Una historia en dos tiempos

Emilio Martínez*

rouge et noir César Herrera ha elegido el extraño oficio de la palabra, que exige entre otras rarezas la construcción de seres y mundos que con ligereza llamamos imaginarios, pero que suelen producir ecos en la realidad.

Precisamente, esa tensión entre lo ficticio y lo real, o entre esa otra realidad del sueño y la que vivimos en la vigilia, es uno de los ejes de la novela breve o nouvelle que hoy nos ocupa: El día más triste de la soberana más bella, ganadora del I Premio Nacional de Literatura Juvenil convocado por la editorial Alfaguara.



El cruce entre lo onírico y lo cotidiano opera en este texto como una de aquellas “mudas de realidad” de las que habla Vargas Llosa en sus Cartas a un novelista, oscilación que sin duda enriquece a la obra de complejidad estructural.

Junto a este permanente salto entre planos o niveles de realidad hay otro cruce que parece fundamental en la arquitectura de esta novela, y es el ordenamiento de lo narrado en dos tiempos que dialogan entre sí y se reflejan como mutuos espejos.

De esta forma el futuro arroja sus luces y sombras sobre el pasado, y viceversa, planteando un doble tiempo psicológico que desafía la linealidad de nuestra habitual cronología.

Este juego temporal es hilvanado por un narrador desdoblado o ambiguo, que usa la segunda persona del singular para hablarle al mismo tiempo al personaje y al lector, procedimiento que logra la identificación entre ambos.

Tenemos entonces dos niveles de realidad, dos tiempos y dos voces narrativas que configuran esta novela-espejo, laberinto creado por este joven escritor samaipateño que nos habla de la victoria del amor sobre la locura y la muerte.

*Escritor y periodista