Ante sus bases cocaleras del Chapare, el presidente Evo Morales se jactó de haber destruido a los “partidos neoliberales” del país.Las declaraciones del mandatario se constituyen en una prueba más de una vocación hegemonista de tintes antidemocráticos, que no admite la presencia en el escenario político de otras corrientes que la encabezada por él.¿Al decir que se “ha destruido” a otros partidos, se admite que se usaron diversos mecanismos estatales, desde una Justicia manipulada hasta los medios públicos de comunicación, para despejar el territorio de opositores?Teniendo en cuenta su admiración por el régimen de los hermanos Castro en Cuba, cabe pensar que en el futuro imaginado por el “Jefazo” se encuentra el monopartidismo, quizás en ese “horizonte comunista” del que habla con fervor alucinado el vicepresidente García Linera.Llama la atención también el radicalismo ideológico del presidente cocalero, que mete en una misma bolsa a partidos conservadores, centristas, socialdemócratas y populistas, bajo el rótulo genérico de “neoliberalismo”.Por otra parte, debe señalarse la contradicción de que, al mismo tiempo, la administración de Morales esté repleta de elementos oportunistas provenientes de anteriores gobiernos, como es el caso de su mano derecha, el ministro de la presidencia Juan Ramón Quintana…[email protected]