El Tigre juega sin complejos y hace sufrir al Sao Paulo

Merecía al menos un empate. El Tigre jugó un gran partido desde el punto de vista colectivo. Se defendió bien y contragolpeó. La jerarquía paulista cambió la historia.

image Sorpresa. El gol que silenció al Morumbí de Sao Paulo. Barrera llega justo para meter la pelota en el arco, después del centro de Escobar con ‘escala’ en Cristaldo. AFP.

La Razón / La Paz



The Strongest acarició la hazaña anoche ante el Sao Paulo, al que le iba ganando y estuvo cerca de, al menos, robarle un punto en pleno Morumbí. Pero el equipo brasileño apeló a la jerarquía de algunos jugadores y logró dar vuelta el marcador (2-1), aunque terminó apretado contra su arco y con el Jesús en la boca.

Pocas veces se ve a un conjunto boliviano tan fortalecido en su juego, tan convencido de sí mismo como lo fue el Tigre anoche, que marcó una línea y no la abandonó nunca, y puso en aprietos a un brasileño supuestamente muy superior, por eso merecía siquiera el empate, aunque ya se sabe que en el fútbol los merecimientos quedan a menudo en segundo plano.

Fue notable la disposición táctica del Tigre con sus dos líneas defensivas bien plantadas y además con todos sus jugadores consustanciados con el objetivo. Ninguno retaceó su concurso.

Le costó al comienzo. Parecía que el Sao Paulo lo iba a pasar por encima y fue precisamente en esa primera parte del partido cuando el equipo local dispuso de sus mejores opciones: un tiro libre de Ceni que Vaca tapó estupendamente, un disparo de Aloisio entrando desde la derecha, que también sacó el arquero, y otra pegada de Denilson, pero alto. La pelota era del Sao Paulo, aunque tenía que darse modos para entrar y cada vez se le fue haciendo más difícil.

The Strongest logró llevar el juego al medio campo e incluso se animó a ir al ataque, que es de donde salió la jugada para la apertura de la cuenta.

El Tigre forzó un tiro de esquina lanzado por Escobar y cacheteado casi de espaldas por Cristaldo, la pelota se fue arriba y cayó al segundo palo, donde Barrera la metió (20’). El juego no era equilibrado porque el Sao Paulo seguía dominando, pero sí que le costaba generar ataques.

The Strongest pudo hacer el segundo, lo tuvo, aunque no lo supo definir Méndez tras otro tiro de esquina de Escobar; y lo pagó caro, porque un minuto después (42’), tras una atajada de Vaca ante disparo de Luis Fabiano, la pelota fue a los pies de Osvaldo que puso el uno a uno parcial.

De parte de The Strongest hubo otra segunda mitad del mejor juego colectivo, eso hizo que Sao Paulo tuviera menos espacio, pero las desequilibrantes figuras del brasileño se dieron modos. Por ejemplo, un travesaño tras disparo de Aloisio. Sao Paulo fue paciente y encontró el gol del triunfo a los 80’, lo anotó Luis Fabiano tras una buena jugada. Después retrocedió a custodiar ese triunfo que tanto le costó alcanzar.

El árbitro – bien

Enrique Cáceres tuvo un defecto: dos veces frenó las jugadas cuando ameritaba la ley de la ventaja. En todo lo demás estuvo acertado

La figura – Luis Méndez

The Strongest jugó, sobre todo, a defenderse y lo hizo bien comenzando desde atrás. Allí, el más firme, por arriba y abajo, fue el zaguero 

Los datos

El primero

Salió de un tiro de esquina preparado, Escobar buscó a Cristaldo en el primer palo, éste cacheteó la pelota y la dirigió hacia el segundo. Pudo ser su gol, pero Barrera se lanzó y aseguró.

El empate

Sao Paulo entró por la derecha, Luis Fabiano le pegó en el medio, Vaca dio rebote y Osvaldo la metió ante el vano esfuerzo del golero.

La victoria

El 2-1 se inició con un buen pase de Cañete a Ganso, quien dejó solo a Luis Fabiano para anotar.

Al atigrado le faltó el gol para liquidar

El Tigre estuvo cerca de liquidar el partido en el Morumbí. Antes del empate de Sao Paulo, tuvo una inmejorable oportunidad de ampliar el marcador, pero perdonó y acto seguido el brasileño igualó parcialmente. Esas acciones fueron determinantes para que llegara el 2-1 definitivo.  Pablo Escobar volvió a ponerse al equipo sobre sus hombros. Aportó pausa en momentos de peligro y le dio velocidad a la hora de generar ataques.

El local quiso llevarse a su rival por delante, pero Daniel Vaca impidió la caída con una notable estirada a su izquierda para sacar un tiro libre de Rogerio Ceni. La defensa estuvo sólida en su función: Méndez y Barrera fueron luchadores, bien secundados por Diego Bejarano. Por la izquierda, Jair Torrico fue atrevido y llegó hasta el arco rival.

En el medio lucieron infatigables Chumacero, Cristaldo, Soliz y Escobar; Veizaga tuvo un comienzo muy nervioso, pero poco a poco se fue asentando. Harold Reina en ataque hizo lo que pudo. Al final, el Tigre lamentó las situaciones desperdiciadas.

El 0-1 fue de jugada preparada. Centro al primer palo que cacheteó Cristaldo, la pelota sorprendió a la defensa brasileña y Barrera la empujó. Corría el minuto 20 y era sorpresa. Cerca del final, el atigrado falló en la puerta del arco: el centro que mandó Pablo Escobar no pudo ser conectado bien por Luis Méndez.  En la réplica llegó el empate de  Osvaldo. Y la tranquilidad del Sao Paulo, a diez minutos del final mediante Luis Fabiano.

Sao Paulo evitó el desastre

Con suerte

La edición digital del diario Gazeta Esportiva comentó en su sitio en internet que el “tricolor”, como se conoce al Sao Paulo, ganó de suerte 2-1 y evitó el desastre ante su hinchada.

Difícil

Lance, por su parte, puso en su comentario que el juego fue trabado en gran parte del partido   y el local “trabajó mucho para quedarse con el triunfo y tener una posición más confortable  en la tabla de posiciones”.

Inestable

Folha, también de Sao Paulo, informó que el planteamiento 4-3-3 que armó el técnico Ney Franco estuvo acertado en los primeros minutos, pero que el gol de Marco Barrera hizo desestabilizar el juego del local.

Sufrido

O Globo coincide y califica como sufrida la victoria del brasileño. “Pudo sacar el triunfo para dejar satisfechos a sus casi 30 mil hinchas que llegaron hasta el estadio Morumbí”.

Estuvo muy cerca. Lorenzo Carri

En uno de los mejores rendimientos colectivos de un plantel nacional en tierras brasileñas, The Strongest perdió ahí nomás. No fue superior en la cancha, porque Sao Paulo, individualmente y como grupo, es un elenco más poderoso. Pero desconcertó al paulista, lo obligó a correr (cosa que le disgusta) y lo sacó de quicio.

Fue un David sin honda pero con pizarra, aunque otra vez quedó pendiente la materia del contragolpe, la tranquilidad para aprovechar el mareo del rival. Pero el atigrado no fue un equipo que prometió una cosa e hizo otra, aunque eso no sirva de consuelo para la derrota.

El primer tiempo fue una lección del plantel de Eduardo Villegas: Después de un corto comienzo con vacilaciones, encontró la horma del zapato paulista y le nubló las ideas: fue a marcar al rival brasileño en su campo, pero sin descuidar la retaguardia. Los atigrados cumplían la lección al pie de la letra, y el elenco de Rogerio Ceni —al que lo vimos lógicamente ofuscado— era un remedo de aquél que goleó a otro de nuestros representantes en esta Copa.

Para completar el estupor del Morumbí, llegó el gol atigrado: córner de Escobar, buen toque de Cristaldo en el primer palo y la llegada de Barrera para confirmar el tanto. Sao Paulo gozó de algunas ocasiones (Vaca tuvo una atajada monumental ante Rogerio, y casi salva el empate) pero su periodo inicial fue flaco, deslucido, nervioso. El equipo de la altura le salió respondón en el llano.

En la segunda parte vimos más de lo mismo: Sao Paulo, que no se tragaba el empate ni la presión de los gualdinegros, intentó cien cargas y le salieron unas pocas: en una de ellas la pelota rebotó en el travesaño del arco de Vaca, y en otra, llegó el gol de Luis Fabiano (la televisión brasileña no brindó repetición de ese tanto, y a mí me gustaría verlo de nuevo, ver el principio de la jugada). Faltaban nada más que 12 o 13 minutos. Un resultado memorable estuvo cerca, pero nadie podrá desmerecer el doble esfuerzo de The Strongest: en lo táctico y en lo físico.

Lorenzo Carri es periodista y estadístico.