El papa se lanza contra el dinero, el poder y el placer

El pontífice reclamó un cristianismo alegre y renovador. “Los jóvenes no necesitan cosas, sino valores”, aseguró. Puso su vida y su mandato en manos de la Virgen negra de Aparecida.

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El Deber y Agencias



Dos días después de llegar a Río de Janeiro para presidir la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, y en medio de una jornada cargada de simbolismos y mensajes, el papa Francisco cumplió ayer su primera jornada oficial de trabajo pastoral. Y lo hizo con tres objetivos fundamentales en mente: los jóvenes, la Iglesia y los desvalidos.

Empapado con el calor de una multitud de más de 200.000 personas que luchó contra el frío y la lluvia, Francisco celebró una impresionante misa en el Santuario de la Virgen de Aparecida, en cuyas manos puso su vida, su gestión papal y el futuro de la humanidad.

Francisco fue acogido con cánticos, vivas y aplausos por los fieles, algunos de los cuales esperaban desde hacía más de dos días para ver al primer papa latinoamericano, quien no dudó en detener el papamóvil para estrechar las manos de los fieles y besar a niños. Nuevamente, como lo hizo el lunes tras su arribo a Río de Janeiro, el papa se trasladó por las calles de la pequeña localidad de Aparecida en un vehículo sin blindaje y con la ventanilla abierta para que los miles de seguidores pudieran saludarlo y, en muchos casos, hasta tocarlo.

A los pies de la Virgen

Una vez en el templo, Francisco se dirigió a la Capilla de los Doce Apóstoles, donde está expuesta la imagen de la Virgen, ante la que oró durante unos minutos. El pontífice se emocionó hasta las lágrimas cuando habló frente a Aparecida, esta pequeña Virgen negra que, según la leyenda, fue encontrada en el siglo XVIII por unos pescadores.

Francisco regresó a Aparecida, una localidad de 35.000 habitantes, seis años después de la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe, en la que fue la cabeza de uno de los documentos más importantes de la historia contemporánea de la Iglesia católica latinoamericana cuando sus obispos redactaron un texto que pretende devolver a la institución a la senda de Cristo, despojándola de los oropeles del poder y acercándola a la gente.

Durante la homilía, Francisco desarrolló una de las bases del documento de Aparecida: la Iglesia debe afrontar los retos del mundo moderno de forma positiva, sin miedo, dejando atrás la amenaza constante del infierno y el fuego eterno.

Para lograr ese objetivo, señaló tres actitudes: mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría. “Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón. El dragón, el mal, existe, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza”, afirmó.

Jóvenes sin ídolos

Y brindó un mensaje directo a los jóvenes: “Es cierto que hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el éxito, el dinero, el poder, el placer. Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos una sensación de soledad y vacío, y lleva a la búsqueda de compensaciones, de estos ídolos pasajeros. Seamos luces de esperanza. Tengamos una visión positiva de la realidad”.

“Los jóvenes no solo necesitan cosas. Necesitan sobre todo que les propongamos los valores inmateriales que son el corazón espiritual de un pueblo: espiritualidad, generosidad, solidaridad, perseverancia, fraternidad, alegría; son valores que encuentran sus raíces más profundas en la fe cristiana”, sentenció el pontífice

Francisco rechaza las drogas libres

El papa Francisco advirtió contra la "liberalización del consumo de drogas", un tema que suma adeptos en América Latina, donde las guerras contra las drogas han provocado decenas de miles de muertos en los últimos años.

   "No es la liberalización del consumo de drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química", dijo el primer papa latinoamericano de la historia, al visitar el hospital San Francisco de Asís que rehabilita a adictos.

Tal como lo informó EL DEBER, el papa recibió una pequeña figura tallada en madera de San Francisco y se sentó en una silla de madera que confeccionaron los pacientes del hospital.