Tres ateos arrepentidos

Pedro Shimose

SHIMOSE Suele decirse que “Dios escribe recto con renglones torcidos”. ¿Qué decir de los ateos militantes, anticristianos y ‘comecuras’ que, al fin, decidieron reconciliarse con Jesucristo y su Iglesia? Solo Dios sabe si otros abrieron su corazón a la fe cristiana y se arrepintieron en el último suspiro. Quedan tres testimonios: Antonio Gramsci (1891-1937), Renato Guttuso (1911-1987) y Dolores Ibárruri, ‘La Pasionaria’ (1895-1989).

En tiempos de Stalin, muchos creíamos que el pintor preferido del tirano era Picasso, pero no. Stalin rechazó disgustado el retrato que le hizo el genial pintor español; quizás porque la obra del camarada Picasso contradecía los cánones del realismo socialista. A Stalin le gustaba la obra del pintor comunista italiano Renato Guttuso, llamado ‘el pintor de Stalin’. Fue enorme la sorpresa cuando se publicó la noticia de que el camarada Guttuso había muerto católico.



Otro marxista mucho más influyente –Antonio Gramsci, fundador del PCI con Palmiro Togliatti– también murió converso, después de haber despotricado contra la Iglesia y el papa Pío XII. Algo insólito por su categoría política e intelectual. Más asombrosa, si cabe, ha sido la conversión al catolicismo de Dolores Ibárruri, ‘La Pasionaria’, símbolo de la resistencia comunista contra la dictadura franquista. En su libro Azul y rojo. José María de Llanos. Biografía del jesuita que militó en las dos Españas y optó por el suburbio (Madrid, La Esfera de los Libros, 2013), el periodista José Miguel Lamet describe la amistad de ‘La Pasionaria’ y el padre Llanos, apóstol de los pobres en las barriadas (chabolas) de Madrid. ‘La Pasionaria’ murió católica después de más de 50 años de militancia comunista.

Es posible que Gramsci, Guttuso y ‘La Pasionaria’ vivieran en carne propia la duda existencial, tan bien expresada por Blaise Pascal (1623-1662) en uno de sus pensamientos más inquietantes, conocido como La apuesta de Pascal. Esta puede resumirse así: si creo en la otra vida y, después de la muerte no hay otra vida, no pierdo nada. Pero si no creo en la otra vida y una vez muerto descubro que sí la hay, lo pierdo todo. En el libro Ensayos pascalianos, del filósofo boliviano Guillermo Francovich (1901-1990), está el ensayo El argumento de la apuesta y el Manifiesto comunista, digno de ser leído. ¿Gramsci, Guttuso y ‘La Pasionaria’ conocían “la apuesta” del gran científico, matemático, filósofo y escritor francés ninguneado por Hegel en sus Lecciones sobre la filosofía de la historia?

El Deber – Santa Cruz