James C. Davies y el pueblo cubano

Ismael Schabib Montero*

SCHABIB2 James C. Davies es un sociólogo americano nacido en 1918, profesor emérito de la Universidad de Oregón, EE.UU. Afirma que para que un pueblo se alce en armas o haga una revolución debe tener capacidad logística, tener medios económicos. También sostiene que es improbable que se revele cuando se encuentra en la más miserable de las situaciones “Lejos de convertir al pueblo en revolucionario el soportar la miseria contribuye a que uno se interese únicamente por sí mismo o sólo por la familia”.

Uno de los argumentos de Castro para justificar la revolución cubana, fue devolverle a su país la dignidad, en vista que se había convertido en un lugar de “diversión de los extranjeros”. Lo cierto es que Cuba era un país próspero en base al turismo y es posible que por falta de control se hubiesen generado algunas cosas desagradables, como la prostitución. Ahora que existe un súper control ¿no la practican?



Si nos acogemos al pensamiento de Davies, tendríamos que reconocer que la Revolución cubana liderada por Fidel Castro fue posible gracias al buen nivel económico que tenía la isla hasta antes de este hecho, gracias a su imponente y moderna infraestructura hotelera y la belleza natural. Si así fue, calza perfectamente en la teoría de Davies conocida como la “Curva J”.

Pero también satisface su teoría en el sentido que las personas si están soportando una miseria absoluta lejos de revelarse, estarán empeñadas en sobrevivir el día a día, sin capacidad de reacción, porque no tienen logística, como ocurre ahora.

Personas procedentes de Cuba comentan que mucha gente en el diario vivir tiene como actividad ocultar de los controles un poco de alimento que logró sustraer de algún centro de producción para poder disfrutarlo en familia. Esta gente nunca tuvo, después de la revolución, un auge económico, sino la pobreza en que la sumergió; entonces no tiene capacidad para revelarse en busca del bienestar anterior que no conoce.

La teoría de este profesor explicaría porque la población cubana aguanta con una “desesperación silenciosa” una dictadura que gobierna más de medio siglo, y es posible también que los dictadores coincidan con Davies, lo sepan, y encuentran conveniente mantener a su pueblo en ese estado de miseria para continuar en el poder indefinidamente.

Si así fuese sería muy cruel; el pueblo cubano vive encapsulado; alejado de todo contacto con el exterior, bajo el influjo de una eficiente propaganda y un gran sistema represivo. Según comentan los que han visitado la isla, ahora hay tanta prostitución como antes de la revolución, pero más pobreza; pareciera que el tiempo se detuvo, se congeló, como el mayor logro de los dictadores. Los cubanos deambulan como zombis por las calles de la Habana. ¿Usted se imagina cómo hubiese estado hoy Cuba sin esa dictadura socialista y parasitaria en el poder? Quizá con los mayores índices de desarrollo y progreso en Latino América. Tal vez gozando de la mejor calidad de vida de la región.

*Vicealmirante de la República de Bolivia