JUICIO. ACUSADOS POR EL CASO TERRORISMO PIDEN LA ANULACIÓN DEL PROCESO. El exfiscal acusado de extorsión ingresó a Brasil por Assis, según una fuente oficial brasileña. Tiene refugio por seis meses. La oposición pide que lo extraditen y los refugiados por el caso terrorismo ahora lo consideran un testigo clave para defenderse y regresar al país. Molestia oficial. El presidente Evo Morales tildó al exfiscal de delincuente confeso. “El que nada debe nada teme”, dijo Abogado conocido. Soza será defendido en Brasil por Fernando Tibúrcio, jurista brasileño que representa al senador Róger Pinto.
Exfiscal llegó a Brasil por Perú y ya tiene refugio por seis meses
MORALES LO LLAMA CORRUPTO Y DELINCUENTE CONFESO.
Migración no sabe por dónde salió el exfiscal. Una fuente oficial brasileña confirmó el ingreso por Assis, procedente de la región amazónica de Perú, cerca de Bolpebra. La oposición pide su extradición. Lo defenderá el mismo abogado de Róger Pinto
Marcelo Soza debió presentarse ayer a declarar por la investigación por supuesta extorsión. En lugar de estar en Santa Cruz de la Sierra, se confirmó su presencia en Brasilia. Foto: Archivo
PABLO ORTIZ, EL DEBER
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Marcelo Soza utilizó la misma fórmula de los que él persiguió para salir del país y buscar refugio en Brasil. El exfiscal del caso terrorismo salió de Bolivia sin utilizar ninguno de los 21 puntos fronterizos y se mantuvo y sólo hizo oficial su pedido de refugio político cuando se sintió arropado en Brasilia, a cientos de kilómetros de la frontera con Bolivia.
Una fuente oficial brasileña confirmó que Soza ingresó a Brasil por Assis, procedente de la ciudad peruana de Iñapari. Antes había estado en Iberia y Puerto Maldonado. Se presume que salió de La Paz por la región del lago Titicaca y de ahí, en Puno o en Juliaca, tomó la carretera denominada bioceánica sur, una ruta asfaltada que recorre Perú hasta llegar a la frontera con Brasil, cerca de Bolpebra. También pudo haber llegado por avioneta hasta Iñapari, ya que cuenta con un aeropuerto. La fuente brasileña, que pidió anonimato, señala que Soza estuvo en Brasileia, ciudad ‘gemela’ de Cobija, separada sólo por el río Acre.
El consultado maneja la hipótesis de que un funcionario estatal boliviano, afincado en Cobija, lo acompañó hasta este punto. También se especuló que tres refugiados lo recogieron en Brasileia y luego lo condujeron por tierra hasta Río Branco. La fuente oficial Brasileia fue tácita: los refugiados de Acre (la mayoría procesados por la matanza de Porvenir) no hacen ese tipo de cosas. Desde Río Branco, Soza abordó un avión que lo depositó en Brasilia. Allí pidió refugio y le fue concedido por seis meses, mientras la Comisión Nacional de Refugiados estudia su caso.
Sin registros
Ayer por la mañana, la embajada de Brasil en La Paz confirmó que Soza tiene estatus de refugiado y desató las reacciones del Gobierno.
En una conferencia de prensa, el presidente Evo Morales se refirió al que fuera el fiscal más poderoso de su gestión:
"Qué puedo entender sobre Marcelo Soza, es un corrupto o delincuente confeso, pero está en manos de la justicia, si alguien no tiene nada, debe defenderse y no escaparse. Cualquiera que se escapa de Bolivia, de la justicia, ya es un delincuente confeso”, señaló, de manera escueta.
Más tarde, el jefe nacional de Inspectoría y Arraigo de la Dirección General de Migración, Waldo Bernal, explicó que Soza no utilizó su pasaporte para salir del país. Al menos, no figura en los 18 puertos de salida terrestres, ni en los tres puestos de control aeroportuarios que tiene la Dirección de Migración.
Además, puso en duda que Soza haya utilizado un pasaporte falso para solicitar el asilo en Brasil. Según Bernal, el pasaporte de Soza tiene la numeración 3980255 y el presentado por Soza en Brasilia lleva un cero más, es decir el 39800255. No especuló sobra la posibilidad de que se tratase de un error de registro del funcionario de la Policía Federal de Brasil que tramitó el pedido de refugio de Soza.
La otra vereda
La Asamblea Legislativa también tuvo algo que decir sobre la salida del exfiscal Marcelo Soza. Mientras que el presidente de la Cámara Baja, Marcelo Elío, asegura que el jurista potosino se fue por otros delitos y ahora denuncia falsificación de pruebas y presiones en la tramitación del caso terrorismo para crear una cortina de humo, la senadora Centa Rek anunció que creará una comisión de oposición para pedir la extradición de Soza.
Señaló que pedirá audiencia ante el Consejo Nacional de Refugiados de Brasil y ante la Cámara Alta del vecino país para tratar de convencerlos de que expulsen a Soza para que sea juzgado en Bolivia.
Misterios y beneficios
Lo que aún no queda claro es cuándo Soza abandonó Bolivia. Según explican otros bolivianos que tienen condición de refugiados en el vecino país, Soza ha tenido que presentarse por primera vez a la Policía Federal el lunes 10, ya que una vez solicitado el refugio, las autoridades de la Policía Federal entregan al solicitante unas hojas membretadas para que, a mano, escriba los motivos que lo impulsan a solicitar la protección del Estado brasileño. Ese proceso demora al menos un día.
Según explica Fernando Tibúrcio, abogado que representará a Soza en Brasil y jurista que lleva el caso del senador Róger Pinto, no hay datos de cuándo ingresó Soza a Brasil. Tibúrcio aún no se ha reunido con su nuevo defendido y señala que la mañana del martes recibió una llamada de un colega boliviano que le consultó si estaba dispuesto a representar a Soza en su país. Él aceptó prestar asesoramiento legal.
Tibúrcio explica que Soza no necesitaba el acompañamiento de un abogado para tramitar el refugio provisional por seis meses, que ese beneficio se lo otorgan al que así lo solicita en la Policía Federal y que se mantendrá en esa condición mientras el Conare revisa su caso. Para presentar su solicitud, ahí sí requiere el asesoramiento de un letrado.
El trámite puede demorar hasta tres años, pero Soza deberá renovar su refugio provisional cada seis meses. Tiburcio señala que se trata de un trámite burocrático que no implica ninguna valoración de parte de las autoridades brasileñas.
Según uno de los refugiados en Brasil, la condición de refugiado otorga al beneficiario un seguro médico gratuito, el permiso para trabajar en el país sede del Mundial de Fútbol 2014 y la seguridad de que no será deportado del país mientras se tramite su asilo. Incluso si Brasil se negara a refugiarlo, Marcelo Soza podrá ser trasladado a un tercer Estado, pero no sería enviado de vuelta a Bolivia .
Los que ayer escaparon de él lo cuidarán como su testigo clave
Raro destino escogió Marcelo Soza para solicitar refugio político. En el coloso sudamericano se encuentran al menos cinco personas que tuvieron que dejar el país cuando él comenzó con las investigaciones sobre caso terrorismo, el 15 de abril de 2009. Allí podrá encontrarse con Branko Marinkovic, expresidente del Comité pro Santa Cruz; con Lorgio Balcázar, exgerente del Comité pro Santa Cruz; con David Sejas, exdirigente de la Unión Juvenil Cruceñista; con Luis Tapia Pachi, exjuez que debió conocer el caso terrorismo y que tuvo que salir del país acusado de prevaricato al no declinar competencia sobre este proceso. También podrá verse con Alejandro Brown, exasesor jurídico de la Unión Juvenil Cruceñista que ayer se encontraba buscando pasajes para llegar hasta Brasilia para entrevistarse con Marcelo Soza. “Ahora nosotros nos encargaremos de cuidarlo, no podemos permitir que ni se resfríe, porque se debe convertir en nuestro testigo para terminar con el caso terrorismo”, explicó Brown en un contacto telefónico.
Brown señala que hay al menos una persona más, de las ya citadas, refugiada en Brasil que salió de Bolivia perseguida por Soza y que otros dos obtuvieron refugio perseguidos por el llamado caso terrorismo II, que se encarga de investigar a los financiadores del supuesto grupo terrorista que investigó el fiscal.
Más grietas con Brasil
Según reporta la agencia Efe, la confirmación de que Soza ha pedido refugio en Brasil abrió una nueva grieta en las relaciones entre los Gobiernos de Evo Morales y Dilma Rousseff, ya deterioradas por la fuga del senador opositor Roger Pinto.
"Es otra tuerca que se afloja en una relación que no está bien", dijo una fuente diplomática en Brasilia.
Aunque Rousseff y Morales dieron por superado el conflicto en una reunión que tuvieron paralela a una cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), fuentes diplomáticas dijeron a Efe que La Paz aún espera que "le devuelvan a Pinto, y ahora también que le devuelvan a Soza".
"Sin duda, esto resentirá más la relación", dijo a Efe una fuente diplomática, que recordó que Morales y el ecuatoriano Rafael Correa son los únicos presidentes suramericanos a los que Rousseff no ha visitado ni recibido desde que asumió el poder, en enero de 2011.
La misma fuente mencionó que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) acordó en noviembre en La Paz, a instancias de Bolivia, una declaración según la cual los países miembros evitarán convertirse en "refugio para personas procesadas o sancionadas por corrupción".
A esto se suman las posibles reacciones de Irlanda y Hungría, que esperan conocer la verdad del caso, por la muerte de sus ciudadanos Eduardo Rózsa Flores, Martin Dwyer y Arpad Magyarosi en el operativo del 15 de abril de 2009 en el hotel Las Américas. Allí comenzó el caso terrorismo y allí Soza comenzó el camino que hoy lo tiene como refugiado en Brasil.
OPINIÓN
La herencia política de una huida
Pablo Javier Deheza – Analista Político
La salida del país del exfiscal Marcelo Soza, su solicitud de asilo en Brasil y el manifiesto emitido por esta exautoridad gravitan de manera relevante en dos campos: lo jurídico y lo político. En cuanto al primero, queda en evidencia incontrastable la injerencia que se dio desde el poder político en la justicia del país.
Esta afectación al sistema jurídico, desde las más altas esferas de decisión, va quedando cada vez más luz en torno a la supuesta red de extorsión. Bolivia necesita de manera pronta y saludable un cambio en la situación; algo que necesariamente requiere una modificación sustancial en cuanto a la lógica y objetivos del poder político respecto a la justicia boliviana. En lo referido al campo político, es un hecho que en el clima electoral actual este tema se politizará.
Es de prever que el oficialismo descalifique a Marcelo Soza -el propio presidente ya se refirió a él como corrupto y delincuente confeso- y cierre filas en torno a sí para no emitir ninguna señal ni de debilidad interna ni de credibilidad hacia lo apuntado por el exfiscal en su manifiesto.
También puede jugar, administrando tiempos, la carta de generar otro suceso hacia el cual procurar desplazar la atención de la opinión pública. Lo más probable es que juegue con estos elementos y apueste al desgaste del asunto. En la vereda de las oposiciones, quien mejores condiciones muestra para capitalizar lo ocurrido a su favor, es Juan del Granado.
Él es un hombre de derecho y tiene en su haber el caso en contra del exdictador Luis García Meza. No ocurre lo mismo con los otros dos liderazgos visibles: Samuel Doria Medina, quien viene de la economía y Rubén Costas, de la actividad agropecuaria. No dominan ni les resulta tan natural el ámbito en el que está jugando este caso. A la vez, si Juan del Granado se maneja con tino político, esto puede convertirse en una oportunidad para reposicionarse en Santa Cruz.