Vicepresidente García: Éste no es el peor momento del Gobierno

“Nuestro proyecto no está en juego”. Evo es “insustituible”. “Hay que asumir con el Estado otro debate”. Gasolinazo: No habrá decisión inconsulta

Para el vicepresidente Álvaro García Linera el momento de crisis actual, marcado por los efectos del frustrado “gasolinazo” del 26 de diciembre de 2010, no es el peor momento del Gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS).

En una entrevista con Los Tiempos, la autoridad dijo que los conflictos de 2008 y los enfrentamientos en Huanuni fueron los hechos más difíciles de afrontar. El Vicepresidente accedió también a hablar sobre el rol del Estado en la economía, narcotráfico, relaciones internacionales y otros temas de la coyuntura.



Los Tiempos – 13/03/2011

Evo es “insustituible”

El vicepresidente dice que el MAS intenta formar nuevos liderazgos

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García Linera sentado uno de los sillones de su oficina y al fondo su escritorio. – Mónica Oblitas Los Tiempos

– Habla del Presidente y de usted como las figuras predominantes, pero ¿qué más es el MAS? Si no estuvieran, ¿quién estaría dirigiendo el país?

-  Pregunta complicada. Éste es un Gobierno de una austeridad casi monástica, casi franciscana. Y de la que puedo dar fe de muchos ministros y dirigentes. A diferencia de lo que creen algunos críticos, el Gobierno, desde la gestión gubernamental y parlamentaria, no está dando lugar a una nueva elite económica. No he visto a ningún ministro aparecer luego como empresario. Todos han regresado a sus actividades cotidianas bastante tradicionales y de bajo perfil. Y de eso me siento orgulloso.

Eso habla no sólo del presidente Evo, sino de todo un entorno que asume esto como misión jesuítica casi. Pero, uno no puede avalar y decir lo mismo de la totalidad de la estructura del MAS donde se están presentando casos de nepotismo, corrupción y de regreso a viejas prácticas que combatimos en cuanto las detectamos.

Por otro lado, Evo Morales en verdad es fruto de toda una movilización social que se va gestando desde fines de los años 90, y tiene su mayor visibilización entre 2000 y 2005. De alguna manera, son circunstancias que llevan a Evo a colocarse en la cresta de la ola. En ese sentido, en el período 1995-2005, es posible visualizar un poderío muy fuerte de la masa, y a las personas como Evo o Felipe (Quispe) más como criaturas del momento, de la sociedad en movimiento.

Pasada la gran oleada de movilización, las cosas han seguido de tal manera que el proceso de cambio en esta segunda fase post grandes movilizaciones 2005-2010 no podría ser entendidas sin el papel de Evo. Y no dudo en decir que hoy por hoy Evo no tiene sustituto. Está mucho en juego con Evo.

No siempre ha sido así. Los procesos de 2000, 2003, contaron con Evo, pero iban más allá. Los acontecimientos después de 2006 para adelante, en la continuidad y conducción de este proceso de cambio, no tienen sustituto de Evo.

No significa que no haya escuela, se intenta formar nuevos liderazgos, pero las circunstancias son distintas. Los nuevos liderazgos se forman ahora bajo las alas del poder, y eso crea otro tipo de mentalidad y de personalidad. El liderazgo previo era de lucha contra el poder y eso formó un tipo de temperamento y de percepción de otro tipo, porque la única manera de sobrevivir era tener una gran habilidad e inteligencia articuladora. Esa habilidad no es fácil de adquirir ahora.

– Es una debilidad importante del MAS. Si le entendemos, sin Evo no hay proyecto…

– Sin ser tan radical, buena parte del proyecto en Bolivia, de los sectores subalternos, campesinos, indígenas, etc., depende de la presencia de Evo.

– Dada nuestra historia, ¿considera que el pueblo respaldará una tercera reelección en 2014, más allá de si es legal o no?

– Muchos nos han dicho que la gente no está acostumbrada a eso, pero mi respuesta siempre ha sido “dejemos que la gente elija”. Yo revisaba y decía que si Evo era reelegido en 2009 sería un quiebre histórico, y se dio. Veremos si las organizaciones lo reeligen, en todo caso que la gente tenga la opción democrática de decirle que siga o no, pero no que se prohíba eso con base en alguna lectura medio dudosa o amañada de la Constitución.

– Lejos de su posición como gobernante, hablando desde el ángulo político, ¿no le preocupa que no haya otras opciones democráticas para votar más allá del MAS?

– ¿Pero acaso acá hay un pensamiento único? La reflexión intelectual, los medios, los noticieros, los comentaristas… no hay un solo comentarista o analista que esté a favor del Gobierno. Hay una absoluta libertad de pensamiento, de reflexión, hasta de abuso; nos insultan, nos dicen lo que sea.

– ¿A quién ve como adversario del MAS para las próximas elecciones?

– Hay varios, seguro los viejos partidos se van a reciclar, surgirán nuevos liderazgos, pero lo que veo es que no hay un proyecto de sociedad alternativa, y no creo que surja hasta 2014. Van a haber varios partidos y candidaturas, pero no un proyecto alternativo.

Lo que sí es una debilidad de nuestra estructura partidaria es no haber ayudado a formar una élite dirigencial, campesina, popular, que tenga el conjunto de virtudes que coloquen al presidente Evo como uno más entre varios.

– ¿Por qué se mantiene la agresividad contra aquellos que antes estuvieron con ustedes como el Movimiento Sin Miedo o Comuna?

– Al MSM le reclamamos lealtad. Él (Juan del Granado) vino el 2009 después de las elecciones a romper con nosotros, vino a decirnos que todo está mal, no funciona lo que hace el Gobierno. La segunda cosa que irritó nuestra estructura política es que Juan ha ido tentando a todos los resentidos y los derrotados en nuestras elecciones internas.

Además, el MSM no tiene proyecto político de sociedad y de país que no sea decir nosotros podemos hacerlo mejor que los del MAS. Y por esto he llegado a una conclusión: ¿Quiénes son los ineficientes? Los campesinos, los indios. Juan apunta a ser presidente, tiene derecho de hacerlo, pero objetivamente eso significa que nuevamente se desclase a los indios de la administración del Estado.

    “Nuestro proyecto no está en juego”

    García Linera admite que varios sectores están descontentos con el Gobierno, pero dice que se trata de conflicto al interior de una “familia”

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    El vicepresidente Álvaro García Linera en un momento de la entrevista con Los Tiempos en su despacho, el jueves pasado, en La Paz. – Mónica Oblitas Los Tiempos

    Entrevistar al vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, no es fácil. Desde septiembre pasado Los Tiempos quiso hacerlo infructuosamente hasta que, más que los mecanismos formales, un encuentro casual con el dignatario concretó una audiencia que fue realizada el pasado jueves en su despacho ubicado en la esquina de las calles Ayacucho y Mercado de la ciudad de La Paz.

    Se trató de una entrevista en la que García Linera respondió todas las preguntas que se le formularon y abordó diversos temas de una gestión de Gobierno que va hacia su sexto aniversario. Y lo hizo demostrando una gran capacidad de exposición, que recuerda su paso por la academia y la televisión, lejos de la duda o la vacilación.

    Y así como rememoró los que en su criterio fueron los momentos más peligrosos de esta gestión (los meses de agosto a octubre de 2008, cuando “las secretarias lloraban (…) y había ministros que renunciaron”), ahora está seguro del éxito por cuanto sostiene que la legitimidad de la propuesta de sociedad y país que el Movimiento Al Socialismo (MAS) hizo a la nación se consolidó, aunque reconoce que su cimiento más fuerte y sin el cual todo podría desbaratarse es exclusivamente el presidente Evo Morales.

    Para facilitar la lectura hemos dividido las respuestas en cinco bloques y si bien el espacio limitado del papel hace que haya quedado material en el tintero, éste se puede recuperar en nuestra página web desde mañana, lunes.

    – Hay una impresión generalizada en el sentido de que desde diciembre de 2010, luego del “gasolinazo”, el Gobierno vive los momentos más difíciles de su gestión ¿Cómo interpreta esa percepción?

    – No, hay dos momentos muy difíciles que ha vivido el Gobierno en orden de jerarquía y de impacto. El primero durante los sucesos del golpe de Estado del año 2008; fue el peor momento de riesgo, de incertidumbre. Cuatro departamentos no estaban bajo el control del Gobierno, no teníamos autoridad en ellos y esto amenazaba a expandirse a Cochabamba. Cuatro meses atrás hubo un referéndum supuestamente autonómico que había desconocido la autoridad del Congreso, la autoridad del Ejecutivo, la autoridad de la Corte Nacional, en una especie de casi dualidad de poderes. En el mes de mayo y abril, la “media luna” hizo su consulta, una “media luna” que entraba hasta La Paz con el prefecto paceño José Luis Paredes, y hasta Cochabamba con Manfred Reyes Villa.

    Nosotros estábamos atrincherados en La Paz a medias, Oruro, Potosí, Chuquisaca. Era lo que vivía el Gobierno en julio, agosto y septiembre del año 2008, eso se sentía en todo el ambiente. En el Palacio, las secretarias lloraban en las esquinas, los de seguridad se preguntaban qué haremos cuando haya algún problema aquí. Eran horas en las que el Presidente y yo nos quedábamos solos en Palacio, había ministros que renunciaban y eso no se supo. Estoy hablando de los días 6, 7, 8, 9, 10 de septiembre y con el presidente Evo y a solas, Juan Ramón (Quintana, entonces ministro de la Presidencia N. de la R.) también, definiendo las cosas; qué pasa si todo se cae, qué pasa si a esta iniciativa, a este golpe civil prefectural, se incorpora alguna unidad militar.

    Ahí fue cuando el Presidente y yo decidimos que “de aquí nos sacan muertos” y el Presidente se mueve, convoca al pacto de unidad, se reúne con organizaciones y se planifica la contraofensiva. Las cosas podían haberse desencadenado todavía más en contra de nosotros si los golpistas asumían el control de las instituciones. Las queman, pero no asumen el control, ése fue un momento clave.

    El segundo momento clave es que usaron la violencia, y el tercero es cuando matan en Pando. Es cuando pierden toda la legitimidad y empieza a derrumbarse su esquema. Nosotros no perdemos ni un segundo la oportunidad y comenzamos a retomar la iniciativa. El Presidente, los dos reunidos con el mando militar, dijimos que hay que ejecutar. Juan Ramón se fue hasta Pando para ejecutar la toma, para contribuir a la toma, y había que jugarlas todas y nos la jugamos como hombres dispuestos a entregar la vida si fuese necesario. Si mostrábamos una sola fisura, en ese entorno fundamental, del Presidente, el Vicepresidente y el ministro de la Presidencia, o si mostrábamos algún tipo de duda ante las organizaciones, ante el mando militar, ahora estaríamos nosotros en otro lugar.

    Ése fue el momento más duro que exigió la máxima tensión de nuestro temple, de nuestro carácter y pasamos la prueba.

    Fue el momento más duro en el que este proyecto se puso en duda como proyecto histórico porque tenía al frente otro proyecto de sociedad, conservador.

    Otro momento duro fue cuando ocurrieron las muertes de Huanuni. Nos conmocionó a todos y creo que en esos días nuestra popularidad raspaba el 10 o el 15 por ciento. No por la responsabilidad sino porque a todo el mundo le conmocionó que se hayan matado entre bolivianos por la ambición del mineral, del vil metal y el Gobierno agotó los esfuerzos por unir por pacificar, pero sucedió así.

    -  ¿Y el momento actual?

    – Éste es un momento singular, tenso, no quiero restarle la importancia a ello. Es un momento tenso porque han aflorado posiciones encontradas entre sectores populares, entre su Gobierno y un sector de los asalariados. Entre el gobierno, sus decisiones y un sector de la población que se ha sentido afectado por una medida como el alza del precio de los carburantes.

    Son tensiones que hemos tenido al seno del pueblo, pero no es una polarización de proyectos de sociedad. No está en juego hoy el proyecto de sociedad que enarbolamos, no hay un otro proyecto de sociedad en juego. Ahora la discusión es sobre cómo se administra el proyecto de economía, de sociedad y de Estado; cómo se lo regula. Son tensiones dentro de la gestión y la administración de un único proyecto de sociedad.

    Son tensiones complicadas, por supuesto, pero al interior de la familia, al interior de un mismo horizonte. El 2008 este horizonte estaba en riesgo, acorralado territorialmente, frente a un otro proyecto conservador que se veía fuerte, que se había mostrado todopoderoso.

    Era un Gobierno acorralado el de 2008. Ahora es un Gobierno que comienza a tener diferencias con otros sectores de la sociedad en torno a la manera de administrar, la manera de conducir un mismo proyecto de sociedad en lo plurinacional, en la industrialización, en la autonomía… Por eso son contradicciones en el seno del pueblo y, como lo he dicho, este tipo de tensiones son necesarias porque alimentan el debate interno en la sociedad.

    – ¿Cuál es su sensación, como conductor de este proceso, cuando ve que la gente que hasta diciembre era totalmente fiel sale a las calles a protestar contra ustedes?

    – Que hay que estar atento a todos los sectores sociales, que a veces uno está oyendo a un grupo de sectores y no ha oído lo suficiente a otro grupo, a otro sector.

    Después de derogar el decreto (del incremento del precio de los combustibles líquidos) a la semana me fui a caminar por la ciudad de La Paz, a las 8 de la noche sin seguridad. Quería oír lo que decía la gente, tres noches seguidas, y no me silbaban ni me tiraron tomates, me decían “garanticen el abastecimiento de la canasta familiar”, “compañero, sigan adelante”, “expliquen mejor”, “que haya más empleo Vicepresidente”.

    A los 10 días fui a El Alto a entregar escuelas a ver qué pasa ahí y luego a Achacachi, solo en mi territorio, un día domingo de feria, sin seguridad. Con mis compañeros hemos ido a buscar ispis, a ver qué nos decía esa gente.

    Le dije al presidente Evo esto es lo que dice la gente: Que garanticemos que no falle el abastecimiento de comida, que deberíamos haber tomado la medida con gradualidad, que nos mantengamos firmes. Eso oí y sin seguridad, sin aparatos, sin gente que está preparada para aplaudir, sino gente de la calle; entre medio también hay gente que te mira con distancia y ni te saluda.

    Evidentemente, han habido sectores que se han molestado con la decisión que tomamos y hemos respetado ello. Hay sectores de la sociedad que se han sentido afectados por la medida y han demostrado su protesta y nosotros hemos decidido dar un paso para atrás.

    Vean el entusiasmo con el que la gente se acerca al Presidente cuando entrega obras. No significa que estemos como antes; las encuestas lo reflejarían, evidentemente ha habido una lesión, una raspadura en nuestra relación con ciertos sectores sociales. Hemos captado y decimos que siempre hay que oír a otros sectores y ahora hay que tomar medidas que restablezcan nuevamente el enlace más directo con esos sectores que se han sentido lastimados con ciertas decisiones.

    Periodistas: Juan Cristóbal Soruco, María Julia Osorio y Mónica Oblitas

    “La frase de Loyola: ‘En una fortaleza asediada toda disidencia es traición’, estaba bien para momentos como los de 2008. En 2011 es Mao con su lógica de las contradicciones”

    “Había ministros que renunciaban y eso no se sabía antes, ministros que renunciaban delante de nosotros. Estoy hablando de los días 6, 7, 8, 9 y 10 de septiembre (2008)”

    “(…) son dos caras de una misma moneda, negociamos para un mejoramiento de relaciones (con EEUU), pero a la vez criticamos cuando detectamos paralelamente intervencionismo”

    “Antes los gobernantes se comunicaban con la clase media en otros espacios, teatro, cine, almuerzos, recepciones (…) eso no lo tiene nuestro Gobierno. Eso es una debilidad”

    EL ESTADO SÓLO SERÁ REGULADOR

    Con un discurso moderado, García Linera dice que aunque el Estado entrará a los sectores estratégicos de la economía, como la producción de alimentos, no pretende sustituir a la empresa privada sino ser regulador del mercado, de los precios y garantizar el abastecimiento.

    – En un reciente discurso dijo que después de la crisis de alimentos y de precios, el Gobierno estaba decepcionado de los empresarios privados y dispuesto a tomar el poder económico. ¿Qué acciones concretas se piensan ejecutar al respecto?

    – Nuestra decepción fue por lo siguiente: El año pasado, por estos meses, los empresarios agroindustriales sabían que la producción de caña había caído, pero el Estado no lo sabía. Desde mayo hasta julio nos pidieron las pólizas de exportación similares a las de 2009 cuando habían producido 12 millones de quintales, pero la producción en 2010 cayó a ocho millones de quintales. No lo dijeron y continuaron exportando.

    En agosto nos reunimos y nos dijeron que íbamos a tener problemas con el azúcar, que había que importar. Cuando comprobamos a través de la Aduana, nos dimos cuenta de que ellos ya sabían que iba a faltar azúcar. No han jugado limpiamente.

    Eso sucede siempre en el campo económico, y me dirán que son las reglas de la empresa, pero cuando tiene que ver con comida, no se puede hacer eso. Obligatoriamente el Estado tiene que meterse, no para absorberlo todo, sino para controlar especialmente en los rubros estratégicos como arroz, maíz, trigo, en el pollo, indirectamente a través del maíz, en la leche. Hay sectores en los que el Estado tiene que estar vigilando.

    La lección para nosotros es que en estas ramas estratégicas el Estado debe tener la mejor información y tener presencia para regular, ese es el poder económico.

    – ¿Sólo como regulador?

    – Poder regulador, no como sustituidor, es imposible, no se puede sustituir al sector empresarial. No alcanzaría todo el dinero ni de las reservas internacionales. Uno tiene que estar como regulador, como acopiador, tener información de primera en sectores estratégicos para ayudar a que se estabilicen los precios y se garantice el abastecimiento.

    Vamos a entrar a producir alimentos. Ahora en Bolivia se produce en 2,5 millones de hectáreas como mínimo, hasta tres millones. El Estado entrará a producir, 20, 40 mil 50, 70 mil hectáreas. Imposible decir que eso es competencia.

    “Hay que asumir con el Estado otro debate”

    LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO

    – ¿Cree usted que en Bolivia podemos derrotar al narcotráfico?

    – Éste es un tema mundial, no se lo derrota localmente, se lo derrota mundialmente.

    – ¿Por qué el Gobierno, entonces, ha reaccionado en el caso del general René Sanabria y de los informes sobre la situación del narcotráfico como lo han hecho todos los anteriores gobiernos, en vez de aprovechar y plantear un escenario de cambio de la estrategia?

    – Hemos tenido que salir a defender lo que hemos hecho, y en verdad hacemos todo lo posible, lo que está a nuestro alcance para continuar el cumplimiento de ese conjunto de compromisos tradicionales.

    En la ley, en la erradicación, en el uso de dinero, en el cambio de mandos, en la búsqueda de nueva tecnología para controlar precursores, aviones, pero hemos dejado de lado este otro debate que es necesario y que también tiene que asumirlo el Estado sobre el fracaso global de esta estrategia coercitiva y la necesidad de otro tipo de medidas.

    Es una cosa todavía nueva en la que el Estado aún no tiene responsabilidades y compromisos, entonces tenemos que salir ahora a defender el conjunto de compromisos reales que asumimos.

    Molesta que no se valore eso, pero está claro que manteniendo ello hay que asumir también con el Estado otro debate, con un enfoque de mirar la totalidad de que esto, por muchos esfuerzos que hagamos, en verdad no se va solucionar.

    DIÁLOGO | El vicepresidente Álvaro García Linera habla con Los Tiempos de varios temas de la coyuntura actual y otros que han marcado la gestión de más de cinco años del Movimiento Al Socialismo (MAS). Para el Mandatario, el frustrado “gasolinazo” y sus p

    Gasolinazo: No habrá decisión inconsulta

    El Vicepresidente dice que es inevitable el incremento de los precios de los combustibles líquidos, pero asegura que la decisión no será inconsulta. Explica que en el país hay subvenciones “buenas” que seguirán beneficiando a la población.

    – El “gasolinazo” mostró un cambio en la política económica frente a las subvenciones ¿el Gobierno levantará paulatinamente estas ayudas como hizo recientemente con el caso del azúcar?

    – Cada subvención merece un análisis particular.  Nuestro Gobierno reivindica el uso de cierto tipo de subvenciones que favorezcan a los sectores más desprotegidos y productivos de la sociedad.

    La transferencia de recursos que hace el Estado vía bono Juancito Pinto, Renta dignidad y Juana Azurduy es una forma de subvencionar.

    Hay otro tipo de subvención de los créditos. Hace más de tres años entregamos créditos con cero por ciento de interés a los productores de maíz trigo, arroz y soya.  Es una subvención para nosotros positiva y necesaria porque subvenciona a pequeños productores no a los grandes.

    Otra subvención la ejecutamos en 2008 para que llegara harina y no faltara el pan a la gente; el caso del azúcar es el mismo y estamos importando ahora maíz a 150 bolivianos el quintal y estamos vendiendo internamente a 120, 130.

    La subvención que favorece directamente a la población, al productor son subvenciones necesarias positivas y son temporales.

    En el caso de los hidrocarburos hay una fuerte subvención, dijimos de unos 380 millones de dólares. Lo malo es que una parte de esa subvención no va al que lo necesita, va al gran productor.  A quienes también estamos subvencionando es a grandes transportistas que tienen mucho dinero y que no necesitan subvención y luego viene el contrabandista. Ésta es una subvención perversa.

    – ¿Cuándo el Gobierno se animará nuevamente a levantar la subvención de los combustibles?

    – Este año no se va a quitar la subvención, es nuestro compromiso. Pero tenemos que oír a los sectores,  tenemos que oír  a los trabajadores (…). No habrá una decisión inconsulta, va a ser conocida públicamente y está claro que será en los siguientes años, pero este año no.