“Hemos superado la democracia representativa del voto”. Así como lo lee. El vicepresidente Álvaro García Linera hizo esta confesión de autoritarismo durante su discurso de apertura en la sesión de la Asamblea Legislativa, en ocasión de los festejos por el “Día del Estado Plurinacional”.
Según Qananchiri (su alias cuando integraba la banda terrorista del EGTK), su partido ha impulsado en cambio una “democracia comunitaria de la movilización”, verdadero adefesio conceptual con el que procura camuflar las intenciones hegemónicas y totalitarias del régimen que co-dirige.
Algo parecido a la “posdemocracia” que postulaba el teórico neofascista Norberto Ceresole, mentor ideológico de Hugo Chávez en los comienzos de su gobierno.
En realidad, siempre estuvo claro que el vice, quien se alzó en armas en plena democracia -en un grupo que incluso asaltó la Universidad de San Simón en Cochabamba, robando más de medio millón de dólares en salarios que hasta hoy no han sido recuperados-, solo realizó una “conversión sin fe” al sistema republicano, utilizando las libertades de manera táctica para destruir ese sistema desde adentro.
Pero no está de más el sinceramiento vicepresidencial. A confesión de partes relevo de pruebas.
No más feliz fue la extensa intervención del presidente Evo Morales en la Asamblea, quien comenzó destacando que el Senado tenga su “primer presidente aymara”, rótulo con el que se busca hacer presentable a un turbio personaje como Eugenio Rojas, culpable de amenaza de genocidio y apología de la tortura…