Susana Giménez: «Sé que sigo vigente»

Ya cumplió un año de soltería. “Un poco más de doce meses, según el punto que tomes como partida”, corrige. Entonces sí, podemos decirlo: Susana Giménez, la gran diva argentina, está sola desde mediados de 2010. Nunca había pasado tanto tiempo sin una pareja. ¿Y cómo lo lleva?, queremos saber. “Formidablemente bien”, asegura. No hay motivos para no creerle.

Conoce de memoria los tiempos de la entrevista y es generosa en sus respuestas. No mide las palabras frente a cada pregunta: simplemente responde.

Susana, ¿cómo llevás este primer “año sabático en materia de hombres”? ¿Lo disfrutás? ¿Lo padecés?



–¡Estoy feliz! Todo esto es nuevo para mí, quizá por eso lo esté disfrutando tanto. Tuve “exceso de compañía” en mi vida y ahora atravieso una etapa muy placentera que nunca antes me había permitido vivir. Yo veo a mis amigas que andan llorando por los rincones porque sus maridos les metieron los cuernos, porque el novio se fue y se llevó toda la plata… Yo las miro y digo: “¡Qué suerte tengo!”. No quiero nada de eso. Ahora llego a casa a la hora que quiero, miro un capítulo de Los Kennedy o agarro el control remoto y pongo alguna serie increíble… Además, tengo toda la cama para mí. Algunas noches duermo con mi perra, que tiene cuatro meses. Leo mucho. Si estoy desvelada, prendo la compu y juego al Bejewelled o al Snood hasta las cuatro de la mañana. Me siento tan libre…

–¿Decidiste estar sola? ¿Resolviste que, por el momento, no querés otro hombre en tu vida? ¿O simplemente resultó así?

–Fue una decisión a la que llegué con toda naturalidad: no tengo ganas de estar con nadie. Y, además, no me gusta nadie. Si mañana conozco a alguien que me atrae, no sé… ¡Pero hoy prefiero esta castidad! [Ríe.] Estar sola es una liberación. A esta altura de mi vida, no tengo ganas de sufrir por un hombre.

–Evidentemente, sufriste mucho por amor…

–Sí, mucho. El amor te vuelve más vulnerable… Y es peor cuando te tratan mal, te provocan celos, te dan motivos para desconfiar. No quiero volver a pasar por algo así en mi vida.

–Quizás en este período tuviste tiempo para hacer un balance de tu vida sentimental. ¿Sentís que fuiste afortunada?

–Tuve suerte en el amor. Me divertí mucho, me amaron con pasión, amé como loca… Hice lo que quise, no me puedo quejar.

–¿No existe un momento en el día en que sientas la necesidad de tener un hombre cerca? Aunque más no sea “para pelear”…

–¡Yo no peleo nunca! O casi nunca. Yo crecí en una casa donde mis padres se enfrentaban mucho y tenía que separarlos, como si fuese un árbitro. Creo que es por eso que no discuto con ninguna pareja. Sólo peleé bastante con el padre de mi hija, porque éramos los dos muy chicos y veníamos con el mambo de los 17 años… Pero ahora, cuando empiezan las discusiones, termino la relación. Una peleíta puedo tener, pero esa cosa de vivir guerreando no la soporto. ¿Para qué?

–¿El teléfono sigue sonando? Imagino que no te deben faltar candidatos.

–Por supuesto que suena. Pero no me gusta ninguno de los que me llaman… Y si hay algo que tengo claro es que no voy a salir con alguien sólo para estar acompañada.

–De todas formas, debe ser halagador recibir invitaciones.

–Es halagador, claro. Pero no necesito que me llamen para sentir que estoy vigente. ¡Yo sé que estoy vigente! Primero, porque me miro al espejo todos los días. Pero, además, porque los que más llaman a mi casa son chicos jóvenes.

–No debe resultar sencillo para ningún caballero ser la pareja de Susana Giménez.

–Lo sé. Muchas veces pienso que por eso, por todo lo que represento, mis grandes amores han fracasado. Igual, no creo en el amor para toda la vida. La experiencia me lo demuestra: por cada matrimonio feliz, encontrás cuarenta mil desgraciados. Existen parejas que mueren juntos y es algo mágico. La historia de Pepe Cibrián y Ana María Campoy es maravillosa. El inmenso amor de Arturo Puig y Selva Alemán… Pero, seamos realistas, son los menos. Los tiempos han cambiado, hoy las mujeres tenemos claro lo que queremos. Antes aguantábamos. Nos decían: “Bueno, es tu marido, tenele paciencia”. Pero eso ya no va. Si me llego a enamorar, quizá cambie mi forma de pensar. Pero, por ahora, no me pasa.

–¿Es cierto que programaste un 2012 lejos de la televisión?

–Sí, tengo ganas de descansar. Quiero viajar, tener un verano tranquilo… ¡Siempre voy con frío a todos lados! Quiero un verano europeo, vivir sin horarios. En los últimos veinticinco años, sólo dos fueron de descanso.

–La decisión no debe ser simple: existe una industria enorme a tu alrededor, hay varios productos con la marca Susana Giménez.

–¡Y eso que no hago casi nada de lo que me ofrecen! Acá no funciona, no hay un mercado como el norteamericano, donde una estrella vende de todo. Hace días presenté mi nuevo perfume y sigo muy entusiasmada con mi revista. Te aclaro que yo hago todo en Susana: hay un equipo que me ayuda, pero no se publica nada sin que yo lo vea. Por eso la revista refleja mi personalidad.

–¿Cómo absorbés la mirada de los demás? Cuando entraste al estudio de fotografía, nadie se quedó callado. Te cuento, si acaso importa, que el comentario más repetido fue que estás “flaca, muy en forma”.

–¡Me examinan con lupa! Y no es simple, hay que bancársela. Yo soy muy femenina, coqueta, me cuido, pero va a llegar un día… La carrera contra el tiempo está perdida. Al calendario no le gana nadie. Lo único que importa es cómo te sentís. ¡Y yo estoy pasando un gran momento! Aprendí a vivir mejor, a manejar mi cabeza, a salir enseguida de los problemas. Sé que si me levanto con malhumor, me estoy condenando a un día de porquería. Pero si pienso en positivo, si digo “hoy voy a tener un día fantástico”, todo cambia inmediatamente. Es una cosa que viene con el tiempo.

–Por último, vuelvo al comienzo de nuestra charla: ¿imaginás el futuro sin una pareja?

–¿Cómo voy a saber qué puede pasar mañana? Yo estoy en una etapa nueva, de plenitud. Quizá me vuelva a enamorar algún día, pero no estoy en plan de conquista. Sé que la vida te puede llevar para cualquier lado. Ahora estoy fascinada con la historia de la duquesa de Alba. Es una mujer increíble, que salió de su casamiento bailando, jamás le importó qué pensaban los demás… Es admirable.

Fuente: www.hola.com.ar