Mario Vargas Llosa llegó esta tarde al aeropuerto de Maiquetía, Venezuela, donde las fuerzas de seguridad sometieron su equipaje a una minuciosa revisión, “librito por librito”, según manifestaron miembros de su comitiva.
El despliegue es un síntoma del tipo de paranoia policíaca dominante en el régimen chavista, que en los últimos meses ha enviado a la cárcel a 2.285 personas, la mayoría universitarios detenidos por protestar contra el calamitoso estado de cosas bajo el socialismo del siglo XXI.
Al menos, esta vez no se ha repetido la retención de dos horas en el aeropuerto del 2009, cuando Hugo Chávez dijo que Vargas Llosa llegaba a Venezuela para “ofender y provocar”.
En esta ocasión, el escritor arriba a Caracas para participar en un encuentro felizmente denominado “América Latina: La libertad es el futuro”. Felizmente, decimos, porque de eso se trata precisamente la discusión fundamental entre republicanos y neo-autoritarios: a quién pertenece el porvenir de nuestro continente.
La profunda descomposición del chavismo preanuncia el ocaso del modelo estatista/populista y da una respuesta bastante clara a la disyuntiva.
La presencia de Vargas Llosa en la capital venezolana es un inequívoco gesto de valentía, ya que llega a un país que, como él mismo dice, “ha dejado de ser una democracia”. Esperemos que sirva para infundirles nuevos bríos a la resistencia democrática y muy en particular a los jóvenes venezolanos, en su lucha pacífica por el restablecimiento de las libertades…