Todo indica que la ofensiva del gobierno de Evo Morales contra ex jefes militares, a los que se acusa de “traidores” por la desactivación de misiles chinos, es un operativo destinado a justificar un salto cualitativo en el armamentismo del régimen cocalero, que se prepara a adquirir gran cantidad de material bélico de Rusia, incluyendo, por supuesto, misiles.Esto último se desprende de las declaraciones del vicepresidente Álvaro García Linera, quien, como confeso promotor del “horizonte comunista”, estará feliz en comprarle armas a la ex Unión Soviética, presidida además por un antiguo jefe de la KGB como Vladimir Putin.“Hay que reponer los misiles”, se dice falazmente.Además, la campaña contra militares en retiro, entre los que se encuentra el senador opositor Marcelo Antezana, buscaría acallar a los críticos de la politización a la que se somete a las Fuerzas Armadas, redefinidas como “socialistas y antiimperialistas” en la nueva doctrina oficial, alineamiento ideológico que rompe de manera evidente el principio de no deliberación.Lo curioso del caso es que no se incluye en el tema a quien ocupaba la primera magistratura durante el episodio de los misiles chinos, el ex presidente Eduardo Rodríguez Veltzé, ahora embajador de la administración evista en los Países Bajos. Todo se inscribe en el marco del giro belicista del Estado Plurinacional, cuyos conductores, contrariando la definición teórica de “pacifista” que la Constitución prevé para el país, se empeñan en hablar de “amenazas internas y externas”.¿Se trata de otra copia del modelo venezolano, en este caso la doctrina de la “guerra asimétrica” instaurada en aquella nación por el extinto Hugo Chávez?¿Y a cuánto ascienden los fondos a gastar en armamentismo, mientras el estado de la educación y la salud es francamente [email protected]