Nuevo Superestado minero

Humberto Vacaflor

VACAFLOR OK En medio de la maraña de informaciones, de anuncios y contra-anuncios, de bloqueos y contrabloqueos, vamos a la clave para entender el embrollo minero creado por el gobierno:

Había dos proyectos de ley minera:



1) el elaborado por el PC y el PCML, que controlan Comibol y la FSTMB, respaldado por el stalinista vicepresidente,

2) el elaborado por los cooperativistas, redactado por un ejecutivo de la minería privada.

Cuando el presidente Evo Morales ordenó a los diputados que aprueben la ley, el proyecto que se les remitió desde la vicepresidencia fue el estatista y anti-empresa privada.

Ese proyecto, en su artículo 151, prohíbe a las cooperativas compartir sus privilegios con empresas privadas.

Con esta práctica, los dueños de las cooperativas, unos potentados, hacían muy buenos negocios. A través de ellos, las empresas privadas asociadas sólo pagan 1% de impuestos y 0% de arrendamiento.

• ¿Qué impuestos pagaba el anterior Superestado Minero?

Por derechos de exportación, los barones del estaño pagaron a partir de 1900: 4,9%, desde 1920: 7,7%, y desde 1940: 5,8%, mientras que por utilidades pagaron 1,7% al principio pero desde 1937 bajaron a 0,2%, según datos del Ing. Jorge Espinoza Morales, en su libro “Minería boliviana, su realidad”.

Es decir que el nuevo superestado minero paga menos impuestos que el anterior, el de los barones que fueron expulsados en 1952.

• Otra ventaja que tienen las cooperativas es que no pagan arrendamiento de los yacimientos de propiedad de Comibol que explotan. Esa ventaja también es motivo de transferencia, muy conveniente, a las empresas privadas asociadas.

• El vacío legal de ocho años, mientras el MAS elaboraba la ley con mucha calma y muchas diferencias, hizo que todos buscaran soluciones. La minería no se detiene. El año pasado, Perú recibió US$ 7.000 millones en inversiones extranjeras en minería.

Para las pocas empresas privadas, nacionales y extranjeras, que llegaron a estos asombrosos acuerdos con las cooperativas, no habían otras opciones.

Si no se asociaban con las cooperativas, no podían contar con ninguna seguridad para operar. Podían ser asaltadas sus explotaciones, ya sea por ayllus o por otras cooperativas, algunas asociadas con Comibol, como ocurrió en Colquiri.

Las cooperativas abren una ventana, una chimenea o una rendija subrepticia, por lo menos, a las operaciones seguras de las empresas privadas.

• Como el anterior, el actual superestado minero tiene fuertes nexos con la política, sobre todo en tiempos electorales.

El Diario – La Paz