En el octavo círculo del infierno

Ademar Traiano

Evo-Morales Desde que el PT llegó al poder el Brasil se convirtió, entre los vecinos latinoamericanos, en una especie de gigante bobo con el que todos hacen lo que quieren.

El mismo Brasil que hace discursos feroces, e inocuos, contra el Primer Mundo, acepta regularmente los líos con sus socios del Tercer Mundo. La lista de fiascos y vejámenes a los que los vecinos someten al Brasil del PT es larga y vergonzosa.



En 2006 el presidente Evo Morales ocupó y tomó las refinerías de Petrobras en Bolivia. El gobierno brasilero no reaccionó. En 2011 Morales “legalizó” 70 mil autos robados en Brasil y contrabandeados para Bolivia. Pagando una módica taza al gobierno boliviano, un auto robado en Brasil se convierte en propiedad legítima de su receptor boliviano.

El Brasil respondió las agresiones financiando, con dinero barato del BNDES (u$s 332 millones) una carretera en Bolivia que se ganó el apellido de “transcocalera” porque servirá, principalmente, para drenar cocaína y hojas de coca para el Brasil.

En 2011 el Brasil aceptó renegociar el Tratado de Itaipú, válido hasta 2023, y triplicar el valor pagado al Paraguay. El costo de la energía de la hidroeléctrica importado por Brasil saltó de u$s 120 millones a u$s 360 millones anuales. Para que ese acuerdo desastroso fuese firmado fue inestimable la contribución de la entonces senadora Gleisi Hoffmann (PT), que defendió al Paraguay en el Senado.

El Brasil triplicó el pago al Paraguay sin exigir nada a cambio. Ni siquiera que entonces el presidente Fernando Lugo moderase las agresiones de los sin tierra paraguayos (los “carperos”) contra los brasiguayos, inmigrantes brasileros que convirtieron al Paraguay en uno de los grandes productores mundiales de soya.

Las relaciones con los argentinos también están marcadas por las concesiones que el Brasil hace y que nunca son suficientes para atender las demandas de los hermanos. El Brasil tolera todos los abusos en los intercambios comerciales con el país vecino. En las relaciones comerciales con Argentina, los argentinos entran siempre ponen la cuerda y el Brasil el cuello.

Pero nada supera los desastrosos negocios armados por Lula con Venezuela. Primero con el caudillo Hugo Chávez, muerto en marzo de 2013, después con el sucesor, Nicolás Maduro. Maduro es un jefe de Estado exquisito. Habla con pajaritos y duerme con difuntos.

A causa de los estímulos dados por Lula, el Brasil aumentó su comercio con Venezuela. Por eso, nuestros empresarios cargan con impagos billonarios. La situación es tan seria que el Brasil tuvo que ir a intentar cobrarle a Venezuela.

El incumplimiento es provocado principalmente por la crisis económica de Venezuela, con su modelo económico neo-cubano que arruinó al país, y que hace al gobierno ejercer fuertes controles sobre la salida de dólares, lo que tiene atrasado el pago de sus importaciones. No se revela el total de lo atrasado, pero es enorme. Este año el Brasil exportó para Venezuela u$s 3,1 billones hasta septiembre.

Las trabas que Venezuela aplica a los empresarios brasileros son grandes, pero nada se compara al “tumbe” de Chávez a Petrobras con la construcción de una refinería de petróleo bolivariana en Pernambuco. La refinería Abreu de Lima es el mayor desastre vinculado al petróleo desde el naufragio del Exxon Valdez en 1989.

Lula y Chávez acordaron la construcción de la refinería en 2005, La obra sería financiada por el Brasil (60%) y Venezuela (40%). Pero ni un centavo de la estatal venezolana de petróleo PDVSA apareció. Iniciada en 2007, fue presupuestada en 4,75 billones de Reales. Debido al atraso y a estudios incompletos, fue haciéndose cada vez más cara. La previsión de costo más reciente alcanza a u$s 20,3 billones, cerca de 41 billones de Reales, casi diez veces la estimación inicial.

Con la inauguración prevista para el 2014, la refinería está con el 62% de la obra ejecutada. Fue proyectada para procesar óleo venezolano y el óleo brasilero del Campo de Marlim, en la Cuenca de Campos, en partes iguales.

Petrobras compró e instaló todos los equipos necesarios para la refinación de petróleo venezolano, con contenido de azufre mucho más alto que el del óleo de Marlim. Con eso encareció la obra y colocó al Brasil en una trampa sin salida. Petrobras se convirtió en rehén de PDVSA.

La estatal brasilera esperó algún tipo de manifestación de Caracas hasta el último día 26, cuando resolvió, sin alternativas, quedarse sola con el problema. Se quedó con la refinería entera. Ahora, para no dejar de usar la mitad de una refinería que va a costar por lo menos u$s 20 billones Petrobras estará obligada a comprar petróleo de Venezuela a precios de mercado, hasta que logre la auto-suficiencia.

Confortablemente acomodado en el octavo círculo del infierno, donde Dante situó a los estafadores y a los rufianes, Hugo Chávez debe estar riéndose a carcajadas de Lula, Dilma y los brasileros.

Blog do Tupan – BemParaná

Traducción: eju!

Link a la nota original en portugués