Acullico y fiesta

Manfredo Kempff Suárez

manfredokempff21_thumb No se puede negar que el canciller Choquehuanca debe estar feliz luego de su primer éxito internacional después de siete años de gestión. Contra lo que pensábamos, la pirueta diplomática le dio resultado al Estado Plurinacional de manera insospechada. Nadie podía creer que la estrategia de salirse de la Convención sobre Estupefacientes, solicitar su readmisión, y ser admitido nuevamente aceptando sus reservas, era posible. Así los Convenios de Viena han perdido su virginidad y ahora podrán ser violados cada vez.

Eso ha dado espacio a una serie de manifestaciones de júbilo, discursos triunfalistas, anuncios de nuevas victorias, y como no puede ser de otro modo, bailes y borracheras. S.E. Evo Morales y sus enfebrecidos seguidores han anunciado, que a partir de ahora, Bolivia no sólo exportará hoja de coca al norte argentino y “a todo el mundo”, sino que también venderá productos derivados de la hoja. Es de esperar que no sean productos con valor agregado como la acetona, el ácido sulfúrico, el diesel, el querosén y demás.



Ahora, luego de lo acontecido, aguardamos que los bolivianos no nos volvamos locos de tanta felicidad, y que soñemos con que este resultado obtenido significa que el acullico será permitido en todas partes. No es así. Sólo en Bolivia está permitido acullicar, pero, como afirman los que saben de la materia, siempre se pudo masticar la coca en nuestro país; se pudo “pijchar” desde tiempos de la Colonia. La novedad es que ahora se “pijcha” o se acullica con el beneplácito de las Naciones Unidas.

Se han oído las primeras voces en sentido de que como está legalizado el acullico, entonces están permitidos los cultivos, y como están permitidos los cultivos, hay que sembrar más coca. Y sabemos que existen una docena de proyectos de ley en la Asamblea mediante los que se archiva la ley 1008 y se sancionará otra en la que los cultivos legales de coca pasarán de 12 mil hectáreas a 20 mil. Si en vez de las 12 mil hectáreas permitidas hoy existen alrededor de 30 mil, ya podemos imaginar la lluvia verde que se avecina.

En la euforia del momento se ha dicho que el Estado Plurinacional obtuvo una victoria aplastante porque hubo goleada. Se dice que de 183 países adheridos a la Convención sólo 15 votaron en contra y que 168 votaron a favor. Eso no es cierto porque no hubo votación. EEUU, Gran Bretaña, Rusia, Japón, Canadá, Alemania, Francia, Italia, y otros, varios de ellos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las NNUU, mostraron su desacuerdo con la readmisión de nuestro país. No significa, repetimos, que los otros 168 hubieran dicho que sí, que apoyaban a Bolivia. Simplemente callaron.

Lo grave, en todo caso, ha sido la pusilanimidad del resto de la comunidad internacional, al abrir una compuerta que puede acarrear muchos dolores de cabeza. Es muy difícil de entender, por ejemplo, que naciones como Brasil, Argentina y Chile hubieran guardado silencio en este tema tan peliagudo. Cuando Brasil moviliza tropas armadas hasta los dientes por toda su frontera con Bolivia, se impone el compadrazgo político y se mira hacia otro lado. Pasa algo similar con Argentina. ¿Y Chile? Los chilenos están queriendo alzar un muro para detener el tráfico de cocaína, pero Piñera no quiso líos con Morales. España es otro ejemplo de timidez absoluta en esta circunstancia. Todos ellos han visto pasar un cheque en blanco que será cobrado más pronto de lo que suponen.

Los festejos por el éxito diplomático van a continuar. En la apoteosis, S.E. ha dicho que el próximo triunfo será la salida al mar. Que Dios le guíe en su nueva treta. Pero no quisiéramos, por lo menos en Santa Cruz, que se vuelva a repetir lo acontecido el pasado lunes. No puede ser que un centenar de masistas, alentados por los consabidos colaboracionistas cambas, hayan dejado nuestra Plaza hecha un basural, como feria de cocaleros, con meadas por todos lados, además de discursos destemplados y ofensivos en contra de los que no acullicamos.

El Deber – Santa Cruz