Satélite, considerada la zona sur de El Alto, es el barrio que se proyectó con futuro, dejando los espacios para la construcción de establecimientos educativos que pudieran albergar a toda su población en edad escolar, los espacios para la construcción de hospitales, campos deportivos, plazas, mercados y centros recreativos.

Por eso, es hora de empezar a construir barrios planificados y acabar con la improvisación, que sólo ocasiona problemas en el futuro.

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El Diario: Supuestas obras para El Alto

Los actos programados por el aniversario de El Alto fueron motivo para que se divulgue que se puede pasar por encima de las autoridades constituidas por ley para realizar actos que son de su exclusiva competencia. Así lo reconoció el presidente Evo Morales cuando en vísperas de dicha fecha entregaba cuatro ambulancias donadas por el Gobierno español. Dijo que tuvo desavenencias con el ex alcalde Fanor Nava para la ejecución de ciertas obras -que no reveló-, habiendo recurrido para dicho fin a los cuatro diputados uninominales de El Alto por el MAS. Primero les confió 500.000 dólares a cada uno y luego subió a 1.000.000 de la misma moneda y agregó, “ha resultado muy bien”. Esta confesión aclara que el Presidente corrió un albur, un acaso o un tal vez, del que dice que salió bien librado, pero la alternativa podía ser contraria.

Este modo de administrar recursos públicos no puede ser más riesgoso, mientras el contento presidencial no fue acompañado de ninguna certificación de buena inversión. No importa que se trate del programa “Bolivia cambia, Evo cumple”, del cual tarde o temprano Venezuela nos pasará la factura. Lo grave es que la institucionalidad queda resentida y quebrantada. Significa ignorar el orden administrativo del Estado, que es como ignorar el orden natural de las cosas. No importa qué autoridad fuera desconocida en sus roles y competencias específicas. No en vano existen los órganos deliberantes y los operativos. Que diputados asuman hacer lo que corresponde a un Alcalde es trastrocar el sistema jurídico y administrativo del Estado y por eso los dirigentes alteños hacen bien en pedir cuentas de seis millones de dólares, si se suma las indicadas entregas.

Lo confesado recuerda las amenazas de “no trabajar” con alcaldes y prefectos de entonces, elegidos por los votos opositores en distintos departamentos. Esta advertencia sigue demostrándose con hechos en perjuicio de muchas regiones y así se lo denunció. Esta vez le tocó el turno al Alcalde de la ciudad más joven de Bolivia, a quien por lo visto de nada le valió su adhesión al esquema oficial de Gobierno, tan luego heredara el cargo de José Luis Paredes, cuando éste desde la oposición fue elegido prefecto de La Paz. Tampoco se reveló los tropiezos que dijo haber tenido el Presidente con el ex Alcalde alteño, pero, entre líneas, en su discurso sembró demasiadas sombras contra la administración y, algo más… sobre el ex burgomaestre, como quien dice, que entienda el buen entendedor.

Ante las revelaciones del Primer Mandatario, no faltaron dirigentes de la populosa ciudad que afirmaron no conocer las supuestas obras, ni cuánto se habría invertido y menos rendición de cuenta alguna: “no hay las obras, no hay un informe al respecto”. La supervisión, que no la ejecución como ocurrió, debería empezar por la propia Alcaldía y sobre todo por la Contraloría de Estado Plurinacional en criterio de dichos dirigentes. Y la consecuencia que fluye es que si el Primer Mandatario prescinde de las autoridades pertinentes, qué se puede esperar que ocurra en el resto de la Administración Pública. Otras obras, y toda obra supone inversión, habrían sido encomendadas a ciertos movimientos sociales, tal como expresó la alta autoridad. Como colofón de su discurso ofreció a dichas agrupaciones entregar en esta gestión otros cuatro millones de dólares con destino a obras no mencionadas. Esto desconcertó mucho más a la dirigencia disidente.

No faltan recursos oratorios o remembranzas pasadas cuando se trata de quedar bien ante una multitud cualquiera. Al fin y al cabo es una forma de salir de apuros, tanto más en circunstancias en las que El Alto se queja de no ser atendido en la medida esperada como efecto de su fervor por el Presidente, tal vez menguado por las escasez y el elevado costo de vida actual. El relato anterior corresponde sólo a las vísperas del natalicio cívico, pero el día señalado para el homenaje oficial se ofreció un desembolso de 450 millones de dólares para obras en El Alto. ¿Quién los administrará?

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El Mundo: Llega la fiesta

Si algo espera el cruceño con un interés especial es su fiesta grande, el Carnaval no es solo una fecha del calendario religioso donde se debe celebrar una tradición regional, para el cruceño es parte de su cultura y le pone un interés especial.

No obstante la significación de la fiesta, nunca faltan los excesos que no hacen otra cosa que deslucir una fiesta que sirve para mostrar el espíritu que anima el corazón del pueblo, de la región y en especial de la capital del oriente.

En esta oportunidad, el carnaval cruceño tiene como un ingrediente especial la recordación de los 450 años de la fundación de la ciudad, hecho que sirve para recordar el sincretismo que dio lugar al nacimiento del nuevo hombre cruceño.

Durante el tiempo transcurrido, desde la fundación de la ciudad hasta el presente, ha sucedido una cantidad de acontecimientos que han permitido un desarrollo diferente al que ha podido producirse en otras latitudes del panorama nacional, en especial por la indiferencia con que las autoridades del gobierno central han tratado a la región durante largos períodos.

Hoy los cruceños, al grito de autonomía, quieren consolidar todas aquellas conquistas que han sido producto del esfuerzo de sus propios hijos y la generosidad del suelo que le ha brindado sus frutos de diferentes maneras.

En los últimos tiempos, Santa Cruz se ha caracterizado como el crisol de la nacionalidad y quienes han venido a integrarse a la comunidad, se han convertido en alegres cultores de las tradiciones y costumbres, al extremo de haberse popularizado aquel dicho de que el cruceño nace donde quiere.

Distanciados en la vida de la comunidad, por la competencia en los negocios o por las diferentes ideologías, los cambas terminan unidos bajo el ritmo de la banda que alegra la celebración.

Como ha sucedido en diferentes escenarios, nos sumamos al pedido de que se eliminen los excesos en la fiesta y que sea la diversión quien reine en un momento en que la vida de la comunidad se encuentra amenazada por la incertidumbre, ante una serie de problemas que a pesar de mantenerse latentes, han permitido abrir un paréntesis para la fiesta, sin que por ello se pueda pensar que exista indiferencia en torno a ellos.

El preámbulo de la fiesta estuvo marcado por diferentes actos que tuvieron lugar en días pasados, comenzando por la proclamación de la reina y la celebración de las fiestas pre carnavaleras que en cuatro oportunidades, recorrieron las calles del centro de la ciudad y animaron las noches de la Monseñor Rivero que se ha convertido en el centro de la actividad nocturna que permite encontrar en ese lugar a los amigos, siempre dispuestos a compartir un cafecito con una animada charla.

La alegría del corso que todavía se mantiene al cierre de esta edición de El Mundo, continuará en los próximos días con el tradicional encuentro de amigos en el centro de la ciudad y que desde hace algunos años ha llevado a los grupos carnavaleros a la diversión el garajes adaptados para la fiesta y de esa manera evitar los roces desagradables que se manifestaron en algún momento y que empañaron una fiesta que busca sobre todo la diversión, al margen de lo que puede ser agresiones y violencia.

Desde las personas de mayor edad hasta los niños más pequeños tienen en la fiesta un espacio destinado a la diversión y realizan un esfuerzo especial para lograr que estos días se conviertan en un recuerdo permanente en la mente de la comunidad.

No está demás reacordar que luego de la fiesta, todo debe volver a la normalidad y a la atención de los problemas que han quedado pendientes; ojalá que en esta oportunidad no se agreguen otras preocupaciones como los daños al ornato público, a veces muy censurables o agresiones a personas que prefieren mantenerse al margen de la celebración.

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Opinión:

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Clarín, Argentina: Los proyectos de perpetuación en el poder

En su discurso ante la Asamblea Legislativa, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner desautorizó a los sectores del oficialismo que propiciaban una reforma constitucional para autorizar la reelección de la Presidenta por un tercer período y afirmó, incluso, que todavía no es candidata a las próximas elecciones.

Las afirmaciones presidenciales fueron una respuesta a la inquietud que causan, en gran parte del arco político ?incluyendo una parte del oficialismo? las propuestas de re reelección que impulsan sectores allegados a Cristina Kirchner.

El proyecto de reforma fue expuesto por la diputada Diana Conti, quien proclamó la necesidad de una ?Cristina eterna?, lo cual, en términos políticos, implicaría la reelección indefinida de la Presidenta. Esta posibilidad rige en varios sistemas dictatoriales, como alguno que acaba de colapsar en Africa, pero también, para el cargo de gobernador, en provincias argentinas como la de Santa Cruz, Formosa y Catamarca, y, en estos momentos intentan impulsarla los gobernadores kirchneristas de San Juan y Tucumán.

Si bien, como se dijo, la Presidenta desautorizó formalmente los planes de sus seguidores en una ocasión de tanta relevancia como la apertura del período de sesiones ordinarias del Congreso, el peligro de la perpetuación sigue vigente por, al menos, dos motivos.

En primer lugar, porque la petición de una ?Cristina eterna? no fue una expresión circunstancial, sino la explicitación pública de un plan que se estudia, desde hace tiempo, en el círculo político más íntimo de la Presidenta. La declaración de la diputada Conti puede haber sido tanto un descuido verbal causado por una exaltada obsecuencia, como un globo de ensayo lanzado a la arena de la política y de la opinión pública.

De hecho, todo el armado político del kirchnerismo, desde las colectoras a la anticipación de elecciones provinciales apunta a obtener una mayoría parlamentaria que le permita lanzar un proyecto de reforma constitucional. Y, como signo elocuente, más allá de la desautorización presidencial, no hubo en el oficialismo ninguna manifestación de rechazo clara a la posibilidad de buscar una reelección indefinida.

En segundo término, porque la fragmentación de la oposición y del propio oficialismo, facilita los planes de un grupo ultra oficialista caracterizado por su avidez de poder y por su escaso apego a las normas que surgen del orden institucional y que, además, utiliza sin reparos el aparato del Estado para sus fines político partidarios.

Sin embargo, la reacción de la oposición, de sectores del oficialismo y de la ciudadanía ante las pretensiones de perpetuación en el poder indican que no hay lugar para una opción política que atacaría el corazón del sistema republicano. Este establece, además de la división de poderes, la renovación de las autoridades, para evitar el abuso de los gobernantes y para promover la participación de los diferentes sectores de opinión en la orientación y gestión del Estado. La concentración de poderes, como la que se produce habitualmente con los avances del Ejecutivo sobre el Legislativo y el Judicial, o las diferentes formas de perpetuación en cargos electivos, en cualquiera de los niveles de gobierno, provocan el deterioro de la democracia y facilitan el uso abusivo del Estado y la corrupción.

Es necesario por lo tanto que el Gobierno y el oficialismo dejen claro, más allá de toda duda, su renuncia a los proyectos de reforma constitucional y reelección indefinida.

Si bien la Presidenta desestimó el proyecto de un sector oficialista para promover su reelección indefinida, esa iniciativa está en estudio desde hace tiempo y nada indica que se haya replegado. Una opción de esa naturaleza, que sólo existe en regímenes dictatoriales, afecta las bases del sistema republicano que establece la división de poderes y renovación de autoridades para evitar abusos de poder.

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