Perspicacia cubana…

cayetano-llobet-101Entre paréntesis…  Cayetano Llobet T.

Porque hay que tener una agudeza intelectual superior y una visión especial del mundo y de su historia para llegar a constatar, ¡después de más de 50 años!, que el socialismo cubano ha resultado un solemne y rotundo fracaso. Es cierto que todavía hay algunos  -porque hay de todo en estos mundos de Dios-  que están echando las campanas a vuelo porque Raúl Castro ha anunciado la nueva revolución dentro del socialismo, su gran renovación, autorizando la apertura de unos restaurantes privados, los “paladares”, que ya funcionaban discretamente, como lo sabe cualquier turista, en combinación con los choferes de taxi -empleados del Estado-  por una  modesta propina que equivalía a varias veces su sueldo.

Y no cabe la menor de las dudas de que hay que poseer una inteligencia infinitamente superior para caer en cuenta de que el Partido Comunista había resultado un nido de burócratas inútiles opuestos a todo, salvo a su permanencia en el poder. Si en los partidos comunistas tradicionales de casi todos los países  -siempre salvo a Santiago Carrillo y su momento especial en España- el aparato partidario era una suerte de tortuga casi inmóvil, ¿qué se podía esperar de un proceso de anquilosamiento de más de cincuenta años?  Qué tal será  -¡sigo asombrado por semejante perspicacia!- que también se han dado cuenta de un pequeño detalle: “por los errores cometidos”… ¡“no hay relevo preparado para suceder a los históricos”!



No es difícil entender, en consecuencia, que el tiempo de preparación de tales relevos no puede ser muy corto. Pero como son muy audaces y  han decidido emprender el camino de la modernidad, han aprobado  -¡asombro una vez más!-  que el tiempo máximo de permanencia de un dirigente en cargo relevante, no podrá exceder los diez años. Como el flamante elegido como primer secretario, el propio Raúl Castro, ya tiene 79 años  -cumple 80 los primeros de junio-, se ha cuidado de que el segundo secretario, es decir, el posible sucesor de Raúl, sea una joven promesa del nuevo comunismo cubano, José Ramón Machado… ¡con ochenta años encima!  Es decir que si todo va tan bien como lo piensa Raúl, tanto él como su segundo, brindarán por el fin de su mandato cuando estén celebrando su 90 cumpleaños… ¡eso es previsión, lo demás son cuentos!

Pero hay más en la audacia reformista de Raúl Castro: ha informado a Cuba y al mundo que “la misión principal” de su cargo es trabajar para “defender y  “perfeccionar”   -sí, perfeccionar-  el socialismo”.  Si entendemos que tal verbo, en las convenciones idiomáticas, significa “acabar enteramente una obra, dándole el mayor grado posible de bondad o excelencia”, quiere decir que lo hecho hasta ahora es, por lo menos, muy, pero muy bueno.

Y en medio de tanto avance, de tanta audacia, de tanta modernidad una antipática ausente: doña Democracia. Ni una palabra de opciones ideológicas o partidarias, menos de la posibilidad de publicar algún medio con divergencia, diferencia o disidencia: entrar ahí es entrar al terreno de la contrarrevolución. Ése es el ámbito de los provocadores, de los agentes de la CIA , de los mercenarios pagados por Estados Unidos… ¡Ojo!, son las campanas que oye repicar en Bolivia el Vicepresidente.

Para el cierre: un gringo muy cercano al Departamento de Estado, en un coloquio internacional, me dijo hace poco: “nos interesa la estabilidad de Castro. Cualquier temblor político en Cuba, nos llenaría Florida de más millones  de cubanos… ¿qué haríamos con ellos?”

Los gringos, ellos también, han resultado muy perspicaces…