Cambiar por cambiar

Bajo el penoco – El DíaCIEl Viceministerio de Descolonización ha propuesto cambiar los apellidos de los bolivianos. Quiere hacerlo a la manera brasileña, es decir que los chicos lleven el apellido de la madre primero y luego el del padre. Es más, pretende que los padres puedan decidir el orden de los apellidos de sus hijos, lo que anticipa un “carnaval” de proporciones. Algunos críticos anticipan un grave problema de discriminación, pues el cambio se debería aplicar a partir de los nuevos nacimientos.Aparentemente no hay nada de malo en la propuesta, sin embargo, no se trata de cambiar por cambiar, como lo hace un ama de casa con la ubicación de sus muebles. Bolivia es un país que pronto cumplirá 200 años de historia y mínimamente se supone que debería tener estables sus bases. Además de discriminación, el cambio supondría grandes dificultades en la identificación de las personas. ¿Cómo se va a proceder con los nuevos hermanos que nazcan a partir del cambio? ¿Se llamarán distinto? ¿Los nuevos hijos no podrán reclamar la misma herencia? Son cuestiones que parecen ridículas, pero que obviamente se originan en medidas desatinadas que se prestan para la confusión y el atraso. Si accedemos a este y a todos los cambios antojadizos que se les pueda ocurrir a los próximos descolonizadores, pasarán 100 años más y Bolivia continuará en cimientos.