En Bolivia 15 etnias están en peligro de desaparecer

Según el Censo 2012, las amazónicas son las más vulnerables. Hay ocho en estado crítico, con menos de 250 miembros. Otras aumentaron su población de forma casi inexplicable y se teme invasión de colonos. Hay críticas

El censo identifica 15 etnias en peligro de desaparecer

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EL DEBER



Es una de las etnias más vulnerables del país y participó de la marcha indígena.

El Censo de Población y Vivienda 2012 ha revelado el estado de emergencia para 15 de las 37 etnias de Bolivia. Hay 14 culturas amazónicas y una altiplánica que cuentan con menos de 1.000 habitantes y, por lo tanto, se encuentran en riesgo de desaparecer. De estas, ocho tienen menos de 250 miembros mayores de 15 años, lo cual las pone en riesgo de extinción biológica.

Los machineris, guarasugwes, tapietes, yaminahuas, muratos, pacahuaras, morés y yukis conforman el grupo de las etnias más vulnerables, con menos de 250 habitantes. La lista de emergencia se completa con los ese ejja, chipayas, canichanas, chacobos, araonas, sirionós y yuracaré-moxeños.

Dejan de ser prioridad

Ysaías Montero, sociólogo especialista en etnias que trabaja en la ONG Apoyo Para el Campesino-Indígena del Oriente Boliviano (Apcob), explica que la merma de población hace que estas culturas se vuelvan más vulnerables porque la supervivencia se les hace más difícil y desaparecen de la óptica de instituciones públicas. Por ejemplo, explica, una población de menos de 1.000 habitantes pierde ítems de profesores y de personal de salud, dejan de ser prioridad en la planificación municipal, lo que les resta oportunidades al interior de la comunidad, obligando a sus miembros a migrar a centros de mayor población, lejos de sus vivencias. Con los grupos de menos de 250 personas, la situación se complica aún más, ya que la visión se vuelve asistencialista, según Montero. Pone de ejemplo a los yukis, a los que la cooperación les llega bajo el concepto de ayuda humanitaria.

A ello se suma el aislamiento geográfico de muchas de estas etnias, como los machineris, pacahuaras o los guarasugwes. Al no haber condiciones de acceso, al no contar con caminos, mucha de su movilidad depende de la navegación y a los municipios de los que dependen se les complica ofrecerles servicios.

Crecer en la escasez

Sin embargo, salvo los machineris, todas estas etnias han aumentado su población respecto al censo de 2001. Este punto llama la atención a Leonardo Tamburini, exdirector del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis),  que observa que en muchos casos el aumento población ha sido exponencial. Un caso particular es el de los araonas, que en 2001 contaban con solo 112 miembros y 11 años después cuentan con 910, pese a que, según Tamburini, sus condiciones eran muy desfavorable e iban camino a la extinción biológica. En general, la mayoría de los pueblos de las llanuras entre Beni, Pando y el norte de La Paz han aumentado su población de manera casi inexplicable, con tasas de crecimiento intercensal que van desde 40% hasta el 600%. En su opinión, habrá que esperar que el Instituto Nacional de Estadística procese las preguntas sobre pertenencia etnolingüística y de lengua materna para tener una visión más cabal de estos ‘fenómenos’ inexplicables.

Para Montero, el aumento poblacional tiene una explicación clara y pone en mayor riesgo a estas poblaciones: la colonización. Explica que la mayoría de estos pueblos tienen territorios consolidados y en los últimos años se han asentado en ellos grupos de colonos con la anuencia de los dirigentes indígenas. Se han casado y emparentado con los originarios con el objetivo de pertenecer a la comunidad y acceder al manejo de sus recursos naturales. “Se trata de una estrategia colonizadora: van y se asientan en territorios, se identifican como indígenas para que la comunidad tenga más recursos, pero ellos acceden al manejo de los recursos naturales del territorio”, señala.

Esta proliferación de ‘nacimientos’ ha sacado de la lista de etnias vulnerables a los baures, que de 976 pasaron a 2.319, pese a que en el cabildo de este pueblo calculan que son alrededor de 600 miembros.

Para el presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia, Adolfo Chávez, hay que volver a fijarse en la seguridad del territorio indígena. Denuncia que en la zona de la frontera entre Beni, Pando y La Paz, la presión de la colonización es muy grande y que se han producido varios enfrentamientos entre indígenas y colonos que quieren asentarse.

El último de ellos se dio entre tacanas y colonos altiplánicos en Puerto Heath, hace dos semanas. Además, pide que el Estado vuelva a invertir en titulación de territorios y comunidades indígenas, ya que asegura que el Gobierno de Evo Morales no lo ha hecho.

“Evo firmó los títulos que estaban ‘dormidos’ pero después no ha invertido ni en tareas de campo, estudios de necesidades espaciales ni de gabinete”, dice. Para él, eso volverá vulnerables a más etnias 

CLAVES 

Comparten un mismo territorio

Según Adolfo Chávez, machineres y pacuahuaras comprarten un mismo espacio territorial al norte del departamento de Pando, cerca de Brasil.

Guarusugwe, la etnia olvidada

Es la única etnia cruceña que no cuenta con representación política en la Asamblea Departamental. Es la segunda más chica del país.

Yuracaré-moxeño, futuro incierto

La etnia mixta solo salió a la luz hace tres años y tiene 212 habitantes. Está en situación crítica de desaparecer.

  HORA A HORA 

Más hombres que mujeres en todas ellas

Un dato que llama la atención es que en todas las etnias minoritarias del oriente boliviano hay por lo menos el 10% más de hombres    que mujeres en el reporte del Instituto Nacional          de Estadística.

Esconder la identidad por presión

Una de las posibles explicaciones a la baja tasa femenina es que, por presión, las mujeres empleadas como trabajadoras del hogar    oculten su identidad étnica para evitar episodios de     discriminación.

Dirigentes de pueblos muy pequeños

Melva Hurtado es la presidenta de la Cidob afín al Gobierno y pertenece al pueblo moré, una nación indígena de Beni que tiene solo 152 miembros y que en la novena marcha la desconoció mediante carta.

Los urus marchan, pero no existen

Los urus no fueron anotados por el INE. Su población fue dividida en dos grupos, los muratos y los chipayas. Los urus marcharon el año pasado hasta La Paz para reclamar que se reconozca    su existencia.

LA PREGUNTA Y LA COYUNTURA hicieron que los indígenas pierdan su mayoría absoluta

El crecimiento inexplicable de las pequeñas etnias del oriente no detuvo la caída catastrófica de las grandes culturas del país. Los aimaras, quechuas, guaraníes, chiquitanos y moxeños redujeron su identificación en un alto porcentaje y los expertos lo explican de dos formas: la variación de la pregunta y la coyuntura política actual.

Leonardo Tamburini, exdirector del Cejis, explica que la pregunta de identificación étnica de 2001 daba opciones de adscripción étnica, pero la de 2012 no. Tal vez por ello más de 40.000 indígenas no pudieron identificar la etnia a la que pertenecen.

También hay una explicación política. Tamburini recuerda que el censo de 2001 está justo en medio de la ‘guerra del agua’ y la ‘guerra del gas’, dos procesos de profundo empoderamiento indigenista, pero también del surgimiento de la nación camba como un reclamo identitario y político. Eso provocó que regiones culturales (chiquitanos o moxeños) se hubieran confundido como identificación étnica.

Coincide con él José Luis Carvajal, demógrafo y exdirector del INE, que añade que hoy la identificación étnica, debido a la centralidad política que ocupa en la gestión de Morales, es vista como generadora de conflictos por muchos,  y muchos de los censados creen que esto puede ser utilizado políticamente. Otro punto que señala Carvajal es que este porcentaje de 41% indígena corresponde más con la población que pertenece a una etnia y habla un idioma nativo, por lo que cree que se ajusta más a la realidad.