El déspota moderno

Edson Altamirano AzurduyAnálisis realizado durante los acontecimientos del Porvenir y el Cerco a Santa Cruz, que hoy se presenta a manera de recordatorio del mentado aniversario de la autonomía.Algunas muy breves pesquisas – extremadamente breves – al pensamiento político de Maurice Joly (Francia 1829 – 1887), del libro “Diálogo en el Infierno, entre Maquiavelo y Montesquieu” adecuadas a la coyuntura boliviana; aproximaciones – in forzadas – a un tiempo donde los antifaces se encuentran encubriendo intenciones maquiavélicas de dominación.La nueva dominación en Bolivia viene disfrazada de indio y menesteroso; el marketing político desplegado – al exterior – por el gobierno centralista, a través de Evo Morales, rostro de tozuda indianidad que publicitada como símbolo de indefensión, ha causado a nivel internacional muestras de compasión y apoyo incondicional, similares a los sentimientos desplegados por señoras caritativas, siendo algunas miopes, aparentan lágrimas afligidas hacia personas indigentes, discapacitadas o débiles mentales de cualquier tipo.A esta imagen de pobreza y humildad extrema, se suma la difusión constante de un discurso lastimero de complot y conspiraciones constantes de los otros, hacia los “mas”. Tácticas contemporáneas de encubrimiento y confusión: detrás de una faz izquierdista, se esconde una dictadura que ha vulnerado los derechos civiles del pueblo boliviano:“Joly hace que Maquiavelo aconseje al déspota moderno que multiplique las declaraciones izquierdizantes sobre política exterior con el objeto de ejercer más fácilmente la opresión en lo interno (…) Fingirse progresista platónico en el exterior, mientras en el país explota el terror a la anarquía, el miedo al desorden, cada vez que un movimiento reivindicativo traduce alguna aspiración de cambio…”.Hugo Chávez solapando a Evo Morales, a quién llama su Indio, protege a éste tras discursos rimbombantes y atrevidos, enarbolando la imagen sumisa y desvalida de un astuto y arribista político folclórico, quién seduce y causa adhesiones con su corto entendimiento y retórica cantinflesca al público extranjero, público sediento de exotismo, trivialidad y pasión por el realismo mágico, que sólo en países como el nuestro se encuentran todavía.Morales, al lado de Chávez, permanece callado, dócil pero seguro, como si con su silencio auspiciaría razonamientos y medidas mesiánicas. Sus desapariciones improvisadas en las mesas de diálogo, semejantes a sus silencios lúgubres frente a Chávez, están destinados a confundir a sus opositores, como si por debajo de éstas acciones existieran éticas magnánimas de comportamiento “de este modo, la versatilidad del jefe, al amparo de su mutismo, parece profundidad, y su oportunismo enigmática sabiduría; se olvidan los mediocres resultados de su accionar por medio de palabras pomposas, pues se termina por no distinguir una cosa de otra”.Esta imagen construida, por contradictorio que parezca, ha sido reforzada – incluso – por los mass media, opositores al régimen de Morales. Dichos medios, creyendo servir a los intereses económicos de la burguesía cruceña, debido a un error en la direccionalidad y contenido de la información que difunden, han servido como tontos útiles al régimen centralista, haciendo que los sucesos trascendentales sean mostrados como eventos amarillistas, sin ningún tipo de relevancia política y social. Inflan la información por el lado de los hechos fácticos, eventuales y nada significativos, pasando por alto la reflexión y análisis de fenómenos más complejos que configuran las causas y consecuencias de los acontecimientos. Se invitan a programas en vivo, a los mismos dirigentes y aparentes ideólogos de los procesos autonómicos o, caso contrario, a rumiantes activos de las opiniones de los anteriores que lo único que hacen es afirmar, reafirmar y resaltar lo ya sabido y conocido, repitiendo con tesón, por ejemplo, que Lineras es un Guerrillero, Evo Morales narcotraficante, “sólo un muerto en su gobierno y se iba de palacio”, etc., éste tipo de información reiterativa, acrítica e irreflexiva no produce un cambio de actitud en los interlocutores, quienes pasivos se proveen de consignas simplonas y no logran producir un efecto de toma de conciencia e ideologización del movimiento autonómico. Al transmitir información acrítica – por cuestiones de audiencia – ésta se convierte en información ficticia, propicia para desinformar, o más bien, subinformar al vulgo, o sea, la información pierde su valor creativo, convirtiéndose en diálogo de bobos, ideal para disfrazar la realidad por la aparente demostración de reivindicaciones.“Uno de los pilares del despotismo moderno es, entonces, la subinformación que, por un retorno del efecto sobre la causa, cuanto mayor es, menos la perciben los ciudadanos. Todo el arte de oprimir consiste en saber cuál es el umbral que no conviene trasponer, ya sea en el sentido de una censura demasiado conspicua como en el de una libertad real (…) insensiblemente una república en un régimen autoritario o, de acuerdo con la feliz fórmula de Joly, sobre el arte de “desquiciar” las instituciones liberales sin abrogarlas expresamente. La operación supone contar con el apoyo popular y que el pueblo (lo repito por ser condición indispensable) esté subinformado; que, privado de información, tenga cada vez menos necesidad de ella, a medida que le vaya perdiendo el gusto”. Otra de las contradicciones de la burguesía cruceña, muy bien aprovechada por los modernos déspotas del poder, es la ausencia de un proyecto claro y coherente que logre – a partir de una lucha armada o social – llevar adelante la conquista de la revolución autonómica. Dirigencia desorganizada, grupos juveniles de choque (jóvenes sin oficio) carentes de un programa que los aglutine, ausencia de dirección clara en la toma de decisiones, escasa capacidad de integración con organizaciones y fuerzas sociales departamentales, ausencia de nexos con los aparatos represivos del Estado (fuerzas armadas y policía), incapacidad para generar y dotar recursos económicos para logística y manutención del movimiento. Todo ello evidencia que el baluarte de la lucha autonómica no puede estar concentrado en una burguesía como la nuestra; burguesía laxa, inmediatista e inconsecuente, tan versátil y voluble que abandonan el movimiento de contención realizado en provincias, so pretexto de facilitar la negociación, demostrando que el único interés que perseguían con la desmovilización, era extraer pequeños réditos económicos de la Feria Internacional que se avecinaba.Suponer que un proceso revolucionario sea tal, teniendo como símbolo ficticios acontecimientos mercantilistas, eventos como los carnavales y la feria internacional (como si estos eventos fueran patrimonio exclusivo del pueblo cruceño), es la peor ceguera en la que un movimiento legítimo puede decaer. Consideramos que el proceso de revolución autonómica es mucho más grande que ciertas festividades y acontecimientos. En éstos tiempos se debe dejar de modelar, de ser careta, demostrar ostentación y dejar de embriagarse cuando el curso de los acontecimientos lleva pasos agigantados para su consolidación: la fiesta es posterior a la consecución del fin.Los eventos de desmovilización y debilitamiento auspiciados por la burguesía cruceña, fueron muy bien aprovechados por el gobierno, a partir de dos niveles: acción represiva en un departamento alejado del país (Pando), región con ausencia de historia en procesos de reivindicación social y, segundo, su efecto multiplicador que deviene como guerra psicológica, de amedrentamiento al resto de la media luna, han hecho que los grupos sociales que apoyan al régimen dictador de Morales, se fortalezcan y decidan hacer un cerco armado, con amenazas de invasión, al Departamento de Santa Cruz; a través del uso de la fuerza, o una aparente intimidación pasiva que posibiliten la imposición de la política actual.Las medidas impuestas por el detentor de la dictadura Masista, ha mostrado otra debilidad del movimiento autonomista nacional: la ausencia de cohesión, primero evidenciada – anterior al referéndum revocatorio – cuando los prefectos de la Media Luna quitan el apoyo a dos importantes aliados: Reyes Villa en Cochabamba y Paredes en La Paz, para cada quién ir de forma separada a dicha elección, aceptando de antemano la irregularidad jurídica dictada por el gobierno y de un golpe, marginar del CONALDE a estos importantes aliados de occidente.Otra debilidad manifiesta, es la ausencia de apoyo al Prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, quién tras una medida de hecho dictada por el fascismo gubernamental, manda encarcelar al aludido; demostración de fragrante debilidad y ausencia de lealtad al abandonarlo, e iniciar las negociaciones con un miembro de la media luna, maniatado y vulnerado en sus derechos constitucionales: otra muestra que permite comprobar un movimiento desorganizado, sectorizado y de líderes temerosos de sufrir la misma suerte que Fernández. La medida de hecho ha mostrado que el país se encuentra frente a una realidad constitucional corrompida, una democracia desvirtuada y resquebrajada y un poder judicial al servicio de la dictadura evista, por ende, una seguridad jurídica quebrantada, violada y desprotegida.Pero éste proceso coyuntural no es casual, se presenta como el efecto de un programa de gobierno planificado a través de una secuencia de acciones y tomas de decisiones absolutistas previas; el fracaso del uso del rodillo parlamentario tiene como estrategia la utilización del decreto como un medio de imposición de medidas arbitrarias – se ha barrado y disuelto las decisiones del poder legislativo – afectando a los intereses políticos y económicos de la media luna. “Se trate de la destrucción de los partidos políticos y de las fuerzas colectivas, de quitar prácticamente al Parlamento la iniciativa con respecto a las leyes y transformar el acto legislativo en una homologación pura y simple, de politizar el papel económico y financiero del Estado a través de las grandes instituciones de crédito, de utilizar los controles fiscales, ya no para que reine la equidad fiscal sino para satisfacer venganzas partidarias e intimidar a los adversarios, de hacer y deshacer constituciones sometiéndolas en bloque al referéndum, sin tolerar que se las discuta en detalle”.Esta secuencia de acontecimientos expresa un comportamiento fascista de actuación por parte del gobierno de Morales, quién respaldado por las fuerzas armadas bolivianas, en combinación con fuerzas militares venezolanas del tirano Chávez, generaron al interior del país, un auténtico terrorismo de estado; como premisa de encubrimiento al exterior se justifican ciertas medidas de represión, por una reivindicación de soberanía contra la injerencia de la embajada norte americana, supuestos instigadores de un movimiento desestabilizador que estaría encabezado por Rubén Costas, Gobernador del Departamento de Santa Cruz.Alrededor de estas medidas antidemocráticas, existe un desenfrenado proceso cínico de desinformación, dirigido por una camarilla de voceros presidenciales – mucho más déspotas y sanguinarios que Sánchez Berzaín, prototipo del político boliviano cínicos e irreverentes (Rada, San Miguel, Quintana, Choquehuanca, Llorenti, etc.) – quienes justifican las acciones gubernamentales como medidas constitucionales, mostrando a los otros como terroristas y desestabilizadores, negando ellos que sus actuaciones sea dictatoriales y fascistas; éstos personajes afirman ser representantes democráticos de un país que en pasadas elecciones (elecciones para el referéndum revocatorio) – por cierto, elecciones fraudulentas – fue ratificado el proceso de cambio auspiciado por el gobierno de Morales y Lineras. “Las diferentes controversias acerca de la dictadura, el “fascismo” etc., son vanas y aproximativas si se reduce la esencia del régimen autoritario únicamente a ciertas formas de su encarnación histórica. Pretender que un detentador del poder no es un dictador porque no se asemeja a Hitler equivale a decir que la única forma de robo es el asalto, o que la única forma de violencia es el asesinato. Lo que caracteriza a la dictadura es la confusión y concentración de poderes, el triunfo de la arbitrariedad sobre el respeto a las instituciones, sea cual fuere la magnitud de tal usurpación (…) Lo que Maurice Joly aporta, entonces, a la ciencia política, es definición exacta y la descripción minuciosa de un régimen muy particular: el de la democracia desvirtuada, llamado cesarismo por los antiguos. Pero es un cesarismo moderno, que luce el ropaje del sistema político nacido de Montesquieu: un cesarismo de levita, o, lo que es igual, con disfraz de teatro. La democracia desvirtuada tiene sus propias características. En estos tiempos en que, en aras a la invectiva, o por no desesperar o para ahorrarse el esfuerzo de analizar, se confunden los conceptos, conviene subrayar el hecho que este régimen no es el totalitarismo de las dictaduras clásicas (…) Es precisamente con un indiscutible apoyo popular que los monarcas elegidos reducen a la impotencia a sus adversarios. Y digo impotencia, y no silencio. La intención y la astucia de los agentes de este tipo de régimen son el crear una mezcla de democracia y dictadura al que yo aplico el neologismo de “democradura” (Jean-Francois Revel, Las ideas de nuestro tiempo, Organización Editorial, Madrid, 1972; pp. 208-210), que designa el uso abusivo del principio de la mayoría. Este régimen no es ni totalitarismo ni dictadura clásica; como tampoco el totalitarismo es sinónimo de dictadura clásica. (Ibid., pp. 47-54 “La cultura totaliraria”).Así, la dictadura de Morales, disfrazada de democracia o más propiamente dicho, democracia desvirtuada, ha comenzado a imponer un modelo presentado como revolucionario, haciendo que la realidad nacional se polarice en dos visiones absolutamente contrapuestos de país: lo oriental y occidental, como realidades dicotómicas y antagónicas. Sépase bien: las revoluciones se gestan no cuando uno detenta en sus manos los aparatos represivos del poder, aparatos como las fuerzas armadas y la policía, que a través de un uso adulterado de la Constitución Política del Estado son obligados a asumir el Estado de Sitio, Toque de Queda y la Persecución Política, como medidas de hecho para tomar control físico – mental y simbólico – material de la voluntad de los ciudadanos. El pueblo que es acometido por éstas medidas se objetiva y al hacerlo se hace esclavo de una tiranía.Cualquier movimiento social, estatal o gubernamental, que haga mal uso de éstos aparatos de control y por la fuerza imponga hegemonía de un modelo, su accionar decae en régimen dictador y represivo, jamás en revolucionario.La antítesis al modelo propuesto – por un proceso de contradicción inherente a la condición histórica – es aquel modelo que posibilita la síntesis o transformación, es decir, la revolución propiamente dicha. La revolución se gestaría desde el descobijo y la indefensión, cuando el pueblo ha decidido por autodeterminación gobernarse por sí mismo y en este camino de contradicción al modelo dominante, lo único que tiene como instrumento de lucha, es el pecho descubierto de sus ciudadanos, o sea, la conciencia y voluntad de éstos, quienes entregan sus vidas en pos de su libertad.Se observa que la auténtica revolución autonómica no podrá ser gestada desde una dirección burguesa, sino, a partir de un cambio radical y estructural de su dirección; dirección que estará concentrada en sectores sociales orgánicos, como los grupos de obreros y campesinos; maestros; universitarios; artesanos e indígenas y fundamentalmente, la participación de movimientos locales municipales y provinciales, que tengan condiciones materiales de sustentación, pero al mismo tiempo, provengan de movimientos autodeterminados por una ideología común y no así, por agrupaciones de jóvenes desocupados, que como mercenarios no responden a un interés de clase.Este será el camino auténtico hacia una autonomía autodeterminada por el pueblo; y si la sangre de éste se dispone para la consecución del fin, sólo los movimientos de cariz popular estarán dispuestas a donarla en pos de la revolución autonómica; nunca una burguesía timorata y proclive a la derrota.