Un informe oportuno

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Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: Verdades que brotan

  2. El Día: Cochinos somos

  3. El Día: Bolítica 27-03-11

  4. El Día: Un fracaso cantado

  5. El Día: Las reservas internacionales y el Tío MacEvo

  6. El Día: Danos agua para beber

  7. Los Tiempos: Un informe oportuno

  8. El Deber: El verdadero problema

  9. Cambio: Irrestricto respeto a la ley

  10. La Prensa: A treinta días de la tragedia

  11. El Diario: Retorno al colonialismo y monoproducción colonial

  12. El Mundo: Unificador

  13. Opinión:

  14. Clarín, Argentina: Factores políticos y sociales facilitan las usurpaciones


El Día: Verdades que brotan



Amedida que el Gobierno de Evo Morales se va acercando a extremos de deterioro irreversibles, van aflorando verdades que no se pueden ocultar y que terminan por ser admitidas por el mismo régimen aunque sea de forma indirecta.  El “gasolinazo” fue el reconocimiento tácito del fracaso de la nacionalización y del modelo socialista que pretendía implantar el MAS en Bolivia. La inflación y la escasez obligaron a los neoestalinistas  bolivianos a admitir que las prohibiciones y el control de precios fueron armas que se volvieron en contra de ellos y ahora no tienen más remedio que regirse a los valores internacionales para evitar que se repita lo de la UDP. El portazo que acaba de darle el presidente a Chile, no es más que el reconocimiento de que el proceso de diálogo con Santiago y la diplomacia de los pueblos no fueron más que una vil mentira que nos ha hecho retroceder décadas en la reivindicación marítima.

En el campo hidrocarburífero, el hecho de ocultar sistemáticamente los informes de las reservas de gas, viene a ser una forma de consentir el hecho de que estamos al borde de la quiebra energética. Hace falta admitirlo abiertamente para que el país decida qué hacer con el poco gas que queda y seguramente nadie optará por la exportación sabiendo que la otra opción es cocinar a leña y usar la bicicleta como medio de transporte.

El narcotráfico es otro de los aspectos que ha comenzado a arrancarle verdades al Gobierno. Pese a que algunas voces que rodean al Presidente, despotrican contra la DEA y Usaid, las autoridades se contradicen ordenando limpieza total en la Policía, destituyendo a su comandante y anunciando la compra de costosos equipos para combatir mejor a los narcos, quienes tuvieron la osadía de colocar a uno de sus capos nada menos que en una oficina del Ministerio de Gobierno. No reconocer semejante verdad, es decir, que las mafias de las drogas están produciendo un rebalse que comienza a mojar los pies del Primer Mandatario, sería asumir un riesgo demasiado grande como el que inundó a la administración de Samper en Colombia, la de Noriega en Panamá o la del propio MIR y el garciamesismo en Bolivia. El caso Sanabria ha dejado bien claro que las fuerzas antidrogas internacionales están al acecho en el país y una vez determinados ciertos indicios y detalles, las consecuencias podrían ser funestas para cualquiera que esté implicado.

Asumir la verdad es el paso más importante para comenzar a corregir. Como esa realidad que reconoce abiertamente el senador oficialista Eugenio Rojas, muy amigo de los linchamientos y degollador de perros militante, que ahora viene a justificar la práctica de la tortura en Bolivia, procedimiento que según dice, es muy útil para obtener “buenas” confesiones y que propone reglamentar por medio de una ley. Semejante declaración se produce como reacción al pedido del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU de eliminar el uso de la tortura en el país y al mismo tiempo, denuncia que la justicia está politizada, verdad que se corrobora todos los días al observar el manejo del caso Leopoldo Fernández, las acusaciones de terrorismo y tantos otros relacionados con la persecución política. A lo mejor es el momento de que el régimen gobernante admita ante el mundo que la democracia y el cambio hace mucho que dejaron de ser los derroteros.

En el campo hidrocarburífero, el hecho de ocultar sistemáticamente los informes de las reservas de gas, viene a ser una forma de consentir el hecho de que estamos al borde de la quiebra energética. Hace falta admitirlo abiertamente para que el país decida qué hacer con el poco gas que queda.

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El Día: Cochinos somos

Últimamente se ha estado hablando de sacar a empujones, patadas y horquillazos a la empresa Suma, concesionaria del servicio de aseo en la ciudad. Mejor sería pensar en hacer lo mismo con la cochinera, con la que convivimos desde siempre en Santa Cruz, sin importar quién esté a cargo de la limpieza y por supuesto, sin librar a nadie de su responsabilidad. Los cruceños nos hemos acostumbrado a comprar en mercados que son un verdadero atentado a la salud. Si no estamos muertos es porque hemos desarrollado una “cuerudez” intestinal comparable a la de un sucha. Las calles son basurales, las plazas son depósitos de botellas y latas arrojadas por gente incivilizada que anda por la vida como si fuera un pato, ensuciando el suelo a cada pisada. Cuándo vamos a pensar en medidas drásticas contra la cochinera de los comerciantes del Abasto o La Ramada, contra la mala conducta de la ciudadanía y desde luego pensar en un servicio que no negocie con la basura sino que tenga ganas de conseguir una ciudad saludable, gracias a gente consciente y respetuosa de los demás. Nos debería dar vergüenza a todos este problema, no sólo a Suma, porque cochinos, somos todos.

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El Día: Bolítica 27-03-11

Esta es una oportunidad que no podemos darnos el lujo de desaprovechar, porque si lo hacemos, sólo seremos observadores de los precios marginales en los mercados internacionales. Exportar es y será la acción que impulse esta visión estratégica".

Luis Barbery
presidente de la cainco

Se dice que: La crisis alimentaria ha sido clave para el giro que ha dado el Gobierno en su actitud hacia el empresariado, al que tildó antes de conspirador, oligarca, especulador y terrateniente.

Escuché el discurso del nuevo presidente, Alberto Barbery, y estoy convencido de que la Cainco seguirá cumpliendo su rol en beneficio del país. Es importante que trabaje por sus reivindicaciones, pero tomando en cuenta a toda Bolivia"

Evo Morales
presidente de bolivia

 

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El Día: Un fracaso cantado

Estaba cantado que S.E. iba a patear el tablero en cuanto se diera cuenta de que su tan mentada diplomacia "de los pueblos" no serviría sino para discursos o para engañar a incautos, y que lo de la "confianza mutua", otro camelo, duraría lo que el Gobierno de la señora Bachelet. Pasado tanto tiempo, entre visitas de ida y vuelta dentro de la trillada agenda de los 13 puntos, lo cierto es que los bolivianos no sabíamos en qué se había avanzado respecto del tema marítimo. Era el secreto mejor guardado. Secreto porque no se había hecho nada y por lo tanto nada se podía filtrar. El canciller Choquehuanca afirmaba, a cada requerimiento de la prensa, que todo era estrategia pura y que por ser la estrategia secreta estarían ausentes los medios. Bien hecho de que fuera así, siempre que se estuviera haciendo algo.

Pero los bolivianos nos temíamos que muy pocas concesiones se estaban logrando de parte de Chile. Daba la impresión de que La Moneda ganaba tiempo y que la agenda era muy manoseada pero con dudosa limpieza. Sólo se supo algo a partir del año 2008 que no pareció afectarle al Estado Plurinacional: cualquier arreglo no incluiría soberanía para Bolivia. ¡Un retroceso terrible! Algo digno de un juicio de responsabilidades para quien lo aceptara. Y otra cosa: luego de tanto trajín y requiebros galantes, la opinión pública chilena se había inclinado, más que antes, por no dar cabida a una presencia boliviana en el Pacífico. ¿Qué sucedería si en Chile se convocara a un plebiscito sobre el tema? Mejor ni pensarlo.

Si bien algunos círculos que conocen las reacciones de S.E. adivinaban que, con tantos problemas internos, el Jefe de Estado no estaba en condiciones de admitir un fracaso más, la gran mayoría quedó absorta cuando lo oyó, el Día del Mar, hablar de que Bolivia acudiría a tribunales y organismos internacionales, aunque sin dejar de lado, según dijo, la famosa agenda. Un día antes S.E. había declarado a la prensa chilena todo lo contrario. ¿Demandar y negociar al mismo tiempo? ¿Pero qué significa eso? ¿Quién lo entiende? ¿Lo aceptaría Chile? Porque los diplomáticos deben ser astutos, sagaces, hasta impúdicos si la situación lo exige, pero la diplomacia no es oficio de matuteros.

Es cierto que Bolivia puede volver a hacer reclamos y hasta escándalos en algunos organismos internacionales como antaño, pero se sabe que ya no estamos en los años 70 y 80, cuando la imagen externa de Chile era distinta. Entonces los votos en los foros internacionales eran contra la dictadura de Pinochet y no tanto por comprensión a la demanda boliviana. Tratar hoy, por ejemplo, de obtener una resolución como la de 1979 en la OEA es absolutamente imposible. Y en NNUU la situación es peor. De momento, sin afán de chanza, sólo la ALBA chavista daría su respaldo a Bolivia y ni siquiera sabemos si por unanimidad.

Si el presidente Morales ha expresado algo que ha sido una decisión madura de Gobierno y no su propio parecer –que es lo que siempre se impone– significa que Bolivia tendría que ir a instancias jurídicas, lo que es extremadamente complicado. Se habla de La Haya como la mejor alternativa. ¿Y cómo va a plantear nuestra Cancillería el tema si existe un tratado vigente desde 1904? ¿Denunciándolo? ¿Exigiendo su revisión? ¿Quién le ha metido esas cosas en la cabeza a S.E.? Porque, para echarse a temblar, ya se están dando pasos en ese sentido en la Asamblea Plurinacional. Algo muy distinto es lo de Perú en La Haya. La demanda peruana es un tema de disputa marítima donde está como contraparte Chile, ambos presentes voluntariamente con sus propios alegatos y razones.

Si la Cancillería boliviana –politizada y botín de guerra masista– no actúa correctamente y con el asesoramiento necesario volvería a fallar en su política internacional, donde ya suma muchos fracasos graves en el último lustro. Sería un fiasco acabado. Ha fracasado con la coca, el medio ambiente, el comercio, la integración y hasta la ONU le advierte a Bolivia que se detenga con la tortura y los tratos crueles y degradantes. ¿Pero qué nos pasa?

Si la Corte de La Haya no encontrara argumentos suficientes en derecho pleno y por tanto no aceptara la demanda nacional –lo que puede ocurrir–  no sabemos  dónde iríamos a parar.  S.E. ha dado un paso muy audaz porque su errónea e ingenua diplomacia de la "confianza mutua" con Chile lo acorraló. Seguir sin resultados palpables o negociando inciertos enclaves mediterráneos, se iba a sumar a los desdichados últimos fracasos de S.E. que lo martirizan por su alicaída popularidad interna y una desconfianza que ya es más que evidente en el exterior.

Momentos duros atraviesa la nación con marchas diarias de maestros, gremiales, vecinos, estudiantes, que protestan por la carestía de la vida, la escasez, el agio, la corrupción de las autoridades de turno y por la incapacidad administrativa de quienes han sido puestos a dedo. Si un fracaso marítimo se agrega al panorama, se esclerotiza un organismo que ya está a punto de colapsar. ¿Cómo S.E. no iba a pegarle una patada al tablero?. 
 

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El Día: Las reservas internacionales y el Tío MacEvo

Un personaje del Walt Disney, muy popular en los años cincuenta, era el Tío Rico MacPato.  Un avaro y simpático ricachón que tenía el hábito de acumular su riqueza en monedas de brillante oro en una inmensa caja fuerte, que en realidad era una piscina de dinero contante y sonante, donde todas la noches, desde un elevado trampolín, se lanzaba en alborozo para abrazar su fortuna y nadaba a pierna suelta disfrutando del contacto de su plumaje con los billetes. Frente al estupor de sus tres sobrinos pobres: Hugo, Paco y Luis, que mendigaban sus favores, y sus archienemigos, los Chicos Malos, que acechan su patrimonio, Tío Rico MacPato disfrutaba físicamente de la acumulación de marmaja, de money. El Tío en cuestión era el símbolo del capitalismo decimonónico, éste que suponía que la riqueza estaba en la acumulación de dinero físico.

Quién podría pensar que en pleno siglo XXI, los ideólogos del régimen de Gobierno actual recrearía al Tío Rico MacEvo, que dizque, a puro pulmón revolucionario, ha acumulado 10 mil millones de reservas internacionales en la bóveda del Banco Central de Bolivia, que también, según las malas lenguas,  se habría convertido en una pileta en forma de cruz andina donde los nuevos dueños del poder nadan todas las noches posando para la propaganda oficial en primorosos trajes de baño. Bueno, en realidad, las reservas internacionales, pocas están en la piscina, más bien están aplicadas en bonos y letras del odiado imperio. Bolivia se ha vuelto prestamista de Estados Unidos, pero igual guardar la riqueza de un país en papeles y vanagloriarse de ello es una forma de capitalismo mercantilista. Inclusive con ternura sobrecogedora, algunas autoridades del Gobierno, se refieren a estas reservas como el chanchito del ahorro nacional. En la versión oficial esta montaña de dinero es resultado de la magia de la política económica y nada tiene que ver con la bonanza de los precios de las materias primas en el mercado mundial. Aunque se dicen ateos, ésta es una vieja práctica colonial de buscar indulgencias políticas con Ave Marías ajenas. Sólo dos apuntes: 1) Brasil tiene 300 mil millones de dólares de reservas internacionales, Perú cuenta con 46 mil millones de verdes. Éste es un fenómeno latinoamericano que se explica por el boom de los precios de los productos que la región exporta. 2) En el 2005, las reservas de oro alcanzaban a 471 millones, sólo por el efecto precios del metal precioso, éstas se multiplicaron por más de tres, en el 2011, llegando al equivalente de 1.600 millones de verdes. Esta magia contable no es de la cosecha oficialista, ¿no ve?

Pero más allá de origen de tanto dinero, la pregunta relevante es: ¿por qué mantenemos tantos recursos en las vitrinas de la propaganda oficial cuando estamos rodeados de pobreza y falta de empleo? ¿Por qué se cuenta todos los días semejante plata delante de pobres y se refuerza esta idea que el vil metal está hecho para guardarlo y exhibirlo?

Pero como recomienda un pasante del Gran Poder de amplia experiencia, con calma nomás en la procesión, que santos de la revolución son fletados. Primero, no son  tantos los recursos como aparecen en los balances contables ni en la machacona propaganda. Papel y lápiz y hagamos una cuentas sencillas.

Partamos de los 10 mil millones de dólares. En primer lugar, si tenemos que cubrir la deuda interna de corto plazo por regulación monetaria, 2.400 millones de dólares, nos restan 7.600 millones. A esto hay que sustraer las reservas que están en oro, que no se puede gastar legalmente, algo como 1.600 millones de verdes. Sobra 6.000. Además, a este valor hay que restarle unos 1.500 millones de dólares que equivaldrían a 3 meses de importación y que es recomendable que no toquemos. También,  hay que disminuir los 1.500 millones de préstamo a YPFB y otras empresa estatales. Por lo tanto, hablando en pepas, al final de todas estas restas tendríamos 3.000 millones de dólares disponibles para que el Gobierno general pueda invertir o gastar. Pero cabe recordar, que un poco más de 1.500 millones de washingtones de las reservas internacionales son depósitos de gobernaciones y municipios en el BCB. Además, hay que respaldar con divisas el circulante en moneda nacional.

Segundo, la montaña de dinero también puede ser vista como la dimensión del déficit de ideas productivas del Gobierno. Estos miles de millones de dólares en reservas internacionales pueden ser vistos como una avalancha de “nos”: no caminos, no escuelas, no fabricas, no producción, no empleo, en fin "no" políticas públicas creativas y productivas. Consigna de cierre  ¡Jóvenes revolucionarios Todos pechito de bronce,  bíceps y tríceps en coquetos ángulos, bikini whiphala y a la piscina del Banco Central  a nadar en dinero, como lo hacía el Tío Rico MacPato, símbolo del imperialismo que con tanta pertinencia criticó uno de los primeros manuales de descolonización, “Para Leer el Pato Donald”  escrito por  Ariel Dorfman  y Armand Mattelart.

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El Día: Danos agua para beber

La preparación a la Pascua, el itinerario cuaresmal, no ha entrado para muchos como camino catecumenal, al igual que la formación permanente, y, sin formación permanente no hay crecimiento. Los evangelios de Juan durante tres domingos nos ofrecen pasajes bautismales: el agua viva ofrecida a la mujer samaritana junto al pozo (3er domingo), la curación del ciego de nacimiento (4to domingo), y la resurrección del amigo de Betania, Lázaro (5to domingo).

Todos nos podemos ver reflejados en la historia del pueblo de Israel y en la mujer samaritana. La página que nos presenta la primera lectura, un episodio muy agitado de rebelión y protesta del pueblo; este hecho ha quedado registrado en la historia de Israel como “el día de Meribá y de Massá en el desierto”. Massá significa “prueba” y Meribá, “protesta”.
El pueblo de Israel se cansa mientras peregrina por el desierto hacia la tierra prometida. El proyecto optimista de llegar a la tierra prometida baja de entusiasmo. Moisés –no es un gran líder- oye las protestas contra él y contra Dios. Cansado Moisés de soportar al pueblo recurre a Dios, ora, o sea, conversa con él que le llamó a guiar al pueblo y, obtiene el agua tan deseada.

Encontramos en el evangelio a la samaritana, mujer sedienta que va al pozo a sacar agua. Ella es una imagen patética, se podría afirmar que representa la situación de la humanidad. Tiene sed, pero no sólo de agua sino sobre todo de felicidad, de vivir la vida.

Cristo dialoga con la mujer a través de la sabia pedagogía divina consiguiendo que la samaritana llegue a entrar en su interior. ¡Que difícil es para muchos entrar dentro de sí mismos! Sólo así la mujer se percató de su situación. La samaritana es sincera consigo misma, “no tengo marido”, se abre a la fe y se convierte en apóstol de Jesús entre los de su pueblo. ¿Eres apóstol de Cristo? ¿Cómo?

Cristo es la fuente del agua viva. Él es el que da la respuesta a las personas de hoy como Dios Padre al pueblo sediento por el desierto. La coincidencia de las dos lecturas nos llevará a Cristo, nos hacen entender a Cristo como el agua viva.

El agua, además de tener grandes servicios a la humanidad, encierra simbolismos religiosos muy sugerentes. El agua apaga la sed, hace fecundos los campos, nos limpia, el agua el símbolo de vida. Pero Cristo anuncia un agua que quita la sed. Jesús es el agua como dirá hablando del pan y de la luz: “Yo soy el pan de vida”, o también, “Yo soy la luz del mundo”. El “Yo soy” es un concepto de Juan evangelista para expresar la divinidad de Jesús. Él es la respuesta a las muchas sed que hay en todos los mortales, a las tantas búsquedas de felicidad, de vida, de bienestar.

Durante la cuaresma se nos convoca al encuentro con Cristo, pues el “encuentro es camino para la comunión”. El camino nuestro es un camino misterioso en el seguimiento de Cristo que nos conduce a una fe más viva. El prefacio de la misa de este domingo nos dice: “al pedir agua la samaritana, ya había influido en ella la gracia de la fe, y si quiso estar sediento de la fe de aquella mujer, fue para encender en ella el fuego del amor divino”.

El Señor nos alcanza como a la samaritana, en nuestra vida, junto al pozo, donde sentimos la sed y buscamos la felicidad. Como a esta mujer también a nosotros, nos dice Cristo: “el que beba del agua que yo le daré no tendrá mas sed”.

Si nos sentimos reflejados en la mujer que va al pozo, podremos entrar dentro de nosotros mismos y ponernos ante Dios en actitud humilde y decirle a Él: “Señor, dame esa agua”. El que no pide es un soberbio.

El que no ora comete una grave falta de omisión, de la que no puede excusarse. Sólo la oración puede ayudarnos para no caer en la tentación. Pero no sólo debemos orar algunas veces o momentos, nuestra vida debe ser una vida de oración. Para que sea una vida de oración debemos vivir en comunión con él, con su palabra, con sus enseñanzas. Así mismo, debemos orar por los demás y unirnos a los hermanos para orar en comunidad. Tengamos en cuenta siempre las palabras de Cristo: “el Padre quiere adoradores que le adoren en Espíritu y verdad” (Jn. 4,23).

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Los Tiempos: Un informe oportuno

Algo de razón ha tenido el ministro de Gobierno al considerar que el "Informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre las actividades de su oficina en el Estado Plurinacional de Bolivia", fechado el mes de febrero pasado y presentado al país el jueves, es muy positivo para el Gobierno en funciones porque quienes lo han elaborado muestran, a lo largo del documento, plena identificación político-ideológica con el Órgano Ejecutivo y han hecho oídos sordos -salvo contadas excepciones- a las denuncias sobre actitudes y hechos de corte autoritario que se les presentaron.

Hay que partir señalando que pareciera que los autores del documento -o algunos de ellos- consideran que el país nació junto a la posesión de Evo Morales como presidente de la República. Hay total desconocimiento de los grandes avances democráticos, inclusivos y de justicia social que se dieron a lo largo de la historia del país y, particularmente, desde la recuperación de la democracia en 1982. Asimismo, hay un rescate preciso de los logros que en materia de inclusión se han dado en este tiempo, pero salvo referencias generales imposibles de ignorar, hay un apoyo absoluto a las leyes promulgadas el año 2010, registrando como poco importantes las observaciones que se han hecho desde diversos ámbitos a artículos claramente atentatorios a los derechos humanos.

Es particularmente ilustrativo al respecto el acápite referido a "administración de justicia y lucha contra la impunidad", en el que hay afirmaciones como que en 2010 hubo "avances en algunos procesos emblemáticos por graves violaciones de derechos humanos ocurridas en años anteriores, tales como las masacres de septiembre y octubre de 2003 en El Alto (La Paz) y en septiembre de 2008 en El Povernir (Pando)" (es llamativo que una Alta Comisionada califique, sin que haya culminado el proceso, como masacre ambos acontecimientos).

Más aún. Lo que considera que son errores que preocupan, no corresponden, por lo general, al Ejecutivo sino al propio Órgano Judicial (en el que reconocen que el Presidente nombró a 15 autoridades en forma directa) y en lo que se refiere al acoso judicial a los opositores se sostiene que el "hecho de que la mayoría de estos (imputados por el Ministerio Público) fueran miembros de la oposición motivó alegaciones de parcialidad por parte de representantes de la oposición. También hubo casos que involucraron a miembros del partido oficialista, que representarían casi el 20 por ciento del total" (según datos del ¡Ministerio de Transparencia!).

Para salvar la cara, en el informe se critica a las Fuerzas Armadas, la Policía y el Órgano Judicial por la comisión de delitos de diverso orden, olvidando que en esas tres instancias sus principales autoridades han sido nombradas directamente por el Presidente del Estado.

Lo que se ha reseñado, obviamente en forma selectiva, muestra que una vez más la mirada colonial al país, unida a una adhesión política innegable, hacen que en documentos de esta naturaleza (como, en su tiempo lo fue el elaborado por Unasur sobre El Porvenir) los bolivianos seamos vistos como los buenos salvajes. Con un añadido más: Es un informe que aparece en un momento de seria crisis gubernamental.

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El Deber: El verdadero problema

Sobre la demanda marítima, el Gobierno del presidente Evo Morales acaba de tirar la pelota a las tribunas, con lo que pretende sentirse aliviado para ganar tiempo y, si fuera posible, popularidad. Pero el verdadero problema, el de la economía, no tiene una escapatoria tan fácil.

La situación de la economía no ha mejorado desde que el 27 de diciembre el presidente Morales la definiera como “insostenible”, cuando todavía tenía la intención de eliminar los subsidios a los carburantes mediante lo que se conoce ahora como el “gasolinazo”.

Nada ha cambiado desde entonces, excepto que los precios se han disparado, precisamente como consecuencia de aquel intento de aplicar un remedio doloroso a la situación económica. Es decir que ahora la economía es más insostenible que hace tres meses.

El equipo económico del Gobierno ha mostrado que no tiene la menor idea sobre cómo resolver el problema. Solo atina a dar golpes de ciego, pretendiendo invadir el presupuesto de las universidades, reducir el costo del sistema de las normales, pero no se atreve ni siquiera a pensar que debe reducir el gasto público, que se duplicó en los últimos cinco años.

El intento de evitar la exportación ilegal de carburantes apuntando a las gasolineras ha resultado para el Gobierno una experiencia frustrante y dolorosa. Solo ha logrado cerrar 42 de ellas para pasarlas al dominio de YPFB, de donde serán transferidas probablemente al control de amigos del partido gobernante.

La posición firme de la asociación de surtidores de todo el país, que llegó a amenazar con devolverlos todos de inmediato al Estado, dejó al Gobierno paralizado.

El presidente Evo Morales habría pedido a sus parlamentarios que aprueben una ley para aplicar ajustes graduales en el precio de los carburantes, con la idea de que él mismo intervenga luego como un salvador en caso de que llegara a producirse un debate muy intenso.

Las propuestas del ministro de Economía no son muy imaginativas, pues se limitan a acelerar el proceso de apreciación de la moneda nacional, o a reducir el circulante.

Mientras tanto, la carga explosiva que hace insostenible la situación se acrecienta conforme sube el precio internacional del petróleo, el contrabando de salida no varía y el gasto público sigue creciendo al ritmo que cae la popularidad del primer mandatario.

La inflación adquiere un ritmo acelerado conforme se anuncian nuevos problemas de escasez y el sistema productivo minero solo respira gracias a los descomunales precios internacionales.

Lo peor de todo es que el gas natural ya no es suficiente para atender todos los compromisos y se han levantado voces que proponen parar las exportaciones.

Cualquier variación de los elementos de este delicado equilibrio podría provocar el colapso.

El Gobierno sigue jugando a la política, opinando a favor de Gadafi, en contra de la ONU, sugiriendo leyes que autoricen el uso de la tortura, acosando a los medios de comunicación independientes, los pocos que quedan, y rompiendo el diálogo que inició por su propia iniciativa con Chile.

Pero la economía no perdona. Y no queda mucho tiempo.

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Cambio: Irrestricto respeto a la ley

La democracia es un sistema político en el que el respeto irrestricto a la ley y su aplicación universal es el eje central del que penden la vigencia de todos los derechos y obligaciones ciudadanas. Es decir, la posibilidad de convivencia y competencia civilizada y de una institucionalidad estatal capaz de representar y procesar los intereses de la sociedad, sólo será posible en el marco del Estado de Derecho.

En este contexto, las declaraciones del senador oficialista Eugenio Rojas, en sentido de que en casos extremos la tortura debería ser permitida para presionar a "los grandes criminales", en casos como asaltos y narcotráfico, constituyen un desafortunado exabrupto que debería llamarnos a una profunda reflexión.

"Habría que permitir para algunos extremos, pueden ser asaltos, crímenes. En ese sentido, la tortura puede ser aceptada, de alguna forma puede servir para presionar, para que informe mucho más sino nunca van a hablar. Cuando no hay esta clase de presiones a quien ha cometido delito y hay cómplices, no hablan muchas veces, digo yo, favorecen a los grandes criminales a los que asaltan bancos, roban y sobre todo en el narcotráfico", dijo Rojas, en declaraciones difundidas por la Red Uno, aunque después aclaró que fue "mal interpretado".

Lamentablemente, esos criterios fueron políticamente utilizados por los voceros de los partidos de oposición —amplificados por varios medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales—, para intentar sembrar dudas sobre la vigencia y el respeto de los derechos humanos durante la administración gubernamental del presidente Evo Morales Ayma.

Y como no podía ser de otra manera, el vicepresidente del Estado Plurinacional, Álvaro García Linera, rechazó cualquier tipo de tortura en Bolivia y recordó que la Constitución Política del Estado proscribe su práctica, bajo cualquier fin. "De ningún modo, el Gobierno de manera oficial no respalda ni apoya ningún tipo de uso de la tortura para absolutamente obtener ningún tipo de información", afirmó el segundo mandatario.

"Sabemos lo que es la tortura, no nos lo cuentan a nosotros", aseguró y rechazó "vehemente, moral, jurídica y constitucionalmente" la práctica de la tortura en territorio boliviano.

Los hechos señalan que si hubo un gobierno que asumió una lucha frontal en contra de todo tipo de tormentos a eventuales detenidos y sospechosos de la comisión de algún delito, es el que lidera Morales. Ahí está —sólo para citar un caso— el proceso penal que se lleva adelante en contra de cinco policías que, según el Ministerio Público, torturaron y ejecutaron a David Olorio, presunto delincuente que fuera vinculado a un asalto armado a la caseta de cobro de peajes de Vías Bolivia en la autopista La Paz-El Alto.

Y en el marco de la democracia profunda que construimos millones de bolivianos, la tortura y el asesinato político —utilizado por las dictaduras latinoamericanas en los años setenta para reprimir el movimiento popular— constituyen una afrenta que no puede ni debe ser tolerada. La democracia sólo se legitima si ella se orienta a garantizar los derechos que se han erigido como fundamentales para vivir condignamente la condición de personas. Es decir, su legitimidad es inseparable de la institución y vigencia de los derechos humanos.

Es que la igualdad y la no discriminación, el derecho a la vida, la libertad, la seguridad personal, la ausencia de servidumbres, torturas y privaciones ilegales de la libertad; la igualdad ante la ley, las garantías hacia los infractores, la protección de la vida privada, el libre tránsito, la libertad de conciencia y religiosa, la de opinión y de expresión, encuentran en el sistema democrático mayores probabilidades de volverse realidad.

Por eso, todos debemos reflexionar respecto de las declaraciones del senador Rojas, pero también sobre nuestro sistema legal que no ofrece garantías para que el pueblo encuentre justicia.

La igualdad, el derecho a la vida, la ausencia de servidumbres, torturas y privaciones ilegales de libertad; la libertad de conciencia y religiosa, la de opinión y de expresión, hallan en la democracia mayores probabilidades de volverse realidad.

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La Prensa: A treinta días de la tragedia

¿Dónde hacen las tareas los niños? ¿Dónde hacen las tareas los niños en los campamentos? ¿Alguien se ha preguntado esto ?

El tsunami que ha golpeado al Japón es uno de los desastres naturales más grandes de las últimas décadas, su fuerza lo ha destruido todo: vehículos, casas, embarcaciones, negocios, industrias, y se ha llevado consigo la vida y sueños de miles de personas. A esto se suma, como si lo anterior no fuese suficiente, los riesgos futuros producto de los problemas en la planta nuclear de Fukushima. Ciertamente, esto ha cautivado la atención del mundo y la de los bolivianos. Como es natural, la ciudadanía se ha adherido al lamento de los que están distantes, ha sentido un dolor ausente. Mucho se ha comentado sobre esto y se han visto rostros afligidos y preocupados; sin embargo, este afán es cómodo toda vez que termina allí, en la simple preocupación: es poco lo que se puede hacer desde lo lejos. A todo esto nos preguntamos? ¿y qué de lo nuestro? ¿Qué hay de las calamidades que el clima ha causado en la cuidad de La Paz?

Ayer se cumplieron 30 días del deslizamiento de tierras en las zonas de Callapa, Pampahasi y Kupini, tragedia que ha traído consigo sufrimiento, desolación y, al igual que en Japón, la pérdida de incalculables anhelos para nuestros conciudadanos. Si bien las dimensiones de estos acontecimientos son dispares y, gracias al oportuno retiro de las personas en las zonas afectadas, no ha habido pérdidas humanas, no es menos cierto que lo ocurrido representa una desventura de alcances no conocidos en nuestra ciudad. ¿Nos motiva esto a la solidaridad? ¿Conocemos los percances por los que están atravesando las familias afectadas? ¿Nos interesa?

De cada cien damnificados, siete padecen diabetes y uno cáncer. Es posible que estas enfermedades sean anteriores al deslizamiento, pero su tratamiento, en las nuevas condiciones de vida, se hace muy difícil. Existe en diversas zonas la presencia de roedores, aspecto que puede comprometer, en esferas que desconocemos, la salud de las personas. ¿Dónde hacen las tareas nuestros hijos? ¿Dónde hacen las tareas los niños en los campamentos? ¿Alguien se ha preguntado esto o es preferible no ponerse en la condición del otro? Si bien se hacen grandes esfuerzos para proveer de agua a los afectados, la misma no está garantizada en su integridad. En fin, la lista de dificultades por las que atraviesan más de un millar de familias es inmensa, era necesario dar unos ejemplos simplemente para contextualizar los hechos.

El Gobierno Municipal Autónomo de la Ciudad de La Paz (GMALP) está brindando todos sus esfuerzos, recursos y capacidad de gestión para ejecutar el plan de solución a esta calamidad. Inclusive ha logrado el aval del Gobierno para aprobar el préstamo de 15 millones de dólares con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destinado a la prevención de desastres. Por ello, el GMALP debe sentirse orgulloso.

Por su parte, el pueblo paceño también ha dado muestras de solidaridad y apoyo entregando donaciones en dinero y en especie en favor de los damnificados. ¿Pero, lo que hemos hecho es suficiente? Es importante tomar conciencia de que una desdicha de esta magnitud no se soluciona en un abrir y cerrar de ojos, este problema convivirá con nosotros unos años. ¿Qué haremos entretanto?

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El Diario: Retorno al colonialismo y monoproducción colonial

Desde tiempos del dominio incaico del territorio que actualmente ocupa la Nación boliviana, esta región fue víctima del saqueo de sus recursos naturales y de la esclavización de su población. Primero fueron los explotadores del incario que explotaron el oro; enseguida fueron los colonizadores españoles que se llevaron la plata; luego desde mediados del Siglo XIX vinieron los oligarcas que se llevaron la riqueza argentífera y, finalmente, se apoderaron del país los explotadores del estaño. No se debe dejar de tomar en cuenta a los explotadores de goma, castaña y maderas de la primera mitad del Siglo XX. En síntesis, esta región privilegiada produjo ingentes cantidades de riqueza para su exportación, pero siempre quedó en la pobreza.

Esa situación intentó ser revertida a mediados del siglo pasado, pero se avanzó en pequeña proporción. Fuerzas conservadoras volvieron a manejar las riendas económicas del país y se regresó a fojas cero, a mantener a Bolivia como fuente de producción y exportación de materias primas y a que su población sea sometida a la explotación feudal y colonial. La Nación boliviana volvió a los lineamientos de país monoproductor de materias primas, en especial minerales.

Esa dramática situación encontró, como antes, la línea política para acabar con dicha condición colonial y hacer de Bolivia un país que produzca no sólo materias primas para exportación en bruto, sino que también las industrialice y, al mismo tiempo, diversifique su actividad económica, produciendo especialmente otros artículos necesarios, en particular alimentos, para mantener a su población en una situación digna. Esas proposiciones encontraron el apoyo de la población con la esperanza de que se materializaran y se ponga fin a más de 500 años de saqueo.

Sin embargo, hasta el momento el proyecto no ha encontrado respuesta positiva. Bolivia ha vuelto a convertirse en país monoproductor de materias primas y ha dejado de producir lo necesario para su sustento. Se está retornando a situaciones anteriores a las del medio siglo pasado y avanzamos a paso firme a importar toda clase de recursos. En efecto, al presente Bolivia está volviendo a la condición de extrema dependencia de los hidrocarburos y minerales. Volvemos a la condición colonial que nos caracterizó desde hace más de 500 años, vale decir exportamos materias primas e importamos todo lo necesario para sobrevivir, desde máquinas, automóviles hasta fósforos y alimentos básicos como arroz, maíz, trigo y otros productos, como en los tiempos de oro del coloniaje.

No sólo eso, aparte de esa dependencia económica también se pasa a la dependencia política y no podemos salir del círculo vicioso de la explotación de materias primas para su exportación a países lejanos, donde son industrializadas, y retornan con altísimos costos. Semejante situación es confirmada por datos numéricos proporcionados por el INE, según los que Bolivia está aumentando notablemente sus exportaciones de hidrocarburos, minerales y otras materias primas de la misma naturaleza. Por otro lado, también informa que dejamos de exportar productos no tradicionales, que los estamos dejando de producir (a lo que se suma la orden gubernativa de suspender las exportaciones de algunos artículos). Al presente casi dependemos totalmente de las exportaciones de gas e inclusive importamos gasolina, diesel y otros.

En síntesis, se confirma que estamos retornando a la situación anómala que caracterizó a Bolivia desde antes de su fundación o más propiamente a más de 500 años atrás. Desde entonces este territorio rico en materias primas, lo único que hace es exportarlas y evitar, en toda forma posible, su propia industrialización interna. Pero además de ese problema económico, lo que también se confirma es que se vuelve a las condiciones sociales por las cuales la población es sometida a la humillante condición de colonato. En esencia, sólo se hace referencia a aspectos geográficos y se deja de lado la condición humana, que es más importante aún.

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El Mundo: Unificador

El debilitamiento del apoyo al Gobierno, de parte de las organizaciones sociales que se han visto defraudadas por las últimas acciones que afectaron directamente sus intereses, ha motivado a las autoridades a buscar argumentos que puedan volver a reunir a las personas que han dividido sus opiniones luego de los desaciertos señalados.

Tal vez el factor de dispersión de apoyo más fuerte fue el ‘gasolinazo’ que además de no haber cumplido con su objetivo original, de buscar un precio más equilibrado para los hidrocarburos, sobre la base de su costo real, se agrava por acciones como el contrabando que duplica los esfuerzos.

Recordemos que en éste momento una de las soluciones está destinada a la recuperación de algunos surtidores en zonas fronterizas, para ser administrados por el Estado, lo que se piensa que permitiría la venta más controlada para evitar el contrabando; sin embargo, la idea despierta muchas dudas, viendo lo sucedido con Emapa que terminó practicando el agio con artículos de primera necesidad o la administración de la empresa petrolera que mereció numeroso comentarios negativos. Ante la dispersión de ese apoyo que en su momento llegó a aproximarse a un 80 por ciento de la ciudadanía, el Gobierno realiza algunos esfuerzos especiales y acude sin ningún inconveniente a un arma que fue ocupada por federalistas, libréales, nacionalistas, dictadores y neoliberales y que ahora es reflotado con la esperanza de lograr el mismo impacto. Se trata del tema marítimo que por la formación que recibimos desde la escuela, resulta comprometiendo profundamente el civismo de los bolivianos y que se relaciona con la toma del Litoral y la acción heroica de Eduardo Avaroa, quien rechazó con un rotundo no toda posibilidad de rendirse.

En la post guerra, cuando todavía la presión de la fuerza chilena tenía arrinconados a los gobernantes, se aceptó la firma del Tratado de 1904, con la intervención de mediadores que fueron capaces de mostrarse como amigos de Bolivia, aunque con intereses ocultos que lograron resultados que dicen todo lo contrario.

Desde hace 132 años y más bien 107, desde la firma del Tratado, se han hecho esfuerzos de todo tipo para comprometer a los vecinos a entablar el diálogo en busca de una solución, pero como no podemos conformarnos con liberaciones y otras concesiones, sino que el sueño radica en la soberanía sobre un territorio, solución que está cada vez más lejana.

En esas condiciones, lo que en algún momento parece facilitar el dialogo, en otros necesita de presiones e inclusive de amenazas. No faltó inclusive alguien que intentó mostrar fuerza, con la compra de unos cuantos aviones y otros pertrechos que en todo caso distan mucho de igualarse con lo que tiene el vecino para cuidarse no sólo de Bolivia que le demanda su Litoral, sino de los otros que tienen también territorios desmembrados.

No obstante alguna apertura al diálogo, el Gobierno del MAS ha optado por su forma tradicional de dialogar y que en el lenguaje vulgar se lo conoce como la política del palo y la zanahoria, por un lado ofrece compartir en forma amigable y por otro ofrece violencia.

La última salida fue propuesta por el Presidente en su discurso del 23 de marzo y que plantea la posibilidad de llegar a tribunales de justicia internacionales y esta vez no fue una de las ocurrencias a que nos tiene acostumbrados, ya que el discurso fue leído y posiblemente escrito por los asesores que piensan que ese es el mejor camino.

Por nuestra parte, podemos asegurar que la diplomacia chilena de larga trayectoria, difícilmente podrá ser confrontada con diplomáticos improvisados, ya que los conocedores del tema están lejos de la chancillería, por razones ideológicas y racistas, ya que en su mayoría no son originarios y por tales razones terminan siendo discriminados, en una franca violación a la ley cuya reglamentación sigue en estudio.

La idea es buscar un tema que pueda aglutinar todas las tendencias alrededor de una patria cuyo subdesarrollo ha sido siempre atribuido a la falta de ese Litoral cautivo.

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Opinión:

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Clarín, Argentina: Factores políticos y sociales facilitan las usurpaciones

En la usurpación de viviendas populares del Parque Avellaneda, acompañada por otras de menor magnitud en distintos puntos de la Ciudad, se conjugan pujas políticas, problemas institucionales y déficit en materia de política de vivienda. En lo inmediato, estos temas sólo se pueden resolver con políticas de orden nacional y con acuerdos entre jurisdicciones. Pero en lo mediato, requieren reemplazar la actual política social basada en el clientelismo y la inmediatez política, por una política social y de construcción vivienda responsables y de largo plazo. La ocupación ilegal del Parque Avellaneda es un eslabón más de una cadena de ocupaciones de lugares públicos, que en este caso incluye viviendas sociales. Un aspecto del conflicto enfrenta, por lo tanto ?como en otras ocasiones? pobres contra pobres.

Otro aspectos que las usurpaciones se suceden en el contexto del permisivismo que tuvo la política del Gobierno Nacional ante las protestas sociales, que debilitó el concepto de legalidad y desvirtuó la práctica de los reclamos, dando lugar a frecuentes abusos que afectan a sectores de la sociedad.

La ocupación del Parque Indoamericano y de otros espacios demostraron, en esta línea, que han aparecido organizadores de tomas que manipulan a sectores necesitados en busca de subsidios de los cuales reciben una parte. Se ha montado, entonces, una actividad que lucra con la necesidad social y que sucede ante la vista y la inacción de las autoridades.

Tanto en el caso del Indoamericano como en el del Avellaneda se planteó la tensión existente entre la capacidad operativa de la Policía Metropolitana y las tareas que debe enfrentar. En ambas tomas la Justicia ordenó desalojos que la Metropolitana no puede realizar por sí misma debido a las limitaciones de su capacidad operativa, por lo que requiere la coordinación con la Policía Federal o la Gendarmería.

Sin embargo, el Gobierno Nacional, desoyó las órdenes impartidas por la Justicia y no aportó las fuerzas nacionales de seguridad, aprovechando una falencia institucional para poner en aprietos a un Gobierno encabezado por la oposición, a pesar del daño que esto ocasiona al patrimonio público y a los ciudadanos directamente afectados. En el caso del Indoamericano, reclamaban los vecinos de las zonas aledañas y en el del Avellaneda, los adjudicatarios de las casas tomadas.

Cabe señalar, además, que gran parte de los problemas de vivienda y otras manifestaciones de la pobreza que aparecen en la Ciudad de Buenos Aires son producto de las condiciones de vida imperantes en otros distritos del país, que empujan a muchos ciudadanos a la Capital en busca de mejores oportunidades. Por ese motivo, la pobreza de la Ciudad debe ser tratada como un fenómeno a nivel nacional y, por lo tanto, con recursos y en forma coordinada entre autoridades de los diferentes niveles.

La falta de esa coordinación no sólo posterga el problema vigente, sino que constituye un estímulo para una práctica cada vez más difundida que afecta los patrimonios público y privado y que puede, como ya sucedió, crear escenarios propicios para la violencia.

El telón de fondo de los conflictos es, finalmente, el déficit de vivienda de orden nacional, que en estos años se ha mantenido por el reducido número de viviendas sociales construidas y por la inexistencia de financiamiento para la vivienda en condiciones accesibles para los sectores de bajos ingresos, carencias que son cuentas pendientes del Estado con la sociedad.

En las ocupaciones de tierras y viviendas se manifiestas problemas políticos, sociales e institucionales. Se producen en el contexto del permisivismo oficial ante las protestas y revelan la falta de coordinación entre autoridades de diferentes jurisdicciones. El Gobierno nacional volvió, además, a desobedecer órdenes judiciales. El telón de fondo es el déficit de vivienda y la escasa construcción de viviendas sociales.

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