Queremos saber la verdad

Humberto Vacaflor Ganamhumberto-vacaflor1Fernando Henrique Cardozo observó hace poco que en el Brasil de Dilma Rouseff se ha instituido el cargo de “presidente adjunto”, para Lula da Silva.Esa visión ayuda mucho. Habrá que entender que, a raíz del caso Pinto, el “canciller adjunto”, Marco Aurelio García, es quien maneja las relaciones con Bolivia, el que ordenó la flagelación burocrática del embajador Marcel Biato y ahora el proceso contra Eduardo Saboia. La destitución de Antonio Patriota parece un premio al Pilatos.En Bolivia las cosas no son tan ostensibles. El canciller David Choquehuanca es sometido a continuas humillaciones que él soporta aferrado a su peculiar cosmovisión. No es destituido, como le ocurrió a Patriota, sino sistemáticamente pasado por alto. En Bolivia, el gobierno adjunto es alterno, como la corriente; no es continuo.Es el espectáculo brasileño el que impresiona. Resulta difícil entender que un país tan importante, o por lo menos tan grande, esté en semejante desconcierto.Se dice que el tema axial entre los dos países es el gas natural. Y se olvida que las actividades de la economía ilícita son tanto o más grandes que el negocio del gas.Pero ni siquiera eso ayuda a entender de qué se trata realmente todo esto. Cómo es que el gobierno de Brasil, la quinta potencia económica, puede ser sometido a estas humillaciones en sus relaciones con Bolivia.Se está haciendo necesario saber qué tipo de compromisos tienen el MAS y el PT, qué alianzas de sangre, o de negocios, los une de manera tan férrea. Habría que descubrir qué pecados comparten el presidente Evo Morales y el presidente “adjunto” Lula da Silva que les obliga a pasarse por alto todas las instituciones de ambos países.La obsecuencia con que el gobierno de Brasil ha tratado el tema Pinto, obedeciendo a ciegas los humores del presidente Morales, se parece a la determinación caprichosa que muestra el gobierno boliviano en el caso de la carretera del TIPNIS. Este podría ser el hilo que permita identificar los motivos del comportamiento de estos siameses del pecado.Saboia dijo a la red Globo que sacó a Pinto hasta Brasil por dos razones: la salud del senador asilado y, sobre todo, por salvar la honra de su país.Parece que la honra de Brasil es algo que no está entre las prioridades del gobierno alterno de Lula.