Muñoz vuelve a las andadas

Marcelo Ostria Trigo

OSTRIA TRIGO Algunos pensaron que con la reelección de Michele Bachelet mejoraría el ambiente entre Bolivia y Chile, que permanentemente fue –y es– enturbiado por declaraciones destempladas de personajes de ambos países. Ciertamente se llevaron un chasco, pues el nuevo canciller chileno, Heraldo Muñoz, volvió a las andadas.

Luego de titubeos, como aquello de que la memoria de Bolivia presentada en la Corte de La Haya es “seria”, decide desvirtuarla, afirmando que el proceso iniciado por Bolivia será “oneroso” e “inconducente”. Y lo menos serio: consultado si había alguna puerta abierta para la aspiración marítima ‘paceña’ respondió: “Está cerrada para siempre, ese ha sido el planteamiento de Chile”. Y añadió: “La posición de Chile es hoy, y ha sido así por mucho tiempo –no se atrevió a mentir, como su predecesor, que decía que nunca Chile se avino a cedernos un territorio con soberanía– que Bolivia no tiene derechos”, y que “una demanda como se ha planteado (…) ciertamente va a ser improductiva porque no va a llegar al objetivo que ellos pretenden”.



Habrá que recordar que Muñoz, como vicecanciller de Chile, en 2001 entró en competencia con su ministra, Soledad Alvear, para probar quién era más agresivo y renuente a satisfacer lo que ellos llaman la ‘aspiración’ boliviana. En efecto, no se olvida la estridente y encendida declaración de Muñoz contra Bolivia en la asamblea de la OEA de 2001 en Costa Rica. Esto ya es historia. Lo que ahora resulta incomprensible es que pretenda definir el resultado de un caso judicial que no está en sus manos resolver, como bien lo dijo el ex presidente Eduardo Rodríguez Veltzé. Y lo peor: con declaraciones que solo ensucian el ambiente se pretendería evitar que los dos países tengan buena vecindad, pues siempre serán limítrofes y destinados a vivir lado a lado. Qué lejos está este empeñoso canciller de un esclarecido diplomático chileno que en 2004 afirmó: “No nos echemos tierra a los ojos, no incurramos en la simpleza, la ilusión de creer que Bolivia a la larga se olvidará del litoral perdido. El país del altiplano continuará clamando por el mar. No es capricho suyo, es una cuestión de identidad de patria, inolvidable, inexorable, inmodificable” (embajador Oscar Pinochet de la Barra).

El Deber – Santa Cruz