Éxito diplomático de Cuba

Manfredo Kempff Suárez

manfredokempff21_thumb “Al César lo que del César…”, se dice desde hace siglos cuando se debe reconocer algo. Y la cumbre de la CELAC se ha traducido en un innegable triunfo diplomático cubano. Esa “OEA sin EE.UU.” que tanto ansiaba Chávez, ha dado su primer fruto en La Habana cuando el despótico régimen castrista pasó la prueba de fuego sin que ninguno de los 30 mandatarios asistentes abriera su boca reclamando democracia y protestando por la permanente violación de los derechos humanos en la Isla. Los que sí resultaron condenados fueron los EE.UU. por el obsoleto e impopular bloqueo a Cuba, que a estas alturas ya resulta una extravagancia. Esta CELAC se me ocurre como el destape de una fiesta de bachilleres cuando el incómodo profesor se ha ido a dormir agotado y hay piedra libre para todos.

Piñera, Peña Nieto y Santos, parecían invitados vergonzantes en el foro donde estaban reunidos tantos personajes del populismo en boga o quienes habían galopado largamente en la grupa del potro rojo abrazados de Fidel Castro. Santos tenía, cuando menos, una razón muy importante para asistir, y era contribuir a ablandar las negociaciones de paz que su gobierno lleva adelante con las FARC. Los otros presidentes dejaron a la vera del camino, sin mirarlos siquiera, a los disidentes políticos, los únicos demócratas en Cuba, que seguramente esperaban una voz de aliento, ya que en la declaración final se definía a América Latina y el Caribe como “zona de paz”.



Fue interesante para Raúl Castro obtener el consenso de la UE para abrir negociaciones que culminen con un acuerdo bilateral con Cuba. Sería un paso extraordinario para comerciar con un bloque económico poderoso y dejar de lado su romance con el ALBA, que, luego de la muerte de Chávez, puede resultar una novia fea y pobre. Además, Cuba aprovechó la presencia de Rousseff para afianzar millonarias inversiones brasileñas en infraestructura portuaria y otras que puede obtener de México, competidor de Brasil en la zona.

No sabemos cuánto tiempo de vida tenga esta “OEA sin EE.UU”, pero si quiere perdurar no debe hacer la vista gorda ante las autocracias ni ante los populistas que se están preparando para perdurar en el poder y que son los mentores del grupo. Sin Chávez, las voces de Correa, Ortega, y de S.E. no se han dejado oír. S.E., para variar, defendió la despenalización de la coca (derrotada por la marihuana) y como algo original propuso que todos los miembros de la CELAC espíen, como represalia, a EE.UU.