El costo de la libertad en Bolivia

Roberto Ortiz Ortiz*

RORTIZ Durante el siglo XX, la manera preferida de los partidos comunistas para establecerse en el poder totalitario y eliminar la posibilidad de una oposición alguna era la revolución violenta, porque permitía pulverizar las instituciones y personas que daban forma a la sociedad. Así fue en Rusia, en China y en todos los países capturados por el comunismo en ese siglo. Al terminar la revolución, la potencial oposición ya estaba muerta.

En el siglo XXI y específicamente en el caso de Bolivia, el gobierno de Evo Morales inserta su sistema de gobierno de una manera mucho más atractiva e inteligente, algo parecida a la manera en que Hugo Chávez y Fidel Castro lo hicieron en sus países.



Morales ha sabido ejercer su poder gradualmente en tres pasos. Primero, ganando las elecciones libremente y consiguiendo –demagógicamente- la confianza de sus votantes. Segundo, con reformas en las leyes para que fuera más difícil desalojarlos del poder, y tercero, con intimidación a cualquier intento de oposición ya sea a líderes de opinión, como también a financiadores de partidos de oposición.

Hoy en día que el gobierno ha logrado sus tres objetivos principales, tiene el camino libre para hacer lo que –el sistema socialista- mejor sabe, coartar libertades individuales.

Si bien todavía parecen imperceptibles, las coerciones a la libertad, ya se encuentran en las calles de Bolivia y los bolivianos tenemos que pasar por ellas todos los días. Por ejemplo, cuando el banco -por un pedido gubernamental- nos obliga a decir de donde proviene nuestro dinero y en que lo vamos a utilizar. Otro ejemplo, es cuando nos obligan a pegar un dispositivo con un chip integrado -el cual no sabemos su verdadera finalidad- a nuestro parabrisas para poder cargar combustible. Por último y entre muchos más, cuando tenemos que cuidarnos de algún posible juicio solo por publicar nuestra opinión, ya sea en periódicos, la internet y en la televisión.

Cada día en nuestro país, se vuelve más normal y cotidiano que el gobierno nos controle, los niños de hoy se crían pensando que está bien vivir en un régimen donde las libertades civiles y económicas, los derechos humanos y la vida en sí sean supervisadas y hasta violadas por las autoridades. Se crían pensando que está prohibido criticar el sistema de gobierno y que “papa estado” es el principal responsable de nuestro bienestar.

¿Llegaremos al punto en que nos veamos obligados a pedir permiso al estado para: viajar, publicar nuestra opinión, cambiar dinero, crear empresas y hasta inscribir a nuestros hijos a la escuela?

*Estudiante de ingeniería comercial