De Cumbre en Cumbre, la administración de Evo Morales parece haberse decantado por el andinismo como forma de gobierno.
Varios partidos políticos han anunciado su intención de asistir a la convocatoria lanzada por el presidente, prevista para mañana lunes a las 9 de la mañana. La postura de estas formaciones (MSM, UN, MNR, un ala del PPB-CN) parece basarse en los siguientes argumentos:
1) Exigir concertación democrática y luego negarse a asistir sería contradictorio.
2) Es una buena oportunidad para incidir en la agenda nacional.
3) Es una oportunidad, también, para lograr protagonismo mediático.
El primero es el más sólido de los argumentos, pero no alcanza a explicar por qué se aceptó la invitación sin siquiera negociar las condiciones o la temática del encuentro.
El segundo es rebatible. Con esa lógica, habría que afiliarse masivamente a los sindicatos cocaleros del Chapare para incidir en la política antidroga.
El tercero no merece ni siquiera refutación. Basta con recordar la infame foto de Cochabamba, en el 2008.
Lo que no tiene buen olor es que la convocatoria se realice “para discutir temas de la agenda nacional elaborada por las organizaciones sociales en la Casa Campestre”, como ha anunciado el viceministro Navarro. Poco margen para la incidencia habrá entonces.
El régimen se ha jactado de su experticia en el diseño de “maniobras envolventes” para “engañar a la oposición”, como en su momento lo declaró el vicepresidente García Linera.
Sería bueno que los representantes partidarios tengan muy en cuenta ese antecedente y actúen con pie de plomo.
En todo caso, un encuentro del que no salgan iniciativas serias y creíbles para que cese la persecución contra opositores habrá sido un saludo a la bandera o, peor, un aval a la ruta autoritaria del evismo…