México: sondeos a pie de urna pronostican amplia victoria del PRI

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) volvería a la presidencia de México después de 12 años si se confirman los primeros sondeos a pie de urna realizados por diferentes medios de comunicación privados nada más cerrarse los colegios electorales. Según esos datos, el PRI y su joven líder Enrique Peña Nieto obtendrían el 42% de los votos frente al 31% logrado por el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, y entre el 23% o 24% de Josefina Vázquez Mota, por el Partido Acción Nacional (PAN). El partido del Gobierno del presidente Felipe Calderón sufriría así una derrota histórica que anticipa una larga travesía del desierto para la derecha democrática mexicana.Sin esperar al escrutinio oficial, Vázquez Mota ha comparecido públicamente en la sede de su partido en la capital mexicana para anunciar que acataba los resultados. “Las tendencias no me favorecen. Aceptaré los resultados como demócrata que soy porque la democracia necesita demócratas”, ha afirmado. Ha definido al PAN como el “partido de la familia y de la libertad” y ha asegurado que estaría vigilante para ”impedir el retorno del autoritarismo, de la corrupción, de la impunidad y de la rendición ante el crimen organizado”.En el cuartel general del PAN en la capital mexicana reinaba la desolación. El centroderecha no solo abandonaba la presidencia sino que pierde terreno en algunos Estados clave como Jaslisco donde gobernaba desde hace 18 años y retrocede también a nivel local. La gestión de Calderón -12 millones de nuevos pobres, empleo informal en aumento, escaso crecimiento económico y miles de muertos en la guerra contra el narcotráfico- ha sido una carga demasiado pesada para Josefina Vázquez Mota, una candidata que cometió numerosos errores durante la campaña.La participación se espera que supere a la de 2006 que fue del 58%. En los colegios electorales de la capital mexicana, donde también se elegía al jefe del Gobierno del Distrito Federal, la afluencia de votantes fue masiva pese a la lluvia. López Obrador votó a primera hora de la mañana en el DF, al igual que Vázquez Mota. Peña Nieto lo hizo en su pueblo natal, Atlacomulco, en el Estado de México, del que fue gobernador (2005-2011), y donde fue recibido entre aplausos de sus vecinos y partidarios y una pequeña protesta del movimiento juvenil Yo Soy 132.Por una vez, la normalidad fue noticia. La jornada electoral transcurrió sin graves incidentes y las encuestas han acertado. Las autoridades electorales mexicanas, tanto el Instituto Federal Electoral (IFE) como la Fiscalía de Delitos Electorales, habían recibido anoche una cantidad ínfima de denuncias por irregularidades en las votaciones y referidas principalmente a los Estados de México, Veracruz, Jalisco y Zacatecas. El IFE informó de que se habían producido un 50% de irregularidades menos que en las elecciones de 2006. Cuauthémoc Cárdenas, fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), afirmó no tener indicios de fraude.En la sede central del PRI reinaba en la tarde de este domingo un ambiente de victoria y la frase más repetida era “esto ya está hecho”. La dirección priista había apostado por lograr para Peña Nieto una ventaja de más de 10 puntos sobre su inmediato seguidor, López Obrador. La maquinaria electoral del viejo partido, que dominó la vida de México durante 71 años, funcionó sin descanso durante toda la campaña electoral al servicio de Peña Nieto. Sus rivales políticos y las redes sociales denunciaron durante la campaña que el PRI superó ampliamente el gasto limitado por la ley electoral, el apoyo recibido por parte de las principales cadenas de televisión – medio por el que se informa el 80% de los mexicanos- y coacciones a los votantes en algunas localidades.Acusaciones de fraude aparte, de larga tradición en este país, la victoria del PRI, de confirmarse, se deberá a varios factores: una buena organización, un candidato telegénico que ha hecho del pragmatismo su bandera prometiendo un “Gobierno eficaz” y una “democracia con resultados” después de 12 años de Ejecutivos panistas que no han satisfecho las expectativas de la sociedad en empleo y seguridad, así como la nostalgia de muchos ciudadanos por un tiempo pasado en el que el PRI garantizaba el orden y la autoridad de un Estado protector.El PRI, que fue desalojado de la residencia oficial de Los Pinos en año 2000, se ha convertido en este tiempo en un verdadero partido político y no en la agencia electoral de la “dictadura perfecta”, como calificó Mario Vargas Llosa al régimen priista. Pese a su derrota de entonces retuvo un enorme poder territorial –gobierna en 19 Estados y en las elecciones del domingo ganó además Jalisco y Chiapas- y se ha visto favorecido por el espacio vacío dejado en el centro político por una derecha y una izquierda que no han sabido modernizarse. Se ha convertido en “una alternativa para los sectores sociales cautivados por el populismo” como ha escrito el sociólogo Roger Bartra, y ha hecho valer su experiencia de gobierno y su carácter mediador por encima de las acusaciones de corrupción.Peña Nieto ha insistido durante la campaña en que su partido ha roto con el pasado y ha prometido sacar adelante las reformas fiscal y laboral así como abrir el monopolio de petróleo Pemex a la iniciativa privada.La izquierda arrasó en el DF con una victoria de más de 40 puntos de ventaja sobre el PRI, que quedó en segundo lugar. Los datos de los sondeos a pie de urna sobre las elecciones a la presidencia, de consolidarse posteriormente cuando se conozca el escrutinio oficial, le otorgan también un buen resultado si se tiene en cuenta que López Obrador inició la campaña con escasas opciones, según las encuestas, pero son claramente insuficientes para las esperanzas de sus partidarios. Existía anoche una gran expectación por saber cuál sería la reacción de su líder, que no aceptó su derrota por tan solo el 0,56% de los votos en las elecciones de 2006 frente a Felipe Calderón.El País – Madrid